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LA INTEGRAL DE CHAMBERÍ - RISCO DEL FRAILE - LA CABRERA

En noviembre de 2013, Juanjo Zorrilla y compañía, abren una interesante vía en el Risco del Fraile (también conocido como Cancho de la Ladera); interesante porque se trata de una cresta, escalada poco habitual en la zona centro. La llaman La Integral de Chamberí; no excesivamente larga, exige la intuición propia de este tipo de trepadas por lo que no es aconsejable para iniciación, pese al grado asequible. Si sumamos las escasas repeticiones de la ruta y, en consecuencia, el poco sobado granito por el que discurre, unido a su ya de por sí arenosa textura, tenemos al alcance una aventurilla cerca de casa en la que medirnos para otros proyectos de mayor envergadura.


La aproximación ya comienza picantona y aunque es corta, como siempre en La Cabrera, es empinada y por camino poco claro. Mejor con pantalón largo para no acabar con las piernas fustigadas más de la cuenta… Desde el Convento de San Antonio sale el caminito que nos lleva a la parte más baja del Risco del Fraile, en la que encontraremos un llamativo arco de roca de tamaño medio con un buen mojón de piedras en su base para señalar el comienzo de la escalada.

Llegando al Risco del Fraile
Los largos se pueden hacer al gusto, montando las reuniones normalmente en lazos dejados por los aperturistas sobre las encinas o enebros que van apareciendo en nuestro camino, y aprovechando alguna reunión de las vías que surcan la cara oeste (izquierda según ascendemos). Los largos que reseñamos no coinciden necesariamente con los de los aperturistas pero en todo caso siguen sus pasos y pueden ser otra opción en función de la longitud de nuestras cuerdas y del rozamiento que estemos dispuestos a tolerar en pos de mayor velocidad sin negligir la seguridad.

Hito bajo el arco de roca
que marca el comienzo de la integral


El primer largo (V) comienza superando un sistema de placas fáciles (III-IV) en las que no obstante no podemos despistarnos ni un paso si no queremos que el granito arenoso nos dé una sorpresa poco amable, hasta un par de spits en los que podemos montar reunión, o mejor chapar con una cinta larga y continuar por un resalte más vertical cortado por una fisura en la que proteger con friends medianos-grandes. Por encima del resalte llegamos con facilidad a un enebro laceado en el que montamos la reunión (unos 45 metros).


Placas sencillas al comienzo, poco fiables por la calidad del granito

Un bloque laceado empotrado, visible desde la reunión, marca el recorrido del segundo largo (V+). Avanzamos hacia él superando una estrecha chimenea con algún paso delicado, sobre todo por el inestable granito, para salir a una especie de lomito que nos lleva con otro pasito delicado hasta un clavo con un cordino morado. Lo que queda es fácil hasta una encina laceada para montar la reunión (unos 45 metros).


El segundo largo da carácter a la escalada
Por encima del lomito encontramos un clavo


El tercer largo (II) es fácil y se hace casi caminando, eso sí con la debida precaución. La tendencia general es hacia la izquierda donde atravesaremos varias hueveras grandes excavadas en el granito por la acción de la erosión, muy vistosas, para a continuación descender unos metros y avanzar por placa horizontal hasta llegar a una reunión (dos cáncamos), perteneciente a las vías que suben por la izquierda, y que aprovechamos para nuestro recorrido pues está en el lugar idóneo para continuar la Integral de Chamberí (unos 30 metros).


En la reunión con cáncamos del tercer largo

El cuarto largo (V) es junto con el segundo el más interesante de la vía (aunque para gustos ya se sabe…). Desde la reunión se ve una gran laja tumbada que forma un arco de roca. Nos dirigimos hacia ella pudiendo superarla por debajo y a la izquierda, pues de otro modo es difícil proteger, o mejor superándola por encima y a la derecha (menos expuesto y con bonitos pasos, IV+). Superada la laja nos encontramos una placa corta y traicionera (IV), como todo el recorrido por la calidad del granito y las aún escasas repeticiones, que va directa a un grupito de encinas donde puede montarse la reunión. Nosotros seguimos sin parar, atacando un resalte inmediatamente posterior a las encinas protegido con un clavo (IV+) y luego un puente de roca, antes de una travesía por una repisa no excesivamente difícil al principio pero que al final se estrecha y obliga a pegarnos a la pared y agarrar dos hueveras que parecen talladas (V). Sin estas pequeñas hueveras la cosa sería bastante más delicada pero así se pasa sin problemas. Detrás encontramos unos arbolitos en los que montar la reunión. A partir de este punto seguir el recorrido es complicado y hay que agudizar el instinto. En caso de duda normalmente es mejor ir por la izquierda.


Superando el arco de roca
La plaquita que hay por encima del arco de roca
Travesía delicada llegando a la reunión

El quinto largo (IV) tiene su gracia para buscar el mejor camino evitando pasos expuestos por el granito arenoso y la dificultad de colocar buenos seguros en su primera mitad. La segunda parte se hace andando hasta donde nos alcance la cuerda y montamos reunión para afrontar los últimos metros de la cresta.


Buscando el mejor camino en el quinto largo

El sexto largo (V) supera unas fisuras de buen tamaño que podemos proteger sin problemas para ir girando hacia la izquierda en los últimos metros en busca de una reunión (parabolts con argollas) de las vías de la cara oeste. Buen patio a nuestra izquierda hasta unos metros después de la reunión que conviene hacer encordados hasta verlo claro.

Vista hacia atrás nada más superar los parabolts
de la última reunión. Ya sólo queda un sencillo destrepe

Los últimos metros (III) los hacemos desencordados para ir descendiendo entre bloques buscando el terreno más sencillo hasta el vivac que hay en la cara norte del Risco del Fraile. Desde aquí sólo queda buscar el mejor camino para volver a las mochilas, probablemente jabalineando como podamos para dar por concluida una saludable aventura difícilmente imaginable tan cerquita de Madrid.


Ultimos metros de la cresta
Vivac en la cara norte del Risco del Fraile, a la salida de la cresta

Actividad realizada por Beatriz Peña, Luis Martínez y Pablo Parrón, el 26 de septiembre de 2015.

Datos prácticos:

Acceso: desde el pueblo de La Cabrera, a 60 kilómetros de Madrid por la A1, no tendremos problema si seguimos los carteles que indican la subida al Convento de San Antonio, donde comienza el camino y encontraremos una fuente. Debemos seguir la valla de piedra del Convento, que dejamos a nuestra derecha, hasta que termina y desde este punto girar a la izquierda e ir intuyendo el caminito que en media hora nos aproxima al comienzo de la cresta, perfectamente visible en todo momento.

Dificultad: V, V+. II, V, IV, V, III. Escalada típica de crestas, en la que hay que buscar el mejor camino e ir superando pasitos puntuales más difíciles entre tramos más sencillos de transición. Granito descompuesto que exige atención permanente. Muy buena opción para entrenar itinerarios de crestas más exigentes  y lejanas.

Longitud: unos 300 metros en total.

Horarios: entre subida, escalada y regreso al convento calcular entre 5 y 7 horas.

Material: un juego de friends y otro de fisureros. En toda la vía encontraremos un par de clavos, varios puentes de roca laceados, así como algunos arbolitos para hacer reuniones. Además podemos utilizar un par de buenas reuniones de las vías que hay en la cara oeste. Casco.

Más información:

- Desnivel nº 341, diciembre de 2014. Info actividad.

El Risco del Fraile o Cancho de la Ladera, a la derecha, y el Pajarito o Cancho Largo, a la izquierda

ALTA RUTA A LA MALICIOSA Y GALAYOS AL PEÑOTILLO - NAVACERRADA

Son ya unas cuantas las veces que hemos subido a trepar a la que sin duda es la zona más alpina que podemos encontrar en las cercanías de casa. La aproximación no es desde luego apta para el escalador deportivo y si no eres de los que también disfruta trotando por el monte probablemente a la vuelta te lamentes del palizón que te has pegado para hacer sólo un par de larguitos interesantes… Pero si optas por enlazar varias vías en los riscos de la zona te volverás a casa con el cuerpo y la mente igual que si vinieras de los mismísimos Pirineos.

En la zona por la que nos vamos a mover encontraremos unos cuantos riscos para enredar con los cacharros, con dificultades y exposición para todos los gustos. Desde las sencillas trepaditas del Peñotillo Bajo, pasando por la crestita de la Peña del Cuco, hasta las más serias escaladas de las paredes sur del Peñotillo Alto y La Maliciosa. En la Guía de Escalada de Guadarrama, de Agustín Arranz y Miguel Barroso, podemos encontrar la mejor recopilación que hasta el momento se ha hecho de la zona, un laborioso trabajo que desde su publicación, en octubre de 2000, nadie se ha atrevido a actualizar (algunas de las guías genéricas de escalada en la zona centro publicadas por Desnivel sí contienen cierta información pero nada comparable al inmenso trabajo de Agustín y Miguel).

Para esta jornada nos ronda en la cabeza una pequeña maratón que luego la realidad nos obliga a acortar y, finalmente, escalamos la vía Alta Ruta a la Maliciosa y la vía Galayos al Peñotillo, con lo que completamos un día bien aprovechado en el que irnos poniendo a punto para los metros de desnivel que esta temporada queremos hacer con los esquís.

Desde La Barranca acometemos la dura subida que en una hora y media nos lleva al Peñotillo, y en otra media hora más, tras bordear su pared sur y atravesar la canal que lo separa de La Maliciosa, hasta el inicio de la vía Alta Ruta. Para encontrar el comienzo hay que bordear toda la pared sur de La Maliciosa, hasta llegar al Tubo de Todos, por el que tenemos que subir unos cien metros, hasta el punto en que es más estrecho, desde donde iniciamos la escalada. Es fácil, aunque dependerá de la época del año, encontrar en esta zona un pequeño manantial donde coger agua. 


El primer largo (V+) tradicionalmente se hacía por unos escalones fáciles y evidentes quince metros más arriba del que aquí proponemos, por los que se salva la fisura de entrada de la vía “Yo no he sido” (variante abierta por Tino Núñez y Fernando Fernández en julio de 2000), que sin embargo aconsejamos realizar para dar algo de enjundia a la escalada. La idea es superar un resalte escalonado sencillo (III+) que asciende hacia la izquierda hasta una estética fisura-diedro. Son unos seis metros hasta la base de la fisura-diedro, a la que hay que subirse con un paso tontorrón que nos coge fríos pero se protege bien. El pasito te echa para fuera aunque enseguida mejora, sin dejar de ser entretenido. Superamos los quince metros que mide la fisura hasta llegar a una pequeña repisa en la que comienza un diedro algo más difícil de lo que aparenta. A este punto llega la entrada original de la vía Alta Ruta si hemos optado por eludir la fisura de “Yo no he sido”. Unos metros más arriba encontramos un clavo, justo antes del último paso complicado del largo. Debe evitarse la tentación de seguir por la derecha pues resulta bastante expuesto, y afrontar el paso, ligeramente desplomado, recto, pues además del clavo podemos proteger perfectamente con friends medianos. Superado el paso montamos la reunión con friends, al pie de una pequeña chimenea. Unos 40 metros.

En las imágenes superiores la fisura diedro de entrada por la vía
Yo No He Sido y llegada a la reunión tras superar el clavo que hay al final del largo

El segundo largo (IV+) sale por la chimenea, muy cortita, por encima de la cual ya podemos ver lo que queda de este tramo. Hay que subir en dirección a un gran bloque perfectamente identificable por dos grandes fisuras que lo recorren formando una “V” invertida, bajo el cual encontraremos un clavo con anilla que podemos reforzar para montar la reunión. El recorrido se puede complicar lo que queramos pues es factible por varias zonas con una dificultad media de IV grado. Unos 50 metros.

Saliendo de la reunión, por encima ya se ve el bloque con
fisuras en V invertida que hay que alcanzar en el segundo largo
Tramo sencillo en el segundo largo
Llegando al bloque fisurado















El tercer largo (IV+) supera el bloque fisurado por la izquierda  y por el terreno más lógico nos deja en el terreno sencillo que con una fácil trepada con tendencia a la derecha, y ya desencordados, nos lleva a la cima de La Maliciosa (2.227 m). Si vamos bien es probable que pasemos frente a un viejo friend empotrado y ennegrecido por la acción de los rayos, que en este rincón de la sierra madrileña pueden ser muy potentes. Unos 30 metros, más la trepada hasta la cumbre.

Al terminar las dificultades sólo queda una trepada hasta la cumbre
Es toda una alegría comprobar que la vida salvaje aguanta en
la Sierra de Guadarrama. Ejemplares de cabra montés (Capra Pyrenaica)
Al fondo la concurrida cima de la Maliciosa

El descenso puede hacerse o bien por la derecha, por el Tubo de Todos (la opción más lógica si hemos dejado la mochila al pie de vía y siempre que no haya nieve), o bien por la izquierda, por la canal que se forma entre La Maliciosa y El Peñotillo. Optamos por la segunda opción, pues hemos subido todas nuestras cosas a la chepa y nuestra intención es escalar la Galayos al Peñotillo, con lo que en una media hora estamos en el característico vivac construido al pie de vía.

Bajando hacia el Peñotillo (en el centro de la imagen)

La Galayos es una ruta excelente, alpina y que hace honor a su nombre pues nos recuerda las escaladas típicas del Galayar, en la Sierra de Gredos. Dejamos aquí unas fotos de esta jornada que hablan por sí mismas y nos remitimos a la reseña publicada hace unos años por seguir siendo plenamente válida, como hemos podido comprobar.

 En la fisura del primer largo de la Galayos
Diedro sencillo antes del genial largo final
El último largo de la Galayos, pues sí, ¡muy pero que muy galayero!
Actividad realizada por Luis González, Luis Martínez, Adam Tipluica y Pablo Parrón, el 19 de septiembre de 2015.
     
Datos prácticos:

Aproximación: para acceder a la zona, desde Madrid se puede coger la carretera de Colmenar Viejo (M-607) y seguirla siempre en dirección Navacerrada hasta que pasado el desvío de Mataelpino encontremos un desvío a la derecha que indica el acceso a La Barranca donde encontraremos un aparcamiento (55 kilómetros). También se puede llegar por la Carretera de La Coruña (A6) desviándonos en Collado Villalba por la M-601 hasta el desvío de La Barranca.

Desde La Barranca (1.400 m.) tomamos la pista que tras pasar una caseta a nuestra derecha abandonamos para cruzar un puente que atraviesa una pequeña presa. Cruzada la presa no queda más que continuar a la izquierda por un agradable bosquecillo hasta que empecemos a ver los hitos del camino del Arroyo de las Tijerillas que en fuerte pendiente entre piornos y cascajos nos aproxima hasta El Peñotillo, cumbre anterior a La Maliciosa en la que también encontraremos interesantes vías de escalada. Rodeamos el Peñotillo pegados a su cara sur y ya podemos ver la mole de La Maliciosa y nos podemos hacer una idea del carácter alpino de la escalada que vamos a acometer. Hasta la base del Peñotillo se tarda aproximadamente una hora y media, y en media hora más llegamos a nuestro objetivo (en total unas dos horas de dura pendiente, sobre todo si pega el sol, en las que acumularemos unos 700 metros de desnivel). Por cierto, La Maliciosa, y concretamente su cara sur, la que ofrece mejores itinerarios de escalada, es perfectamente visible desde la ciudad de Madrid y gran parte de los municipios de la zona norte de la Capital.

Dificultad: V+, IV+, IV+. Se trata de una vía de marcado carácter alpino con lo que ello conlleva a la hora de escoger el itinerario correcto. Salvo el primer largo, en el que encontraremos las mayores dificultades, no tiene excesiva continuidad. La Alta Ruta fue abierta por Jaime Hidalgo, Alfonso Avia y José María Rodríguez en agosto de 1976.

Longitud: unos 120 metros de escalada y trepada fácil hasta la cima.

Material: Un juego de friends y otro de fisureros. En toda la vía únicamente encontraremos un par de clavos, uno al final de primer largo y el otro al final del segundo largo (con anilla y bueno para montar la reunión). Casco indispensable.

Más información:

- Guadarrama. Guía de Escalada. DeAgustín Arranz y Miguel Barroso. Editada por Desnivel Ediciones. Págs 47, 48 y 54.
- Altitud nº 12, revista de laFederación Madrileña de Montañismo, septiembre de 2010. Págs. 36-38. Reseña de la Alta Ruta, por Tino Núñez.

MALAGÓN-UNDERGROUND - EL TORREÓN - GALAYOS - GREDOS

La vista de la cara oeste del Torreón que podemos contemplar desde el Refugio Victory es indiscutiblemente de las más hermosas que presenta el galayar. Parece mentira que la escalada por esta vertiente no sólo sea posible sino que además sea realizable por escaladores de nivel medio, pues alguna de sus vías ofrece grados asequibles a una gran mayoría. Esto sobre el papel, porque la sola visión de escaladores en el muro vertical del Torreón pone de manifiesto que hace falta algo más que grado para afrontar el ascenso con garantías suficientes de éxito. Valor y cierto bagaje en escaladas de autoprotección son indispensables para disfrutar de una escalada que no nos dejará indiferentes por muy habituados que estemos a esta clase de fregaos.

 
La vía Underground, que supera el zócalo inferior del Torreón fue abierta en 1970 por Carlos Valladolid con varios compañeros. Aunque la combinación con el Diedro Malagón es una de las mejores actividades que podemos hacer en los Galayos, la ruta por sí misma no desmerece en absoluto, ni en dificultad ni en ambiente. La Malagón fue abierta 20 años antes, en 1950, por Bonifacio y Lorenzo Malagón, Antonio Romero y Frutos Sainz, por error, pues realmente se disponían a repetir la Sur Clásica abierta unos años antes. El hecho de que durante mucho tiempo se pusiera en entredicho su ascensión pone de manifiesto el compromiso de la ruta, que más de medio siglo después se mantiene, si bien los medios actuales facilitan muchísimo su repetición.

Desde el Refugio Victory tardamos cinco minutos en llegar al pié de vía, que tenemos justo enfrente. Aunque el primer largo (III+) admite alguna variante lo más habitual es comenzar a escalar justo a la derecha de un gran bloque partido en dos en diagonal, de color más claro que el resto de las rocas, situado unos metros a la izquierda de la vertical del Diedro Malagón. El terreno es fácil aunque hay que tener cuidado con las rocas sueltas y debe seguirse con tendencia a la derecha hasta situarse en una buena repisa casi en el comienzo de la evidente fisura que parte por su mitad en dos el zócalo del Torreón. En la repisa tendremos que montar la reunión.

En dirección al comienzo de la fisura, con tendencia a la derecha
El primer largo visto desde el comienzo de la fisura de la Underground

El segundo largo (V) se encamina sin pérdida hacia la fisura que casi al comienzo tiene un resalte notable en el que se puede proteger bien. Por encima quedan unos diez metros en los que la dificultad disminuye según se llega a una reunión con dos clavos.

El primer resalte de la fisura Underground, asequible
Por encima del primer resalte y antes del segundo.
Puede montarse reunión en dos clavos.

El tercer largo (V+) tiene algún clavo para asegurar hasta que llegamos a la parte final de la fisura, en la que otro desplome notable, más difícil que el anterior, da paso a la corta trepada –cuarto largo (III)– que termina en la Plataforma de las Flores, a los pies del Diedro Malagón. El largo se protege perfectamente y es importante hacerlo bien en el desplome, fuertecillo aunque con buenos agarres en todo momento. Tanto si paramos al final de la fisura como si continuamos hasta la base del diedro tendremos que montar la reunión. A la Plataforma de las Flores también puede llegarse trepando por la canal normal de acceso al Torreón, pero perderse la Underground no tiene nombre…

Por encima del segundo resalte, desplomado y atlético
Terreno fácil para llegar a la Plataforma de las Flores

La vista del diedro es sencillamente alucinante, pero ya se aprecia bastante más asequible que desde el Refugio Victory, así que ¡a por el! El quinto largo (V) supera una placa difícil de proteger en sus primeros metros en la que progresamos con tendencia a la derecha, hacia la reunión con clavos situada en la base del diedro. Es algo expuesto pero de dificultad asequible.

Placa expuesta antes de llegar a la base del Diedro Malagón
Lo siguiente, !el diedro¡

El sexto largo (6a o V+/A0) es el tramo estrella de la vía, no tanto por la dificultad pues aquí todo tiene su puntito, como por lo estético del mismo. No da tregua desde el principio hasta el final con muchos metros de quinto mantenido. Al llegar al primer techito hay que dar un paso a la izquierda nada fácil pero bien asegurado con un clavo con argolla que veremos en cuanto estiremos un poco el cuello. Lo mejor es utilizar la fisura horizontal del techito en agarre invertido para salir a la fisura de la izquierda (6a) donde enseguida podemos volver a proteger bien. Este tramo es rarillo y mi compi, que lleva gatos nuevos, tiene un resbalón sin consecuencias que deja el último friend colocado tan duro que casi me desollo la mano para sacarlo. También puede darse un paso de fe a la izquierda en adherencia para superar el paso, aunque la fe tiene que ser de verdad de la buena… a pesar de que el clavo nos protege perfectamente. Largo de antología, difícil de olvidar. Llegamos a la reunión.

Largo muy mantenido
Llegando al techito que se supera por la izquierda
En el paso más apurado de la vía, siempre con buen canto
A vista de pájaro, nos toman esta imagen
los compañeros que escalan en el Pequeño Galayo
A la izquierda del techito cuya fisura horizontal usamos
para agarrarnos, y unos palmos por debajo, el clavo salvador

Vista hacia abajo, con los compañeros que nos siguen en la Plataforma de las Flores
Tramo desde el paso clave hasta la reunión en medio del diedro
El diedro desde la Plataforma de las Flores. Los compañeros en el último largo

El último largo (V) es más difícil de lo que parece desde la reunión. Empieza con pasos de IV+ hasta llegar a una chimenea en la que lo peor que podemos hacer es emperrarnos en colarnos, aunque en la práctica el cuerpo tire como un imán hacia ella. Conviene meter algún buen cacharro porque en lo que queda ya poco podremos colocar. Una fisura grandecita en la pared de la derecha es perfecta para asegurar con friends medianos-grandes. Si se conoce el largo o se ha visto hacer antes la cosa cambia sin dejar de ser delicadito. Lo ideal es usar la chimenea sólo como apoyo y progresar por las regletas para pies y manos que iremos encontrando en el muro de la derecha, a distancia regular y bien dispuestas, disfrutando del vacío y saboreando la espléndida y aérea cumbre del Torreón, ya al alcance de la mano. Según se abre el cielo sobre nosotros veremos a la derecha la reunión con argollas del último largo de la Sur Clásica pero para nosotros es mejor remontar el lomito de la cima, casi a caballo, para llegar bien colocados a las cadenas del rápel por la cara norte. 

La fisura del diedro se va abriendo hasta convertirse en arrastrada chimenea
Por la placa de la derecha mejor que metiéndose en la chimenea
En la tortuosa chimenea del último largo
Como siempre, las vistas desde la cumbre quitan el hipo y es que el galayar es montaña seria y abrupta donde las haya, pero más alucinante es ver desde los riscos cercanos a los escaladores en la cumbre del Torreón, como hemos podido comprobar en otros días de trepada memorables.

Recuperando al compañero en los últimos metros de la vía

 A caballo, en la afilada cumbre del Torreón


El descenso más habitual desde la cima del Torreón se hace rapelando por la cara norte. Con cuerdas de 60 metros se puede bajar en una sola tirada. Si las cuerdas son más cortas habrá que doblar el rápel en una reunión intermedia equipada con argollas. Desde el suelo hay que bajar por la canal que separa el Torreón de la Punta Tonino Ré, donde encontraremos algún paso delicado, y salvar el tramo final con una travesía hacia la derecha por gradas fáciles (algún hito).


Actividad realizada por Luis González y Pablo Parrón, y Cristina Cuesta, Angel Santamaría y Juanjo Hidalgo, el 12 de septiembre de 2015, con ocasión de la reunión que organizan Rafael Domenech y Angel Santamaría “El Niño” para amigos de la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara. Nos reunimos más de una veintena de escaladores y andarines para culminar a la vez un buen puñado de las cumbres de los Galayos, desde La Mira hasta la Punta María Luisa.


Datos prácticos: 

Acceso: desde Madrid tomamos la A5, carretera de Extremadura, hasta el kilómetro 91, donde cogemos el desvío hacia Arenas de San Pedro. En Arenas de San Pedro una señal indica hacia Guisando y El Hornillo. Tenemos que ir a Guisando, unos tres kilómetros, y desde aquí hasta la plataforma del Nogal del Barranco (otros tres o cuatro kilómetros), donde dejamos el coche. En total, casi 160 kilómetros que se hacen en unas dos horas o dos horas y media.
Desde la plataforma del Nogal del Barranco (1.240 m.) parte un camino empedrado (“El Carril”) por el que en aproximadamente dos horas llegamos al Refugio Victory.

Dificultad: III+, V, V+, III, V, 6a (V+/A0), V. Vía muy mantenida y atlética. El tercer largo supera un desplome nada desdeñable y ya te deja calentito para el Diedro Malagón. El quinto largo, que lleva de la Plataforma de las Flores al comienzo del diedro es difícil de proteger. El sexto largo, el central del diedro, es atlético y no da tregua hasta la reunión. El último largo es expuesto en los últimos diez metros y puede acabar de extenuarte si tratas de meterte por la chimenea (¡y pensar que yo fui de cabeza…!). Si te manejas en el quinto grado en clásica ni te lo pienses, una vía para quedarse bien contento.

Longitud: unos 160 metros. Los largos de la Underground tienen de media unos treinta metros, algo más corto el último, la trepada hasta la Plataforma de las Flores. Los de la Malagón son tres largos de 20 metros cada uno. Con cuerdas de 60 metros puede hacerse toda la escalada en tres largos, cuidando el rozamiento de las cuerdas.

Horarios: Entre dos y cuatro horas.

Material: un juego de friends y fisureros. Cordinos para lacear rocas y montar reuniones. Casco, siempre indispensable, en Galayos no llevarlo es una temeridad imperdonable. Incluso en verano es aconsejable llevar algo de abrigo.

Más información:

- Escaladas en el sureste de laSierra de Gredos. Riscos de Villarejo, Galayos y Torozo, de Gabriel Martín. Ediciones Desnivel, 1994. Págs. 36, 38 y 39.
- 100 clásicas de España, deAlfredo Merino y José Luis Rubayo. Ediciones Desnivel, 2010. Pags. 306-309.
- Las 100 mejores escaladas de lazona centro, de Pablo Aguado y David Gómez. Barrabés Editorial, junio 2002. Pags. 220-222.
- Escaladas en el Sistema Central, de Tino Núñez. Ediciones Desnivel, julio 2008. Págs. 220-221. Sólo reseña el Diedro Malagón.

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