A pesar del
calor, el verano suele ser buena época para escalar en Galayos, donde a buen
seguro, a primera hora de la mañana normalmente la manga corta será
insuficiente para mantener una temperatura corporal decente. Despertarse en el
Refugio Victory o en cualquiera de los vivacs de los alrededores y tener que
echar mano del forro polar cuando las temperaturas máximas en la península
rondan los 40 grados no tiene precio. Pero en esta ocasión no es el caso y cuando
me encuentro con Luis en Arenas de San Pedro a las nueve y pico de la mañana ya
vamos mentalizándonos para la sudada que nos espera en las dos horas y media
que normalmente lleva alcanzar el Galayar desde el aparcamiento situado a unos
cinco kilómetros del pueblo de Guisando.
Subiendo por el
Carril de Los Galayos, al llegar al comienzo de la Apretura optamos por
subir por el camino de las zetas que vemos a mano izquierda y en cuanto
llegamos al Refugio Victory sacamos los hierros y echamos un vistazo a la vía
que hoy llevamos en mente, la
Comicci, perfectamente visible en línea recta. En poco más de
diez minutos estamos en la base de la vía y empezamos a desplegar las cuerdas
con la tranquilidad de que hoy toca una ruta en la que sufriremos poco y
disfrutaremos mucho. El itinerario fue abierto en el lejano año de 1935 por los
escaladores italianos Emilio Comicci y Lipoveo Zizo, bien curtidos en las
Dolomitas, con los medios de la época, inaugurando la escalada de dificultad en
el Gran Galayo. Hoy no deja de sorprender el instinto de aquellos pioneros para
desentrañar los secretos de la roca y encontrar sus puntos débiles. El resultado, 190 metros de escalada
en buena roca, en la actualidad muy divertidos y asequibles, siempre que
conservemos un poquito de ese instinto para no embarcarnos en aventuras de
mayor envergadura… Algunos clavos y tacos de madera nos ayudarán en la faena.
Como
quiera que puede que nos quedemos con ganas de darle un puntito de dificultad a
la escalada, en el último largo existe la posibilidad de afrontar un bonito y
asequible diedro, aunque es totalmente opcional y la salida por la cuevecita
que trazaron los aperturistas también será una buena guinda para coronar una de
la cumbres más visitadas de la zona.
El primer largo
(IV) empieza por un sistema de gradas de fácil acceso (II-III), que como
siempre, pese a su escasa dificultad, pilla frío al escalador y no debe subestimarse
pues es la zona en la que mayores posibilidades tenemos de encontrar algún
bloque suelto que pueda causarnos algún susto. Aunque en teoría el largo llega
hasta detrás de un gendarme que dejamos a la derecha, es recomendable seguir
hacia arriba, por un diedro a la izquierda (IV) en el que hay un taco de madera
no muy aconsejable para asegurarse, y la fisura que sigue por encima, de
escalada agradable apoyándonos en la parte final del gendarme que dejamos a la
derecha. A continuación veremos una nueva fisura (IV), con un taco de madera en
mejor estado, que tras superar nos deja en una repisa con numerosos brezos idónea
para montar la reunión.
El segundo largo
(IV) sale por una placa con fisuras y garbanzos de granito perfectos para
seguir disfrutando la escalada sin excesivas complicaciones, tras la cual
debemos ir girando hacia la izquierda, en travesía ascendente, por el terreno
más evidente, haciendo uso de esa intuición a que antes hicimos alusión, hasta
llegar cerca una especie de techo-desplome poco marcado que indica el paso a la
segunda parte de la vía. Antes montamos la reunión.
El tercer largo
(IV) bordea el techo-desplome poco marcado unos metros por debajo y por su
izquierda para dar paso a una zona a tramos poco mantenida en la que la
escalada es de lo más placentero. Un par de clavos, uno de ellos con argolla,
nos guían hasta el pie de una oscura chimenea bajo la cual montamos la reunión.
El cuarto y
último largo (IV+, o V opcional si vamos por el diedro final) supera la corta chimenea,
que termina en un techo obligando a dar
un paso a la izquierda de obligada protección y más fácil de lo que parece, a
pesar de ser el más comprometido de esta escalada, si tanteamos bien para
encontrar los agarres que ofrece. Tras este paso unos cuantos metros casi de
andar (II) hacia la última dificultad que encontraremos antes de la cumbre. A
la derecha es evidente una oquedad que permite pasar sin mayor dificultad a la
cima del Gran Galayo. La opción que proponemos para darle el puntito de
dificultad a la trepada, y que debe ser bastante habitual a juzgar por las
marcas de magnesio, es un diedro evidente (V) a la izquierda de la oquedad, de
unos 12 metros,
para el que es aconsejable (no imprescindible) llevar un par de friends de los
grandes de verdad (números 3-4), sobre todo en los primeros metros. Un poquito
por encima de la mitad del diedro encontramos el paso más apurado. La
recompensa, llegar a la cima del Gran Galayo con alguna gota de más en la
frente y la adrenalina a punto para afrontar el siempre delicado destrepe de la
más alta de las agujas de los Galayos.
El descenso por
la normal del Gran Galayo está marcado con hitos, en dirección sureste desde la
misma cumbre. Tiene varios pasos de II-III, alguno de unos cuantos metros, y
exige atención hasta el final. Puede hacerse con botas para no torturar los
dedos con los pies de gato pero nada de ir corriendo…
Actividad realizada por Luis Martínez y Pablo Parrón el 2 de agosto de 2016.
Datos prácticos:
Acceso: desde
Madrid tomamos la A5,
carretera de Extremadura, hasta el kilómetro 91, donde cogemos el desvío hacia
Arenas de San Pedro. En Arenas de San Pedro una señal indica hacia Guisando y
El Hornillo. Tenemos que ir a Guisando, unos tres kilómetros, y desde aquí
hasta la plataforma del Nogal del Barranco (otros tres o cuatro kilómetros),
donde dejamos el coche. En total, casi 180 kilómetros que
se hacen en unas dos horas o dos horas y media.
Desde la bella comarca de La Vera, en el norte de Cáceres
una bonita carretera que recorre todos los pueblos de la comarca (EX-203), y se
transforma en la CL-501
al entrar en Avila por el pueblo de Candeleda, hasta un desvío a la izquierda
que marca 7 kilómetros
hasta Guisando, unos diez antes de llegar a Arenas de San Pedro. Es una opción
fantástica para conocer una de las zonas más bonitas de España, con una
diversidad vegetal de primera categoría. Una hora y media aproximadamente de
entretenimiento en el coche para toda la familia en la que pasamos por multitud
de zonas aptas para el baño que pueden hacer que nunca alcancemos nuestro
destino…
Desde la plataforma del Nogal del Barranco (1.240 m.) parte un camino
empedrado (“El Carril”) por el que en aproximadamente dos horas llegamos al
Refugio Victory.
Dificultad: IV, IV, IV, V (por el
diedro) o IV+ (por la Comicci
original). Tramos sencillos (II-III), alternados con otros un poco más
difíciles a lo largo de toda la vía. Requiere cierta intuición sin dejar de ser
una ruta muy asequible
Longitud: unos 190 metros. Aunque puede
dividirse en más largos, los cuatro aquí propuestos son factibles y con una
longitud media entre los 40 y 50
metros.
Horarios: la escalada se hace en un par
de horas y el descenso hasta el refugio en unos treinta minutos. Con la subida
desde el aparcamiento y la bajada tenemos, como siempre en Galayos, una buena
jornada (unas 8 horas de actividad)
Material: un juego de friends y
fisureros. Cordinos para lacear rocas y montar reuniones. Casco, siempre
indispensable, en Galayos no llevarlo es una temeridad imperdonable. Incluso en
verano es aconsejable llevar algo de abrigo.
Más información:
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