Desde hace más de veinte años viajo
regularmente a Marruecos, país vecino en el que, sin embargo, siempre he
encontrado una cultura radicalmente diferente a la occidental en la que vivo,
exactamente lo que buscaba.
Puede parecer increíble pero los escasos
catorce kilómetros que separan Europa de África por el Estrecho de Gibraltar
nos descubren en poco más de cuarenta minutos, en los modernos ferries que
surcan la confluencia del Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico, un auténtico
pelotazo cultural ante el que habitualmente sólo experimentaremos dos posibles
reacciones, o bien el enamoramiento instantáneo, o bien el más absoluto
rechazo.
No pretendo aclarar, ni siquiera debatir, en
este momento las múltiples elucubraciones que la lectura del párrafo anterior
habrá evocado en el lector de este artículo (es preferible que cada cual trate
de resolverlas por sí mismo visitando el país hermano, y si lo logra, por favor
comparta su experiencia en este mismo foro), sino dar a conocer la magnífica
labor que allí realiza Abdul Mounaim, artesano del cuero con quien en estos
años he trabado una gratificante amistad.
Abdul vive en Chefchaouen, hermosísima
población ubicada en la región del Rif, al norte del país, a tan sólo 120 kilómetros
de Tánger, donde trabaja en un pequeño taller situado en la parte alta del
pueblo. No me gusta viajar sólo pero he de reconocer que el viaje en solitario
es una potente herramienta para hacer nuevas amistades, frecuentemente
pasajeras por necesidad, pero a veces, como en el caso de Abdul duraderas a
pesar de la distancia.
Cuando vi a Abdul por primera vez trabajando
en su taller tuve la sensación de que nunca podría pagar cualquiera de los
objetos que elaboraba, pues el derroche de imaginación, esfuerzo y perfección
con que dotaba a cualquiera de sus obras, unido a la calidad de los materiales
que utilizaba y al carácter estrictamente manual de su trabajo los convertían
en objetos casi de culto, totalmente fuera del alcance de un simple estudiante
de derecho. Mi sorpresa fue mayúscula cuando Abdul se ofreció a hacerme una
funda a medida para mi apreciada navaja suiza con cuero de la mejor calidad y a
un precio que aún hoy me sonroja, casi me avergüenza, después de ver como se
pasaba casi una jornada de trabajo completa castigando sus manos con útiles
rudimentarios para realizar la mejor funda de navaja que jamás he visto y que,
casi una década después sigue como nueva.
La animada plaza de Chaouen |
Luego supe que Abdul trabaja con otros
colegas y desde su minúsculo taller puede preparar pedidos para su posterior
exportación y venta en España y cualquier país del mundo y le propuse divulgar
su trabajo a través de esta página, lo cual me complace enormemente porque le
servirá para desarrollar su negocio, y a los potenciales compradores disfrutar
de auténticas obras de arte realizadas totalmente a mano susceptibles de ser
utilizadas en la vida diaria endulzando su existencia. Calidad e ingenio al
alcance de la mano.
Camino del taller de Abdul, en la parte alta de la medina
A continuación, algunos de los trabajos
artesanales en cuero de Abdul. Fundas para navajas o cualquier objeto
imaginable (las hace a medida por encargo), carteras, monederos, bolsos,
cinturones, collares, anillos, zapatillas y sandalias, y un sin fin de
artículos. Para contactar con Abdul puedes escribirle directamente a la siguiente
dirección:
Abdul Mounaim Adroun
Rue Lamtelaa / Quartier Andalous, 28
Chefchaouen (MARRUECOS)
Tlf: 00 212 613069765
Si tienes algún problema, también puedes
ponerte en contacto conmigo (Pablo Parrón) añadiendo comentarios al final de
este artículo, que recibiré en mi correo electrónico.
Abdul en su taller |
Sandalias |
Amplio surtido de bolsos hechos totalmente a mano |
Bolsos |
Pitilleras
Fundas para navaja hechas a medida
Coberturas de cuero para cualquier tipo de artículo como este bonito cofre |
Monederos
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