La Comunidad
Valenciana es de sobra conocida para los escaladores más roqueros por su clima
benigno en épocas del año en las que la escalada en otras zonas resulta
particularmente complicada. Cuando otras zonas de la península obligan a sacar
los cacharros de invierno para pinchar el hielo, en la zona de Levante es
posible enfrentarse a paredes de altura considerable, dificultad moderada y
buena roca. Es el caso del Puig Campana, en Alicante. No muy lejos, el Peñón de
Ifach, en Calpe, es otra de las zonas a tener muy en cuenta. Desde luego no son
las únicas zonas de escalada en la Comunidad Valenciana, hay muchas más y de
calidad, pero ninguna tan conocida como las citadas.
A mitad de
semana, me llama Fernando Blas para ver si me apunto junto a su colega Esteban,
ambos de Torrejón de Ardoz, a una escapada de fin de semana al Puig Campana. En
cuanto se lo comento a Luis Sebastián no duda en apuntarse y el sábado 17 de
noviembre de 2007 nos acercamos desde Madrid hasta Alicante con idea de
intentar el Espolón Central del Puig Campana, cuatrocientos metros de vía con
una dificultad que no supera el V grado.
Para acceder al Puig Campana hay que llegar a la población alicantina de Finestrat, a sólo 9 kilómetros del archiconocido Benidorm. Desde la calle principal de Finestrat sale una carretera que nos lleva a la Font del Molí, donde encontramos dos pequeños aparcamientos, un bar y contenedores de basura. Desde aquí es perfectamente visible la impresionante cara Sur de la montaña por cuyo centro discurre el espolón. La carretera continúa rodeando el Puig Campana por su vertiente oeste. A lo largo de la misma encontramos varios lugares en los que dejar aparcado el vehículo. Desde la misma Font del Molí sale una senda bien marcada hacia la cara Sur del Puig Campana, aunque nosotros continuamos aproximadamente un kilómetro hasta un pequeño puente desde el que sale otra senda bien marcada con la misma dirección, que acaba juntándose con la primera.
Vivaqueamos al
lado del coche y agradecemos haber traído el saco de plumas porque en cuanto se
pone el sol empieza a refrescar y la cosa se anima hasta quedarnos en el límite
de los cero grados. El domingo 18 de noviembre de 2007 nos levantamos cuando ya
hay algo de luz para desayunar algo y ponernos en marcha prácticamente con la
salida del sol. La escalada es larga y el descenso es bastante delicado por lo
que no es nada aconsejable tener que hacerlo sin luz. Siguiendo la senda nos
aproximamos por un bosquecillo de pinos hasta la base de la pared. Unos 45
minutos desde el coche.
Esteban ha
estado por la zona no hace mucho y anima a Fernando a meterse en la vía directa
del Espolón Central, que se junta tres largos más arriba con la normal del
Espolón. Por lo que luego nos cuentan la vía sale bastante más complicada (largos
de 6a muy expuestos por la imposibilidad de asegurar). Luis Sebastián y Pablo
Parrón nos metemos en el Espolón Central a la izquierda de una placa negruzca
visible desde la Font del Molí. La entrada está marcada claramente con una
flecha de pintura roja y las letras “ESP CENTRAL”, por lo que no admite
pérdida.
El primer largo
comienza en una serie de gradas bastante sencillas (III-IV) que nos acercan a
un diedro evidente desde el suelo, en cuya base podemos montar reunión. Con
cuerdas de 60 metros se puede continuar para acortar el número de largos y
ganar tiempo, pues en noviembre los días ya son bastante cortos y la escalada
será larga. Como vamos con cuerdas de 60 metros seguimos escalando pero la vía
no continúa por el diedro sino a su izquierda, donde enseguida encontramos
primero un clavo y unos metros más arriba otro que nos indican que vamos por el
buen camino (IV+). Se llega a una buena repisa donde se monta reunión sobre dos
parabolts.
Primer largo. Es fácil localizar la entrada gracias a las marcas de pintura en la pared |
Luis empieza el segundo largo (IV+), y así nos iremos turnando hasta el final, con tendencia hacia la derecha, por un pequeño diedro con un paso rarito que debemos proteger con algún friend. Al comienzo del diedro hay un clavo, a nuestro parecer colocado demasiado bajo, para proteger este tramo. Superado el diedro, por terreno sencillo ascendemos hasta un árbol en el que montamos reunión.
Diedro del segundo largo |
El tercer largo
(III+) es también sencillo y lo alargamos hasta otro árbol en el que montamos
reunión. Con tendencia siempre hacia la derecha nos coloca ya en el punto
idóneo para montarse en el espolón, que hasta ahora transcurre a nuestra
derecha.
En el cuarto
largo (IV+) Luis decide no montarse directamente en el espolón y primero
asciende unos metros para luego, en una travesía delicada, coger el espolón
donde monta reunión. La verticalidad aquí ya es notable, acompañada por un buen
patio hasta el suelo, del que ya estaremos a casi doscientos metros. Una
cordada que llevamos por delante decide que ya tienen bastante y se dispone a
abandonar la vía. No es difícil pero si no se está acostumbrado a las alturas
cuando ves que todavía te quedan unos cuantos largos sí puede dar su cosilla.
En el cuarto largo tomamos definitivamente el filo del espolón |
Los dos próximos
largos nos parecieron los más bonitos de la vía. El quinto largo (V-) entra en
un diedro precioso, en el que hay algún clavo, y más fácil de lo que aparenta.
Está muy lavado por el paso de muchos escaladores con el paso de los años. El
largo sigue entre bloques y fisuras hasta un pasillo formado entre dos rocas
que nos deja en una estupenda repisa preparada para montar reunión.
El quinto largo, de fábula... |
Desde esta repisa una flecha roja indica que el sexto largo (V-) de la vía sigue hacia la izquierda por una fisura no muy visible que luego resulta más fácil de lo que parece. Tiene algún clavo y también se presta a la colocación de fisureros. El largo es de película, un buen paredón a muchos metros del suelo.
El sexto largo, probablemente el más bonito de la vía. Una flecha roja en la reunión indica el camino correcto |
Ambientazo en la sexta reunión, cómoda, con buenas vistas y a una altura ya nada despreciable |
El séptimo largo
(V-) es más evidente y admite pasar por varios sitios. En el octavo largo (V)
encontramos el paso más difícil de la vía, protegido con un clavo que en un
momento dado podemos utilizar para pasar tirando de una cinta. La reunión se
monta sobre dos parabolts.
En el octavo largo encontramos el paso más díficil de la vía (V bien protegido) |
Sólo resta un
pequeño largo de IV grado en el que encontramos un clavo inutilizable por estar
demasiado metida la cabeza, lo que impide meter un mosquetón. Sí podría meterse
un pequeño cordino para aprovechar el seguro pero el paso no es difícil y nos
lleva a un parabolt que reforzamos para montar la última reunión.
Entre bloques
fáciles, ya desencordados, se sube unos quince metros. Aquí acaba la vía pero
no estamos en la cima del Puig Campana, de la que nos separa todavía un buen
desnivel. Conviene ir atentos a unos hitos que deberemos ver a nuestra derecha
en un bloque. El punto es poco evidente pero es crucial porque justo detrás del
bloque veremos las marcas de pintura roja y el cable que nos indican el
descenso, para el que habrá que prever aproximadamente una hora y media hasta
el coche. Para el descenso, conviene autoasegurarse con un cabo al cable, como
si fuéramos por una vía ferrata y no descalzarse los pies de gato hasta que
alcancemos la canal por la que discurre la ascensión normal de la montaña
(aunque esto es cuestión de gustos y después de unas cuantas horas escalando
nuestros pies nos pedirán a gritos que nos desprendamos de los gatos).
El descenso, espectacular y delicado |
Datos prácticos:
Dificultad: IV+, IV+, III+, IV+, IV+,
V-, V-, V, IV. La dificultad de la vía radica más en su longitud que en el
grado. En general, encontraremos buena roca, con excelente adherencia y
multitud de presas para las manos de todas las formas y tamaños, auténticos
“buzones” en la mayoría de los casos. Los pasos más difíciles son puntuales y
muchas veces pasarán inadvertidos, aunque esto lógicamente dependerá mucho del
nivel de cada cual. En función de las distintas reseñas y de las cuerdas que
utilicemos pueden salirnos más o menos largos. Nosotros lo hicimos con dos
cuerdas de 60 metros, apurando la longitud en algún largo, aunque en general
nos salieron largos de entre 40 y 50 metros.
Longitud: 400 metros.
Material: un juego de friends, otro de
fisureros y entre doce y quince cintas express, preferiblemente largas.
Realmente no utilizaremos mucho material pero conviene llevarlo. Imprescindible
casco.
Consejo: el Puig Campana está formado
por roca caliza, muy similar a la que encontramos en los Picos de Europa. En
general encontramos muy buenos agarres para las manos y mil posibilidades para
emplazar friends y fisureros. Imprescindible llevar agua suficiente según la
época del año, y una pequeña mochila con algo de abrigo y el calzado que
utilicemos para el descenso. La escalada nos llevó cinco horas y media y la
actividad en su conjunto, desde la salida del coche hasta la vuelta, cerca de
diez horas.
Más información:
- Desnivel nº 168, enero 2000, pág. 85. Puig
Campana. Viejo macizo, sigue creciendo.
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