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RIVAS-ACUÑA - PICO DE LA MIEL - LA CABRERA

No me explico cómo después de tantas visitas al Pico de la Miel aún no hemos intentado escalar la Rivas-Acuña, clásica entre clásicas, abierta en 1957 por Salvador Rivas y Pedro Acuña. Quizá su famosa travesía del segundo largo tenga algo que ver… La cuestión es que por fin decidimos darle un tiento y un jueves de octubre, después de la siempre empinada cuesta que parte desde el pueblo, estamos bajo el Pico de la Miel intentando localizar el comienzo de la vía. En el paño izquierdo de la pared, en pocos metros, un apretado ramillete de rutas nos da la bienvenida a la vez que dificulta no mezclarlas. Efectivamente, en poco más de veinte metros de anchura comparten salida un puñado de líneas, cada cual más recomendable. De hecho, en la práctica existen varias combinaciones que van cogiendo lo mejor de cada una y en sí mismas han devenido en clásicas. Julio, Harakiri, Casera Atómica, Rivas-Acuña, Guirles-Campos o Thanatos son algunas de estas vías.


Actualmente lo más frecuente es entrar en la Rivas-Acuña por un diedrito que se dirige a una chapa visible desde el suelo (que pertenece a la vía Casera Atómica), a unos seis metros. La entrada original iba un poco más a la derecha, directamente por la placa, pero a día de hoy se encuentra demasiado sucia.

El primer largo (V+) remonta el diedrito, poco definido, pero sin excesivas dudas pues la chapa a la que debemos dirigirnos se ve perfectamente desde el suelo y no hay cerca ninguna otra que pueda confundirnos. Conviene meter algún friend pequeño antes de la chapa, pues está situada perfectamente para proteger el paso más difícil de la vía. Cuanto más alto seas más fácil será chaparla… En todo caso, lo mejor es ir subiendo pies todo lo posible por el diedrito mientras conservamos el equilibrio con las manos en la placa donde está situada la chapa. Unos palmos a la derecha del parabolt encontramos un agujerito (probablemente de algún espit antiguo), monodedo perfecto para subirnos un poquito a la vez que damos un paso de decisión y lanzamos la mano derecha a una repisita arriba a la derecha, suficiente para apoyar un par de falanges de los dedos mientras desplazamos los pies para inmediatamente agarrar una buena laja, también a la derecha, con la que damos por resuelto el pasito (V+). No queda más que seguir progresando por la evidente laja (IV+) que va siendo cada vez más sencilla hasta llegar a los dos parabolts con argolla en los que se monta la reunión (35 metros).

Apretando los dientes, en el paso clave del primer largo
La entrada más habitual a la Rivas-Acuña
Superando la laja que lleva a la primera reunión

La travesía del segundo largo (V) es famosa por su exposición, aunque en la actualidad la posibilidad de aprovechar seguros de otras vías reduce el factor psicológico en gran manera; además los sofisticados cacharritos que hoy nos cuelgan del arnés facilitan la protección, que no debemos olvidar hay que llevar a cabo pensando también en el segundo de cordada. Desde la reunión salimos recto hacia el diedro de nuestra derecha protegiendo sin problemas, hasta que este se estrecha y toca girar hacia la izquierda para iniciar la travesía. El musgo añade guasa a la escalada, que nos recuerda la lógica que imperaba en la mentalidad de los aperturistas hace ya casi sesenta años, cuando los medios no permitían progresar a lo loco y había que examinar minuciosamente cada metro de roca. Una chapa a unos cuatro metros del diedro nos permite asegurar para lo que queda. Unos metros más a la izquierda pasamos sobre una reunión con tres parabolts con argolla bastante separados, de los que utilizamos el primero y el último para pasar las cuerdas y seguir, ya en travesía ascendente, por placa y fisura en la que encontramos un clavo, hasta entrar hacia su mitad en la chimenea por la que siguen los últimos largos. Podemos montar la reunión con friends en la propia chimenea, o mejor salirnos un par de metros a la izquierda para aprovechar la reunión con parabolts que hay en la base del muro por el que va el tercer largo de la vía Julito.

Comenzando la clásica travesía del segundo largo
Finalizando la travesía

Aunque la tentación de seguir por el magnífico muro con setas y parabolts de la Julito es grande, hemos venido a hacer la Rivas-Acuña y seguimos el tercer largo (IV+) por la chimenea original, más entretenida de lo que aparenta, algo sucia y de protección sencilla, durante unos treinta metros, hasta que veamos un par de metros a la izquierda los parabolts de la tercera reunión de la Julito, igual que en el largo anterior aprovechables para montar la nuestra en vez de hacerla con cacharros en la misma chimenea.

Bea empezando el tramo de chimenea, algo sucia pero no tanto...

El cuarto largo (IV) nos lleva por lo que queda de chimenea, otros treinta metros aproximadamente, hasta los bloques cimeros en los que montamos reunión con un lazo para dar por terminada una clásica que no debería faltar en el historial de cualquier escalador habitual de la zona centro. También es posible empalmar los dos últimos largos, considerando que el rozamiento de las cuerdas será minimizable a la vez que inevitable.

El último largo sigue por la chimenea




La chimenea vista desde arriba, más entretenida de lo que aparenta

El descenso se hace por los bloques del lado izquierdo (oeste) del Pico de la Miel hasta dar con el caminito que en no más de 15 minutos nos lleva al inicio de la vía. Dada la gran afluencia de escaladores a esta escuela es casi imperativo evitar el descenso rapelando, con lo que evitaremos molestar a nadie, minimizaremos el riesgo de accidentes y además haremos una bajada mucho más rápida y segura.

Actividad realizada por Beatriz Peña, Adam Tipluica y Pablo Parrón, el 1 de octubre de 2015.

Datos prácticos:

Acceso: Desde Madrid hay que coger la Carretera de Burgos (A1) hasta la salida 57 en la que veremos la señal del pueblo de La Cabrera. En total unos 60 kilómetros. Enseguida entramos en la Calle de los Colegios, que seguiremos varios metros, hasta un callejón sin asfaltar a mano derecha (Calle de la Sierra), en la que dejamos el vehículo. También es posible seguir por la A1 hasta la salida 60 y aparcar en el bar-restaurante del Cancho del Aguila, opción cada vez más habitual.

Desde aquí sube un camino que debemos seguir con tendencia hacia la derecha hasta un rellano desde el que sale un camino entre las jaras a la izquierda (hay que ir atentos porque es fácil pasárselo). Este camino enfila ya directo a la base del Pico de la Miel. Antes de llegar a la base el camino se bifurca en dos. El de la derecha se dirige hacia el callejón Soyermo y debe tomarse para acercarse a la base de las vías Ezequiel, Espolón Manolín, etc. El de la izquierda nos lleva a la base de la vía. Si hemos aparcado en el Cancho del Aguila subiremos por el caminito que pasa al lado de una valla alambre y en escasos cinco minutos nos lleva al citado rellano.

Dificultad: V+, V, IV+, IV. El paso más difícil está bien protegido con un parabolt en los primeros metros de la vía. La travesía del segundo largo es expuesta pero no aterradora y admite una protección suficiente, considerando siempre que estamos haciendo escalada clásica. Los dos últimos largos no desmerecen tanto como pudiera parecer por el grado o la suciedad de la chimenea y nos parecieron suficientemente entretenidos.

Longitud: 120 metros aprox.

Horarios: Unos 30 minutos desde el coche al comienzo de la escalada, un par de horas para la vía y 15 minutos para descender desde la cima del Pico de la Miel hasta las mochilas.

Material: un juego de friends y fisureros. Casco. La primera reunión está montada y las siguientes será opcional utilizar las de la vía Julito o montar las nuestras en la chimenea. La última se monta en los bloques cimeros. La cuerda doble es totalmente aconsejable para jugar bien con los seguros en el largo de travesía.

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