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CRESTA SALENQUES-TEMPESTADES AL ANETO

Después de tres intentos fallidos a la cresta de Salenques-Tempestades, esta vez ha sido la definitiva. Para más datos sobre la aproximación y la primera parte de la cresta, así como hacerse una idea del compromiso de la actividad leer “Intento Cresta Salenques-Tempestades al Aneto”. El viernes 10 de septiembre de 2010 salimos de Madrid rumbo Benasque Luis González, Oscar y Pablo Parrón. Dormimos al raso en el camping municipal que el Ayuntamiento de Benasque habilita en verano al comienzo de la pista que lleva al Valle de Coronas.

Nos levantamos a las cuatro y media de la mañana y subimos con el coche hasta Llanos del Hospital. A las cinco sale el primer autobús que sube a la Besurta y a las cinco y media estamos andando hacia el Forau de Aigualluts con la ayuda de los frontales.

Conocer el camino ayuda a regular las fuerzas y en poco más de tres horas estamos en la cresta, unos metros por encima del Collado de Salenques, pues es preferible acceder por una espina rocosa que hay a la derecha que nos acerca hacia la Forca de Estasen. El tramo final está muy descompuesto pero es menos empinado que por el Collado aunque atraviesa un pequeño nevero.

Son las nueve. Nos colocamos el arnés y progresamos rápidamente por la cresta buscando el camino más fácil (II/II+), siempre por la derecha. A principios de semana ha nevado y la cresta tiene tramos resbaladizos. Ya en la subida hemos encontrado a Carlos y Enric, con los que iremos prácticamente juntos todo el camino. En este intento a la cresta hemos tenido especial cuidado en asegurarnos una meteo favorable y la previsión no podía fallar. El día es perfecto y no hace ni pizca de viento, aunque como es lógico, a tres mil metros de altura tampoco es como para ir en camiseta y un buen forrito se agradece. No hay nadie más en la cresta que nosotros cinco.


Pasamos un tramo con una cuerda fija anclada a dos parabolts, que indica el buen camino pero no es preciso utilizar, antes de llegar al Primer Gendarme de Salenques, que se escala por buenas fisuras con tendencia a la derecha. Sacamos la cuerda. Son unos cuarenta metros y no hay que subir hasta arriba, sino que se sale a una pequeña horcada por la derecha (dos clavos para montar reunión). Se puede proteger con friends grandes y la dificultad no supera el IV+.

A la izquierda de la reunión, según se llega, tenemos el paso de la Pajarita de Papel, que se puede pasar por debajo para luego hacer una travesía recta por la derecha de la Torre de Salenques. Conviene no irse muy para abajo para no embarcarse. Un clavo al principio y otro al final de la travesía marcan el buen camino (IV), son unos treinta metros expuestos. Al final de la travesía una canal cubierta de nieve de unos 25 metros lleva a una plataforma al pie del Primer Resalte de Salenques. Como vamos con las botas no resulta complicado hacer los escalones para subir la canal, que en otras condiciones sería una canal de roca de III.

El resalte se puede escalar en un largo de unos 45 metros o dividirse en dos. El primer tramo comienza por el mismo filo del resalte con buenos agarres para pies y manos y luego tiende a la derecha pasando por algún clavo hasta una plataforma en la que podemos montar reunión (25 m.). Justo por encima de la plataforma un paso casi desplomado protegido con tres clavos es el punto más difícil de la cresta (V+). Más difícil de lo que parece, el paso es bastante atlético pero se puede hacer en artificial fácilmente. Por encima, unos metros fáciles hasta la reunión (15 m.).


Desde aquí en principio se puede guardar la cuerda pero todavía queda una larga cresta en la que es fácil embarcarse y hay que prestar atención constante, con muchos pasos de III+. Desde la cima del resalte se puede destrepar por el lado izquierdo de la cresta (vertiente de Llosas) unos quince metros o hacer un rápel desde una cinta. Al final veremos dos parabolts preparados probablemente para rapelar en caso de necesidad pero nuestro camino los deja a la izquierda para volver a trepar hasta la cresta y pasar a la vertiente de Barrancs. En este tramo nos perdimos en nuestro último intento a la cresta hace justo trece meses, envueltos en una niebla y una tormenta muy traicioneras. La cresta se presenta salvaje y parece imposible pero por la derecha vamos encontrando siempre terreno que no tiene porqué superar el III grado hasta unas placas blanquecinas muy lisas fisuradas entre bloques. Ascendemos de nuevo a la izquierda de las placas hacia el filo de la cresta para retomar la vertiente de Llosas donde restos de caminito nos dirigen por el terreno más lógico y evitando un buen tramo de la cresta, hasta la cima del Margalida (3241 m.). Es un buen tramo de trepada con pasos de III en el que hay que intuir el camino con frecuencia. Los dominios del Margalida son aptos para quien piense hacer la cresta en dos días y hay posibles vivacs.


Son las 14,30 h. así que toca comer algo y descansar mientras vemos a lo lejos el Aneto con un buen grupo de montañeros en la cima. Todavía quedan unas tres o cuatro horas hasta allí y unos cuantos pasos delicados aunque la orientación a partir de aquí es, salvo en un par de puntos, bastante más evidente. De la cima del Margalida seguimos por la cresta en ligero descenso hacia el Collado de Margalida, por bloques que se superan por la izquierda. En este tramo es probable que veamos una botella de oxígeno amarilla atrapada unos metros por debajo entre los bloques. Desde el collado se sube sin mayores problemas a la cima del Tempestades (3290 m.), donde también hay algún emplazamiento para hacer vivac. En muchos puntos de esta zona podría abandonarse la cresta con facilidad descendiendo hacia la izquierda.


Aunque en teoría desde aquí se sigue por la cresta sorteando varios resaltes unas veces por la izquierda y otras por la derecha, no nos resulta complicado encontrar el camino y casi ni nos enteramos. Llegamos a un corredor en el lado izquierdo de la cresta que en unos cincuenta metros nos lleva hasta un colladito desde el que ya vemos al fondo la Brecha de Tempestades. Desde el Margalida la calidad de la roca empeora de manera manifiesta y encontraremos zonas muy descompuestas.



Aunque se puede rapelar, la bajada no es difícil (III) y hay restos de un senderito que destrepamos con mucha precaución hasta la brecha (3201 m.). En caso de necesidad podría abandonarse la cresta desde aquí con algún rapel por cualquiera de las vertientes. Desde la brecha tenemos que descender unos metros por la vertiente izquierda y alcanzar una placa por la que hay que subir. No deben tentarnos dos fisuras verticales que surcan la placa y buscaremos un clavo que indica el camino por una fisura casi horizontal que hace una pequeña travesía hacia la izquierda de unos seis metros y luego supera recto un paso de IV en el que si vamos sin la cuerda no podemos fallar. No es difícil pero el patio impone. Por encima encontramos un arco que forman las rocas que tenemos que pasar por debajo. En el otro lado del arco podemos dar un paso delicado en travesía hacia la izquierda o montar un pequeño rapel de unos diez metros para llegar a terreno fácil y subir hasta el mismo punto. Otra vez hay que intuir el terreno y seguimos hacia la izquierda con algún paso delicado hasta unas canales por  las que se puede subir buscando lo más sencillo hasta la Espalda del Aneto (3350 m.).



Desde aquí ya sí se puede decir que queda un paseo hasta la cima del Pirineo. Una bajada fácil hasta una pequeña brecha y una breve trepada por piedras sueltas (II) hasta la cumbre (3404 m.). Llegamos a las 5,30 h. mientras las típicas nubes vespertinas empiezan a tapar el recorrido realizado. Es indudable que la sensación de euforia que sentimos es directamente proporcional al esfuerzo realizado, a la cuarta ha sido la vencida y las ocho horas que hemos estado en la cresta me han dejado plenamente satisfecho. A esta hora ya no queda nadie en la cima con lo que no tardamos en atravesar el Paso de Mahoma y bajar casi al trote por el glaciar hacia el paso del Portillón Superior, el Refugio de la Renclusa y la Besurta, donde llegamos ya de noche para coger el último autobús que baja a los Llanos del Hospital, a las 21,00 h. Un merecido homenaje en Benasque en compañía de los amigos conocidos en la cresta pone fin a una jornada irrepetible.


Datos prácticos:

¿Cómo llegar a Benasque?

Desde Madrid por la Nacional II hasta Zaragoza y luego desvíos sucesivos hasta Huesca, Barbastro, Graus y, por fin, Benasque. Desde Benasque continuar la carretera recto dejando a la derecha el desvío a las pistas de esquí de Cerler y tomando más adelante el desvío hacia el Hospital de Benasque. Si la pista está abierta, normalmente a final de temporada, se puede seguir hasta la Besurta. En total, unos 550 kilómetros y entre seis y siete horas de viaje.

Dificultad: El paso más difícil (V+) se puede hacer tirando de los clavos con facilidad y una vez superado, en el primer tercio de la cresta, en teoría se puede ya prescindir de la cuerda. La realidad es bien distinta para muchos y en la práctica habrá que hacer muchos pasos de IV y tramos mantenidos de III teniendo que prestar atención constante prácticamente todo el tiempo.  

Longitud: Aproximadamente dos kilómetros y medio de cresta.

Horarios:

- De la Besurta hasta el Collado de Salenques, 3 horas.
- Para la cresta, 8 horas.
- Para el descenso desde el Aneto hasta la Besurta unas 2 horas.
- Todo sin contar paradas para comer algo y descansar. Hacer la cresta en el día exige buena forma física y calcular unas 14 horas como mínimo.

Material: en esta ocasión al final del verano y conociendo ya el terreno después de varios intentos previos vamos con lo mínimo, cuatro friends medianos-grandes, varias cintas y algún fisurero, un mosquetón de pera cada uno para asegurar y rapelar con un nudo dinámico, una cuerda de 9 mm. y 45 metros. No llevamos pies de gato, ni crampones, aunque sí los bastones para ayudarnos en la aproximación y en el descenso por el glaciar del Aneto. Un litro y medio de agua cada uno (vamos justitos), alguna barrita y un bocadillo, un plumas y un saco fino o una funda de vivac que esperamos no tener que utilizar.

Más información:

-          Desnivel nº 131, agosto 1997. Pág. 84.
-          Desnivel nº 211, mayo 2004. Pág. 72.

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