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VÍA GALAYOS – EL TOROZO

Aunque en febrero sería más normal acercarse a Gredos un fin de semana para hacer alguna ruta de nieve y hielo, o darse un paseo con los esquís, para este sábado la predicción en toda la península es casi primaveral. Hay que reconocer que el excelente servicio que ofrece Agencia Estatal de Meteorología, rara vez falla de un día para otro así que aprovechamos para ir a escalar al Torozo, en el Puerto del Pico, donde encontramos vías de escalada clásica de hasta 300 metros.

El Torozo

A las siete de la mañana del sábado 9 de febrero de 2008 salimos de Madrid Fernando Blas, Nacho Morales y Pablo Parrón con idea de hacer la vía Galayos. Doscientos ochenta metros que se reparten en seis largos con una dificultad máxima de 6a, aunque el paso clave se puede dar en artificial. Realmente queríamos habernos acercado al Almanzor para quitarle el óxido acumulado a los crampones y los piolets pero el estado de la escasa nieve que hay en todo el Sistema Central aconseja cambiar de actividad. Lamentablemente tenemos que recordar otra vez la innegable realidad del cambio climático que está cambiando nuestro planeta y nuestras vidas.

A las nueve estamos en el Puerto del Pico, donde dejamos el coche. Hace un frío de narices pero en cuanto empezamos a andar y el sol empieza a iluminar el granito de la cara sureste del Torozo queda claro que el pronóstico del tiempo se cumplirá a rajatabla y enseguida tenemos que quitarnos algo de ropa. Desde el aparcamiento del puerto sale un camino que sube hasta un pequeño refugio cerrado con llave. Al lado del refugio cuatro paredes pueden servir para vivaquear. Desde este punto cambiamos de dirección ya enfilando hacia la Albujea y el Torozo. Un caminito baja hasta un riachuelo que atravesamos y, tras una corta pendiente nos acerca a la Albujea. Siguiendo los hitos, por camino poco marcado pero siempre evidente a media ladera, dejamos atrás las imponentes placas de granito de la Albujea y enseguida estamos ante las aún más imponentes paredes del Torozo. Aquí conviene dejar las mochilas para luego recogerlas a la bajada porque el descenso se realiza por la ruta normal y nos lleva aproximadamente hacia esta zona. Hasta el comienzo de la Galayos tenemos que seguir a media ladera hasta el final de la pared donde un espolón característico facilita la localización del inicio de la vía. Tardamos una hora desde el aparcamiento.

Nos colocamos los bártulos y comenzamos el primer largo (IV+). De entre las diversas posibilidades que presenta optamos por ir por un encajonamiento estrecho que se protege con friends grandes. La canal sigue hasta un bloque empotrado que tiene buen agarre por detrás y mejor por el lado izquierdo. Superado el bloque, unos metros más arriba se monta reunión. Vamos con cuerdas de 60 y no las agotamos por pocos metros.
 
El primer largo, sencillo para ir calentando

El segundo largo (V), 50 m., sigue por la canal unos metros hasta un gran bloque empotrado que nos obliga a abandonarla por la derecha (V). A partir de aquí el largo continúa por terreno fácil (III) hacia la izquierda hasta la gran repisa. Fernando monta reunión con una cinta en un bloque. A la derecha tenemos un escape que tras un corto destrepe delicado (III+) nos permitiría abandonar la vía, pero lo interesante empieza ahora. Mucho musgo seco en los dos primeros largos.
 
Asegurando en la reunión mientras
el compañero comienza el segundo largo

Tercer largo (V+)
, 40 m. Enfrente tenemos varias fisuras que enseguida se ponen verticales. Subimos por las de más a la derecha, porque son las que admiten mejor protección, y tras unos diez metros veo un viejo clavo. Es una alegría porque parece que vamos por el buen camino. Además el clavo está muy bien colocado porque también nos indica que hay que ir un poco hacia la izquierda para coger un diedro vertical que hay que proteger hasta una repisa con dos buenos cáncamos para montar reunión. Los cáncamos se ven perfectamente desde abajo.


La reunión es incómoda para tres y Fernando comienza rápido el cuarto largo (6a+/A1+), 30 m. Empieza recto por una extraña y corta chimenea que se cierra y da paso a una pequeña repisa. A la derecha, una bavaresa de dedos nos hace sudar. Se puede superar en artificial y se protege con friends pequeños. Por terreno más sencillo, pero mantenido, se llega a otra reunión (dos cáncamos). Según la reseña que llevamos esta reunión intermedia es opcional pero el largo se puede estirar otros 30 metros. En teoría sigue el paso clave de la vía pero Fernando ya ha tenido bastante con la bavaresa y decide montar reunión. ¡Mierda!, no tengo ganas de marcha y  me va a tocar sudar. Más tarde una pareja que escalaba a nuestra izquierda nos dice que la bavaresa corresponde al cuarto largo de la vía Luisa la Garrona, y sale 6a+ (“un divertido 6a+”, según dice literalmente la chica). No sabemos por donde irá el largo correcto pero en todo caso sale V+, bastante vertical.
 
Saliendo de la reunión, justo antes de lo más duro de la Galayos

El quinto largo (6a/A1), 30 m., es un poco más fácil que el tramo anterior pero ¡leñe!, esto no es el Vellón y me basta mirar para abajo para disipar toda duda de que me voy a agarrar a todo lo que pille… Nada más salir de la reunión se alcanza un clavo, al que me agarro con una cinta express. Unos tres metros a la izquierda otro clavo y encima un gran puente de roca al que pasamos una cinta larga con un nudo de alondra que sirve como seguro y también como pedaleta para superar el desplome y llegar a un diedro, en el que encontraremos tres clavos, que al final se ciega y nos deja en una hermosa repisa con tres cáncamos.
 
Superando el desplome del quinto largo

Una chapa por encima de la reunión, en un paso desplomado, indica el camino de otra vía, pero el sexto largo de la Galayos (V+), 50 m., sale hacia la izquierda por placa con buena adherencia hasta un clavo en el que suele haber un cordino que facilita su localización desde la reunión. Desde el clavo, por bloques y lajas, y dificultad ya decreciente, se llega hasta la última reunión (dos cáncamos).


Aún faltan unos 60 metros de ascensión, ya desencordados, entre bloques (III-II) hasta la cumbre. El paisaje alucinante. Nieve en los precipicios de la cara Norte y en frente la cumbre Norte del Torozo y granito para aburrir. La Sierra de Gredos con un suave manto de nieve, los pueblos del valle y…, bueno hay que bajar que son casi las tres de la tarde.
 
En la cima del Torozo

El descenso se hace destrepando por la cara Norte y luego andando por la canal que nos acerca a las mochilas, si a la ida las hemos dejado al llegar a las primeras paredes del Torozo. Nosotros no tuvimos esa precaución y rapelamos la vía hasta la gran repisa, desde la que se puede destrepar hasta el comienzo punto del comienzo de la escalada, aunque en este caso hay que asegurarse de que nadie por debajo está haciendo ninguna ruta.


Destrepando desde la cima (izquierda) hasta alcanzar los rápeles (derecha)

Datos prácticos:

¿Cómo llegar al Torozo?

Desde Madrid hay que coger la Nacional V hasta el desvío a la N502, hacia Arenas de San Pedro. Hay que llegar al pueblo de San Esteban del Valle y el Puerto del Pico. Desde aquí necesitaremos aproximadamente una hora para llegar a pie de vía.

Dificultad: IV+, V, V+, 6a+/A1+, 6a/A1, V+.

Longitud: Unos 280 metros.

Material: Un juego de friends, otro de fisureros, quince cintas (mejor largas). Casco.

Más información:

- Desnivel nº 209, La clásica – Vía Galayos. Pág. 84.
- Desnivel nº 143, Torozo y Albujea – Guía práctica. Págs. 48-50.
- Escaladas en el sureste de la Sierra de Gredos. Riscos de Villarejo, Galayos y Torozo, de Gabriel Martín, editado por Desnivel. Págs. 174-175.

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