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PALOMA – PICO DE LA MIEL (SUROESTE) – LA CABRERA

Los sectores central y derecho de la cara sur del Pico de la Miel concentran la mayor parte de los itinerarios de escalada trazados en su magnífico granito.  Sin embargo, la zona izquierda (sector suroeste) tiene una serie de trazados interesantes, muchos de los cuales han sido equipados por Wimbor, destacado escalador y equipador al que desde aquí agradecemos la desinteresada labor realizada en beneficio de toda la comunidad escaladora. La vía Paloma, que hoy pretendemos repetir, es bastante antigua, por lo que trata de salvar las dificultades de esta parte del muro de la forma más lógica y evidente con el material de antaño. Aunque se trata de una vía totalmente limpia de seguros, en la que es necesario el material propio de la escalada clásica, la profusión de chapas pertenecientes a itinerarios equipados con posterioridad permite salvar los tramos menos interesantes para la escalada (por sucios o poco difíciles) del itinerario original; y ello sin alterar en demasía la dificultad y manteniendo el carácter clásico, por lo que creemos que en adelante será la forma más lógica de repetir esta entretenida ruta.


Aunque siempre hemos subido al Pico de la Miel dejando el coche en la Calle de los Colegios, de un tiempo a esta parte parece que preferimos aparcar en el bar de camioneros del Cancho del Aguila, al que se entra directamente tomando la salida 60 de la A1, desde donde parte un caminito que nos lleva directos a la base del Espolón Manolín. Antes de llegar a este punto debemos tomar el caminito hacia la izquierda que recorre la pared en dirección oeste y nos deja al pie de las vías Julito, Rivas-Acuña, etc. El techo característico de la vía Cabrero Capri puede ser una buena referencia para llegar al pie de la Paloma, inconfundible cuando veamos las chapas del Espolón Murciélagos, que parte del mismo punto.

El primer largo (IV+) recorre hacia la izquierda una fisura-repisa que en un par de metros nos deja al pie de la bonita canal por la que hay que ascender en dirección a una gran encina. La entrada a la canal es delicada y sin ser difícil nos coge algo fríos. Además aunque se acaba de iniciar la escalada, estamos ya a unos cuantos metros del suelo, pues no empezamos en línea recta para evitar el tapiz de musgo que cubre la roca desde abajo. Por encima, disfrutamos la sencilla canal (sucia y con pocas evidencias de paso) hasta entrar en terreno muy sencillo y plagado de matojos, con cuidado de no saltarnos a la derecha la encina en la que montamos la reunión (que encontramos sin cordino alguno).  

Hacia la mitad del primer largo, vista hacia arriba (izquierda) y hacia el suelo (derecha)

El segundo largo (IV+) parte de la encina metiéndonos hacia la derecha en una serie de bloques que dan paso a fisura ancha como un puño en la que entran bien friends grandecitos. Nos saltamos una reunión (dos parabolts sin argolla) para darle algo de longitud al largo y unos metros por encima llegamos a otra reunión (dos parabolts con argolla en sólo uno de ellos), que es común con el Espolón Murciélagos.

Los tres tramos del segundo largo, el comienzo (izquierda), la fisura intermedia (centro) y la salida a pocos metros de la reunión (derecha)

El tercer largo (III) sale recto por terreno evidente y sin mucha dificultad llega a la base de la gran repisa que corta la continuidad de todas la vías que surcan este sector suroeste del Pico de la Miel. Encontraremos una reunión en el muro de la derecha (dos parabolts sin argolla), pero es preferible hacer una travesía hacia la izquierda de unos quince metros (I) hasta dar con dos parabolts sin argolla de reluciente color dorado en los que montar nuestra tercera reunión.

El tercer largo es de transición hacia la gran repisa de la cara suroeste del Pico de la Miel

El cuarto largo (IV+) supera la placa que tenemos enfrente sin posibilidad de pérdida por el “caminito” cepillado, pues el resto es una alfombra de musgo impracticable, así como sin posibilidad de asegurar durante unos doce metros de escalada de poca dificultad, hasta llegar a un muro más vertical con buenas setas para agarrarnos y dos parabolts para asegurar los primeros metros. En todo momento a nuestra derecha viene una canal, tremendamente sucia de musgo y matojos, por la que debe ir la vía original pero que hoy resulta de menor interés. Unos metros por encima de un buen ejemplar de encina que nace en la canal encontramos la reunión (dos parabolts de los cuales uno sólo con argolla).

Arriba izquierda, en la tercera reunión, y debajo a la derecha recuperando a la compañera en la cuarta reunión. El resto son detalles del largo

El quinto largo (V+) ya se adivina desde la reunión más difícil que lo que llevamos hasta el momento, al menos si queremos salir por la línea de parabolts que vemos en el murito final. La idea es salir de la reunión por la canal, muy sucia y que se va estrechando hasta desaparecer. Se protege con algún friend grande hasta que llegamos a los bloques finales. Un primer parabolt y a continuación el paso más duro de la vía (V+) para alcanzar otro parabolt. Aunque el itinerario original sale por terreno más sencillo hacia la izquierda es muy aconsejable dar unos pasos a la derecha hasta alcanzar otro parabolt para continuar por el muro vertical (que pertenece a la vía Embrujo), con estupendos agarres tipo Pared de Santillana, otro seguro y finalmente el fin de las dificultades y la reunión (dos parabolts unidos con una cadena y maillón grande en uno de ellos). Igualmente resulta muy tentadora la línea que supera el muro final aun más a la derecha (también protegida con dos parabolts) que por no poder abarcarlo todo dejamos para mejor ocasión.

El último largo, saliendo por el muro con chapas de la vía Embrujo (recomendable)

El descenso se hace por los bloques del lado izquierdo (oeste) del Pico de la Miel hasta dar con el caminito que en unos 10 minutos nos lleva al inicio de la vía.

Actividad realizada por Beatriz Peña y Pablo Parrón, el 31 de octubre de 2015.

Datos prácticos:

Acceso: Desde Madrid hay que coger la Carretera de Burgos (A1) hasta la salida 57 en la que veremos la señal del pueblo de La Cabrera. En total unos 60 kilómetros. Enseguida entramos en la Calle de los Colegios, que seguiremos varios metros, hasta un callejón sin asfaltar a mano derecha (Calle de la Sierra), en la que dejamos el vehículo. También es posible seguir por la A1 hasta la salida 60 y aparcar en el bar-restaurante del Cancho del Aguila, opción cada vez más habitual.

Desde aquí sube un camino que debemos seguir con tendencia hacia la derecha hasta un rellano desde el que sale un camino entre las jaras a la izquierda (hay que ir atentos porque es fácil pasárselo). Este camino enfila ya directo a la base del Pico de la Miel. Antes de llegar a la base el camino se bifurca en dos. El de la derecha se dirige hacia el callejón Soyermo y debe tomarse para acercarse a la base de las vías Ezequiel, Espolón Manolín, etc. El de la izquierda nos lleva al sector suroeste del Pico de la Miel, donde encontraremos la vía Paloma en su extremo izquierdo. Si hemos aparcado en el Cancho del Aguila subiremos por el caminito que pasa al lado de una valla alambre y en escasos cinco minutos nos lleva al citado rellano.

Dificultad: IV+, IV+, III, IV+, V+.  Probablemente el paso más delicado lo encontramos al comenzar la escalada al situarnos nada más entrar a unos cuantos metros del suelo sin protección alguna. Por lo demás se trata de una vía para disfrutar, con pasos puntuales y en general bastante sucia sin que desmerezca la escalada. El granito es excelente y se nota que está mucho menos desgastado que en el centro del Pico de la Miel, mucho más recorrido, recordando al granito pedricero.

Longitud: 150 metros aprox.

Horarios: Unos 30 minutos desde el coche al comienzo de la escalada, unas 2 horas para la vía y 10 minutos para descender desde la cima del Pico de la Miel hasta las mochilas.

Material: un juego de friends y fisureros. Casco. Salvo la primera reunión, que montamos con un lazo en una encina, las demás están montadas con parabolts. En los dos últimos largos encontraremos algún parabolt pero el resto está limpio.

Más información (poca es la que encontraremos pero algo es algo):

- Somero croquis del Desnivel nº 114, “Cabrera, Granito de invierno”, pág. 48 (sólo indica la entrada a la vía).

COMBINACIÓN ALAIZ-ESTEBAN ALTIERI – PICO DE LA MIEL – LA CABRERA

El Pico de la Miel ha pasado, como tantas otras paredes de nuestra geografía, por épocas de máximo esplendor, en lo que al interés de la comunidad escaladora se refiere, y por otras de menor entusiasmo, como parece ser la actual, en la que ya no está incluida en el top ten de las “paredes de moda”. No por ello desmerece su granito, más al contrario adquiere mayor atractivo para el escalador que busca los rincones más selectos para desarrollar su danza vertical ajeno a factores propios del adoctrinamiento mercantil al que el “desarrollo moderno” pretende circunscribirle. La combinación que hoy proponemos es claro manifiesto del embrollo conceptual que precede… Dicho de otro modo, el Pico de la Miel sigue siendo exponente ejemplar de lo más granado de la escalada en granito a nivel peninsular y la línea que a continuación reseñamos obra maestra de transición entre la época clásica y la concepción moderna de la escalada que aun impera en la actualidad, candidata indiscutible a cualquier recopilación de las mejores escaladas de España.


En el centro del Pico de la Miel, en el paño que delimita el Espolón Manolín y la vía Piloto (idóneas ambas para la primera toma de contacto en esta escuela), tres líneas paralelas de cierto compromiso y dificultad no ya al alcance de cualquier escalador, permiten varias combinaciones a cada cual más apetitosa. Nos referimos, de izquierda a derecha, a la Esteban Altieri, la Alaiz, y el Diedro Loquillo. Cada una tiene su historia pero es especialmente novelesca, a la vez que triste, la relativa a la primera, abierta por amigos de Esteban Altieri en homenaje al mismo tras fallecer en el dramático alud desencadenado un 15 de abril de 1979 en la Apretura de los Galayos junto a otros seis infortunados escaladores. Por su parte, la Alaiz se la debemos a Julio Marina, prolífico escalador que ha dejado otros interesantes itinerarios en el mismo Pico de la Miel y sigue dando guerra sin que se atisbe, y esto lo atestiguará quien quiera que lo conozca, decaimiento alguno en su voluntad aperturista.

La combinación que reseñamos es con toda seguridad una de las mejores actividades a realizar en el Pico de la Miel, con lo que esto significa pues prácticamente cualquier escalada en esta pared es siempre muy gratificante. En todo caso, si no es la que más te motiva o prefieres adaptarla a tu nivel de escalada podrás hacerlo ya sea tanto para incrementar como para disminuir la dificultad sin perder un ápice de interés cualquiera que sea la combinación elegida. No tienes más que estudiar los croquis publicados de las tres vías citadas. En este artículo proponemos hacer los dos primeros largos de la Alaiz (6b y 6a+), y los dos últimos de la Altieri (6a y V).

La aproximación al Pico de la Miel parece evidente desde el pueblo de La Cabrera, y de hecho lo es, aunque no han sido pocas las veces que nos hemos metido en un pequeño fregao para alcanzar su base. Para llegar al pie de la Alaiz y comenzar la escalada hay que dirigirse al Pico de la Miel por el camino habitual (ver el apartado “aproximación”, más abajo, en los “datos prácticos”) y tomar al final el desvío que se dirige a la parte izquierda de la pared, hasta llegar al punto de inicio de la vía Piloto. Un pequeño pasito en el que hay que apretar por granito muy lavado nos deja al pie de la Piloto y en una especie de zócalo desde el que, tras andar unos metros hacia la derecha, podemos coger una canalilla con varios pasos de tercero al comienzo, para llegar al pie de vía (común para la Altieri, la Alaiz y el Diedro Loquillo). Cuidado en esta posición pues realmente estamos a la altura del tercer largo del Espolón Manolín y una caída hacia abajo podría ser más larga de lo deseable…

El primer largo (6b) está protegido en los primeros metros con cuatro parabolts, hasta alcanzar la tremenda fisura por la que sigue la vía. Desde el principio la dificultad es mantenida en torno al 6a, aunque se hace bien y se protege sin problema gracias a los parabolts que hay antes de llegar a la fisura. La cosa se pone emocionante al pasar del tercer parabolt al cuarto y aunque hay quien dice que es el paso más difícil del largo (6b) la verdad es que la fisura es también fuertecilla y si contamos con que hay que ir colocando los seguros no conviene relajar hasta llegar a la reunión (tres parabolts con argolla). Largo memorable donde los haya para el que es aconsejable vendarse las manos.

Entrando en la vía, en busca del fisurote de la Alaiz
Secuencia del primer largo. En la última imagen se aprecia la verticalidad mirando hacia el suelo.

El segundo largo (6a+) es cortito y atraviesa una placa protegida con tres parabolts en su parte más difícil, los primeros metros, en la que es inútil buscar agarres y no queda otra que la fe ciega en la adherencia de nuestros gatos, lo que no es fácil en este granito, cuya adherencia no tiene nada que ver con la de la cercana Pedriza… En todo caso, está bien protegida y a pesar del grado es un verdadero descanso entre los dos largos clave de la ruta. Los últimos metros son más sencillos (IV+) y de hecho sólo encontraremos otro parabolt, con aleje considerable, antes de llegar a la reunión (tres parabolts con argolla).

La placa del segundo largo antes de empezar (izquierda), en plena faena (centro) y vista desde arriba (derecha)

El tercer largo (6a+) va por la clásica fisura de la Esteban Altieri, de calidad excepcional, larga y bien protegible. Conviene llevar el arnés bien cargadito de friends de todos los tamaños. Es otro de los largos memorables del Pico de la Miel y si vamos justos de grado no debemos asustarnos pues el recurso al artificial será posible en todo momento. Desde la reunión hacemos una travesía fácil (IV) hacia la base de la fisura, donde podemos aprovechar para chapar un parabolt con argolla de la reunión que veremos a nuestra izquierda (con un buen alargue en la cinta para que luego no de problemas). Los primeros metros la fisura es pequeña y va justa para los dedos. Con friends pequeños puede protegerse hasta llegar a un clavo en buen estado a unos tres metros. Ahora toca dejar la fisura y salirnos a la derecha, donde encontramos buenos agarres, para a continuación retomar la línea, que se va agrandando, hasta un pequeño desplome en el que habrá que volver a apretar y que antiguamente solía hacerse con ayuda de una pedaleta. Se protege bien con friends medianos-grandes y nada mas superarla sorprende ver que aún quedan bastantes metros hasta la reunión. Pero la cosa ya mejora notablemente (V) y el disfrute hasta el grupito de encinas que pone fin a la tirada es total. Podemos montar la reunión con un lazo en el tronco que veamos más seguro o aprovechar una instalación con argollas al final del conjunto de encinas.

La espectacular fisura de la Altieri, llegando al desplomito, su paso más duro.
Abajo a la derecha, saliendo del pequeño desplome aun quedan unos cuantos metros de fisura hasta la reunión en el árbol

El cuarto largo (V) no debe llamarnos a engaño pues también nos obligará a apretar y tiene un paso bastante más difícil de lo que aparenta nada más salir de la reunión. Se trata de una fisura de dedos totalmente lisa a ambos lados que exige adoptar buena posición para superar airosos. Como se encuentra cerca de la reunión, no se protege excesivamente mal y es muy cortita la graduamos de V pero sin reparos habrá quien piense que nos quedamos cortos… Lo que queda es sencillo hasta la reunión montada con argollas que encontraremos en los bloques cimeros del Pico de la Miel. El día que escalamos se presenta muy húmedo y nublado con lo que la roca ofrece poca confianza. ¡Habrá que probar en mejores condiciones y de buena gana lo haremos pues se trata de una vía diez!

Saliendo de la reunión en el último largo. A la derecha la fisura que le da el grado, más fina de lo que parece

El descenso se hace por los bloques del lado izquierdo (oeste) del Pico de la Miel hasta dar con el caminito que en unos 20 minutos nos lleva al inicio de la vía. Dada la gran afluencia de escaladores a esta escuela es casi imperativo evitar el descenso rapelando, con lo que evitaremos molestar a nadie, minimizaremos el riesgo de accidentes y además haremos una bajada mucho más rápida y segura. También es posible descender por el lado este del pico, por el Callejón Soyermo, aunque encontraremos un pequeño destrepe que si no conocemos bien puede poner a prueba nuestros nervios.

Actividad realizada por Adam Tipluica y Pablo Parrón, el 29 de octubre de 2015.

Datos prácticos:

Acceso: Desde Madrid hay que coger la Carretera de Burgos (A1) hasta la salida 57 en la que veremos la señal del pueblo de La Cabrera. En total unos 60 kilómetros. Enseguida entramos en la Calle de los Colegios, que seguiremos varios metros, hasta un callejón sin asfaltar a mano derecha (Calle de la Sierra), en la que dejamos el vehículo. También es posible seguir por la A1 hasta la salida 60 y aparcar en el bar-restaurante del Cancho del Aguila, opción cada vez más habitual.

Desde aquí sube un camino que debemos seguir con tendencia hacia la derecha hasta un rellano desde el que sale un camino entre las jaras a la izquierda (hay que ir atentos porque es fácil pasárselo). Este camino enfila ya directo a la base del Pico de la Miel. Antes de llegar a la base el camino se bifurca en dos. El de la derecha se dirige hacia el callejón Soyermo y debe tomarse para acercarse a la base de las vías Ezequiel, Espolón Manolín, etc. El de la izquierda nos lleva a la base de la vía Piloto, desde donde accedemos con facilidad al zócalo donde comienza la escalada. Si hemos aparcado en el Cancho del Aguila subiremos por el caminito que pasa al lado de una valla alambre y en escasos cinco minutos nos lleva al citado rellano.

Dificultad: 6b, 6a+, 6a+, V. El primer largo es duro y conviene vendarse o llevar guantes para no dejarse la piel en el intento. La placa del segundo largo es exigente porque la adherencia del granito no es equiparable al de otras escuelas de la zona centro. El tercer largo hay que hacerlo al menos alguna vez, aunque sólo sea por lo mítico que es en esta escuela, pero no sólo por eso, es de lo mejorcito sin paliativos. El último largo todavía reserva un pequeño apretoncito.

Longitud: 110 metros aprox.

Horarios: Unos 30 minutos desde el coche al comienzo de la escalada, entre dos y tres horas para la vía y 20 minutos para descender desde la cima del Pico de la Miel hasta las mochilas.

Material: un juego de friends y fisureros. Casco. Todas las reuniones están montadas y son rapelables. Hay cuatro parabolts al comienzo del primer largo pero el resto exige un buen juego de friends. La placa del segundo largo está protegida con cuatro parabolts y poco más podrás meter. Lo difícil se hace sin jugarse el tipo. El tercer largo cuenta con un clavo y también podemos aprovechar un parabolt de una reunión al principio de la fisura. Aquí no hay que cortarse y llevar el arnés bien cargado.

Más información:

- Clásicas de la zona centro, de Daniel Alcojor, Desnivel Ediciones. Págs. 120-121 (reseña de la Esteban Altieri).
- Escaladas en la Comunidad de Madrid y alrededores, de Tino Núñez, Desnivel Ediciones. Págs. 112-113 (reseña de “La Combinación”, que coincide con la vía aquí tratada sustituyendo el primer largo de la Alaiz por el famoso, y algo más sencillo, Diedro Loquillo).
- Las 100 mejores escaladas de la zona centro, Pablo Aguado y David Gómez, Barrabés Editorial. Págs. 124-125 (reseña de la combinación Diedro Loquillo-Alaiz).
- 100 Clásicas de España, de Alfredo Merino y José Luis Rubayo, Desnivel Ediciones. Págs. 265-270 (reseña de la Esteban Altieri).

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