En noviembre de
2013, Juanjo Zorrilla y compañía,
abren una interesante vía en el Risco
del Fraile (también conocido como Cancho
de la Ladera); interesante porque se trata de una cresta, escalada poco
habitual en la zona centro. La llaman La
Integral de Chamberí; no excesivamente larga, exige la intuición propia de
este tipo de trepadas por lo que no es aconsejable para iniciación, pese al
grado asequible. Si sumamos las escasas repeticiones de la ruta y, en
consecuencia, el poco sobado granito por el que discurre, unido a su ya de por
sí arenosa textura, tenemos al alcance una aventurilla cerca de casa en la que
medirnos para otros proyectos de mayor envergadura.
La aproximación
ya comienza picantona y aunque es corta, como siempre en La Cabrera, es empinada y por camino poco claro. Mejor con pantalón
largo para no acabar con las piernas fustigadas más de la cuenta… Desde el Convento de San Antonio sale el caminito
que nos lleva a la parte más baja del Risco
del Fraile, en la que encontraremos un llamativo arco de roca de tamaño
medio con un buen mojón de piedras en su base para señalar el comienzo de la
escalada.
Llegando al Risco del Fraile |
Los largos se
pueden hacer al gusto, montando las reuniones normalmente en lazos dejados por
los aperturistas sobre las encinas o enebros que van apareciendo en nuestro
camino, y aprovechando alguna reunión de las vías que surcan la cara oeste
(izquierda según ascendemos). Los largos que reseñamos no coinciden
necesariamente con los de los aperturistas pero en todo caso siguen sus pasos y
pueden ser otra opción en función de la longitud de nuestras cuerdas y del
rozamiento que estemos dispuestos a tolerar en pos de mayor velocidad sin
negligir la seguridad.
Hito bajo el arco de roca que marca el comienzo de la integral |
El primer largo (V) comienza superando un
sistema de placas fáciles (III-IV) en las que no obstante no podemos
despistarnos ni un paso si no queremos que el granito arenoso nos dé una
sorpresa poco amable, hasta un par de spits en los que podemos montar reunión,
o mejor chapar con una cinta larga y continuar por un resalte más vertical
cortado por una fisura en la que proteger con friends medianos-grandes. Por
encima del resalte llegamos con facilidad a un enebro laceado en el que
montamos la reunión (unos 45 metros).
Placas sencillas al comienzo, poco fiables por la calidad del granito |
Un bloque laceado
empotrado, visible desde la reunión, marca el recorrido del segundo largo (V+). Avanzamos hacia él
superando una estrecha chimenea con algún paso delicado, sobre todo por el
inestable granito, para salir a una especie de lomito que nos lleva con otro
pasito delicado hasta un clavo con un cordino morado. Lo que queda es fácil
hasta una encina laceada para montar la reunión (unos 45 metros).
El segundo largo da carácter a la escalada |
Por encima del lomito encontramos un clavo |
El tercer largo (II) es fácil y se hace
casi caminando, eso sí con la debida precaución. La tendencia general es hacia
la izquierda donde atravesaremos varias hueveras grandes excavadas en el
granito por la acción de la erosión, muy vistosas, para a continuación
descender unos metros y avanzar por placa horizontal hasta llegar a una reunión
(dos cáncamos), perteneciente a las vías que suben por la izquierda, y que
aprovechamos para nuestro recorrido pues está en el lugar idóneo para continuar
la Integral de Chamberí (unos 30
metros).
En la reunión con cáncamos del tercer largo |
El cuarto largo (V) es junto con el segundo el más interesante de la vía (aunque para gustos ya se sabe…). Desde la reunión se ve una gran laja tumbada que forma un arco de roca. Nos dirigimos hacia ella pudiendo superarla por debajo y a la izquierda, pues de otro modo es difícil proteger, o mejor superándola por encima y a la derecha (menos expuesto y con bonitos pasos, IV+). Superada la laja nos encontramos una placa corta y traicionera (IV), como todo el recorrido por la calidad del granito y las aún escasas repeticiones, que va directa a un grupito de encinas donde puede montarse la reunión. Nosotros seguimos sin parar, atacando un resalte inmediatamente posterior a las encinas protegido con un clavo (IV+) y luego un puente de roca, antes de una travesía por una repisa no excesivamente difícil al principio pero que al final se estrecha y obliga a pegarnos a la pared y agarrar dos hueveras que parecen talladas (V). Sin estas pequeñas hueveras la cosa sería bastante más delicada pero así se pasa sin problemas. Detrás encontramos unos arbolitos en los que montar la reunión. A partir de este punto seguir el recorrido es complicado y hay que agudizar el instinto. En caso de duda normalmente es mejor ir por la izquierda.
Superando el arco de roca |
La plaquita que hay por encima del arco de roca |
Travesía delicada llegando a la reunión |
El quinto largo (IV) tiene su gracia para buscar el mejor camino evitando pasos expuestos por el granito arenoso y la dificultad de colocar buenos seguros en su primera mitad. La segunda parte se hace andando hasta donde nos alcance la cuerda y montamos reunión para afrontar los últimos metros de la cresta.
Buscando el mejor camino en el quinto largo |
El sexto largo (V) supera unas fisuras de buen tamaño que podemos proteger sin problemas para ir girando hacia la izquierda en los últimos metros en busca de una reunión (parabolts con argollas) de las vías de la cara oeste. Buen patio a nuestra izquierda hasta unos metros después de la reunión que conviene hacer encordados hasta verlo claro.
Vista hacia atrás nada más superar los parabolts de la última reunión. Ya sólo queda un sencillo destrepe |
Los últimos metros (III) los hacemos
desencordados para ir descendiendo
entre bloques buscando el terreno más sencillo hasta el vivac que hay en la
cara norte del Risco del Fraile.
Desde aquí sólo queda buscar el mejor camino para volver a las mochilas,
probablemente jabalineando como podamos para dar por concluida una saludable
aventura difícilmente imaginable tan cerquita de Madrid.
Ultimos metros de la cresta |
Vivac en la cara norte del Risco del Fraile, a la salida de la cresta
|
Actividad
realizada por Beatriz Peña, Luis Martínez y Pablo Parrón, el 26 de septiembre
de 2015.
Datos prácticos:
Acceso: desde el pueblo de La Cabrera, a 60 kilómetros de Madrid por la A1, no tendremos problema
si seguimos los carteles que indican la subida al Convento de San Antonio, donde comienza el camino y encontraremos
una fuente. Debemos seguir la valla de piedra del Convento, que dejamos a
nuestra derecha, hasta que termina y desde este punto girar a la izquierda e ir
intuyendo el caminito que en media hora nos aproxima al comienzo de la cresta,
perfectamente visible en todo momento.
Dificultad: V, V+. II, V, IV, V, III.
Escalada típica de crestas, en la que hay que buscar el mejor camino e ir
superando pasitos puntuales más difíciles entre tramos más sencillos de
transición. Granito descompuesto que exige atención permanente. Muy buena
opción para entrenar itinerarios de crestas más exigentes y lejanas.
Longitud: unos 300 metros en total.
Horarios: entre subida, escalada y
regreso al convento calcular entre 5 y 7 horas.
Material: un juego de friends y otro de
fisureros. En toda la vía encontraremos un par de clavos, varios puentes de
roca laceados, así como algunos arbolitos para hacer reuniones. Además podemos
utilizar un par de buenas reuniones de las vías que hay en la cara oeste.
Casco.
Más información:
El Risco del Fraile o Cancho de la Ladera, a la derecha, y el Pajarito o Cancho Largo, a la izquierda |
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