La vía Abraxas
fue abierta por una cordada liderada por Julio Marina hace más de cuarenta
años, lo que dice mucho del poco sutil atrevimiento que gobernaba las mentes de
los escaladores en aquella época de aperturas en la que todavía muchos de los
riscos más prometedores para la escalada permanecían vírgenes.
Poco después, en
la misma década de los setenta del pasado siglo, se abría la vía Moraleda, de
autores desconocidos, y que, según cuentan los escaladores de la época
transcurre por el mismo itinerario que ya se conocía como vía de los López. La
cuestión es que en la actualidad, la famosa fisura de manos de la parte final
del Pajarito, ha quedado atribuida a la vía Moraleda cuando realmente Julio
Marina la reclama como parte de la
Abraxas, pues por ella salieron en su apertura. A la derecha
de esta fisura sale otra, que enseguida se divide en dos, correspondiendo la de
más a la derecha a la vía Nines, también
abierta por Julio (acompañado por el Maya). Para añadir más leña al fuego basta
constatar que se desconoce la identidad de los aperturistas de la fisura que
sale hacia la izquierda… es el problema clásico, y probablemente eterno, de las
fisuras desequipadas.
A la confusión
contribuye la controvertida Guía de Escaladas en la Sierra de La Cabrera de la Federación Madrileña
de Montañismo, que reseña la
Abraxas como una vía de un solo largo y para la que
únicamente necesitaremos cintas… mejor no hacer ni caso. Dado que la cuestión
es polémica y que la práctica totalidad de la comunidad escaladora es
tremendamente respetuosa con sus propios miembros, aunque siempre haya
excepción que confirma la regla, al final de este artículo queda abierta la
posibilidad de añadir cualquier sugerencia o comentario sobre el tema. Y ahora,
vamos a lo que vamos, ¡menos hablar y más escalar!
El domingo 3 de
junio de 2012, unas semanas después de haber compartido cordada con Julio
Marina y animados por sus comentarios nos dirigimos desde el Convento de San
Antonio hasta la base de la cara sur del Pajarito Luis Martínez, Miriam López y
Pablo Parrón, con la idea de intentar el que a todas luces parece el recorrido
clásico y original de la vía Abraxas. La tradicional tranquilidad del risco, en
clara contraposición con el sobreexplotado Pico de la Miel, se ve acrecentada por
la relativamente escasa repetición de la vía, con lo que tenemos casi asegurada
la soledad a escasos kilómetros de Madrid y en una breve aproximación de 30
minutos desde el coche.
El primer largo (6a+/A0) transcurre por el
centro de la imponente placa que gobierna el sector derecho del risco, hasta la
base de un evidente techo visible en todo momento desde el comienzo de la
aproximación. En los primeros metros hay que tener cuidado porque la placa nos
pilla algo fríos y no es posible asegurarla. Ligeramente a la derecha, por una
fisura, se reduce algo la dificultad. Llegamos a un agujero grande desde el que
salimos directamente a por una fisura que se va torciendo hacia la izquierda y
en la que ya podemos proteger con friends. Lo recomendable es colocar un par de
cacharros antes de llegar al primer parabolt, justo por encima de la fisura
cuando esta deriva hacia la izquierda. A partir de aquí el largo está bien
protegido en lo más difícil pero resulta obligado y la dificultad rondará el
6a/6a+. Hacia la mitad del largo sale una variante a la izquierda protegida con
chapas de color naranja que dicen que queda en Ae al principio y 6b+ al final,
aunque a juzgar por la verticalidad del tramo y la ausencia de agarres me
cuesta creer que no sea de mayor dificultad. Los tres últimos parabolts los
acero sin contemplación y también me cuesta creer que la dificultad sea de 6a+,
como reseña la citada Guía de Escaladas en La Cabrera. De la última
chapa a la reunión, debajo del techo, hay una buena tirada sin protección
aunque ya es bastante más fácil. Reunión en dos parabolts con argolla.
El segundo largo (V-) sortea el techo que
tenemos encima por la izquierda, a través de una placa musgosa bastante sucia y
que no da especial confianza, prueba de las pocas repeticiones del tramo. Ante
la dificultad para asegurar la travesía conviene ascender los primeros metros
hasta alcanzar la parte derecha del techo, donde una gran fisura permite
colocar a cañón un friend grande. Una vez sorteado el techo podemos optar por
cualquiera de las dos fisuras que suben recto hasta la reunión, justo en la
base de la famosa fisura de la parte superior del Pajarito. Las dos admiten
buena protección y no superan el V grado.
El tercer largo (6a+) supera una fisura de
manos y puños muy vertical al principio para la que conviene ir bien surtido de
friends de todos los tamaños pues aunque parezca que sólo entrarán los grandes
luego vamos viendo que también es posible emplazar seguros pequeños y medianos.
Está totalmente limpia pero se puede proteger a placer, es más difícil de lo
que parece y sin duda nos hará sudar, sobre todo si no estamos acostumbrados a
retorcer los pies en este tipo de escalada. Encontraremos algunos agarres
también a ambos lados de la fisura. Aunque arriba parece que tumba sigue
teniendo guasa hasta el final si bien la dificultad ya decrece progresivamente
hasta el V.
Queda un último largo (IV) de unos 15 metros, totalmente
aconsejable si nunca hemos subido hasta la cima del risco pero poco repetido
probablemente por su exposición ya que, aunque no es difícil, no puede
protegerse de ninguna manera y tiene un pasito de confianza en los primeros
metros. Nos lleva a la cima del Pajarito, una punta en la que ponerse de pie
tiene su gracia y difícilmente estarán cómodas más de dos personas.
Para el descenso,
una chapa con argolla nos permite bajar a la anterior reunión, o bajar
directamente a la instalación de rapel de la cara Norte. Si nos decidimos por
bajar a la tercera reunión, basta hacer una fácil trepada entre los bloques
cimeros y una travesía, para alcanzar la citada instalación. Con un segundo
rapel de unos 30 metros
llegamos al suelo. Y en unos 5 minutos al pie de vía.
Datos prácticos:
Acceso: desde el pueblo de La Cabrera, a 60 kilómetros de
Madrid por la A1,
no tendremos problema si seguimos los carteles que indican la subida al
Convento de San Antonio, donde comienza el camino y encontraremos una fuente. A
la izquierda del convento sale un camino, que deberemos seguir con atención
para no perderlo durante algún tramo. En unos 30 minutos andando rápido y por
buena pendiente llegamos a la base de la pared.
Dificultad: 6a+/A0, V-, 6a+, IV.
Longitud: 120 metros. Unos 40 metros para el primer
largo, unos 30 metros
para los largos segundo y tercero, y 15 metros para el último.
Horarios: entre subida, escalada y
regreso al convento unas 4 horas.
Material: un buen juego de friends y
fisureros. Sólo encontraremos equipadas las reuniones y la mayor parte del
primer largo. Casco.
Más información:
- Guía de Escaladas en La Sierra de La Cabrera, de la Federación Madrileña
de Montañismo, publicada por Desnivel Ediciones, pág. 108.
- También puede consultarse la
revista Desnivel nº 221, de febrero de 2005, pág. 84, para la fisura del último
largo.
- El interesante blog de Alejandro Marina.
La Abraxas fue abierta a finales de la década de los setenta por la cordada formada por Julio Marina y Antonio González, este último miembro del Club Cumbres por aquella época. Desde entonces la fisura de salida de la vía se ha convertido en una de las más famosas y repetidas del risco y en general de toda la Sierra de La Cabrera, hasta el punto de que no son pocos los pioneros que se atribuyen el haberla recorrido por primera vez.
ResponderEliminarPersonalmente, creo que con lo que Julio Marina ha dejado en la Cabrera no tiene necesidad ninguna de apuntarse lo que no le corresponda.
ResponderEliminarTiene fisuras más difíciles que las del Pajarito en otras vías y para mi sobran las dudas. Ha dejado un buen puñado de vías muy buenas que son parte de la historia de la escalada en el Sistema Central y le hacen ser uno de los aperturistas fundamentales y de referencia.
Salud y escaladas.