Personajes tan reconocidos en el mundo de la montaña como Reinhold Messner, se han referido a las Dolomitas como las montañas más bonitas de la tierra. Para quien las visite por primera vez no será difícil entender el porqué de tan tajante afirmación, y para quien ya haya estado en ellas anteriormente difícil será que no haya surgido una irresistible atracción que le impulse a volver una y otra vez.
La increíble multitud de montañas y macizos que conforman las Dolomitas con su particular y compleja orografía, hacen de estas cumbres uno de los mejores escenarios de aventura para todo escalador, cualquiera que sea su grado habitual. Sin embargo, desde el punto de vista deportivo, la seña de identidad más extendida de las Dolomitas son sin duda las vías ferratas. Como dice un buen amigo, ir a Dolomitas y no hacer alguna ferrata es como entrar en una pastelería y salir con un bocata de jamón. Y es que, las vías ferratas nacieron aquí básicamente, aunque no en exclusiva, durante la Primera Guerra Mundial, como un sistema idóneo para facilitar el transporte de tropas y material de guerra necesario para proteger el frente tanto por parte de las fuerzas austrohúngaras como de las italianas.
Posteriormente, aparte de las vías ferratas históricas, han ido surgiendo muchas otras de carácter puramente lúdico desde sus inicios, en perfecta armonía la mayor parte de las ocasiones con otras disciplinas de montaña, hasta el punto de que hoy en día las Dolomitas son la zona del planeta con mayor concentración de recorridos de estas características.
En esta reseña vamos a indicar los datos básicos para hacer tres vías ferratas en orden creciente de dificultad, que permiten conocer las zonas más visitadas de Dolomitas y planificar futuras aventuras en este particular paraíso para todos los deportes de montaña.
- Vía Ferrata Averau: sencilla ferrata, corta y de fácil aproximación, permite disfrutar desde el corazón de las Dolomitas de unas vistas de ensueño desde el Passo Falzarego hasta el Passo Giau, pasando por las impresionantes Tofanas o las archiconocidas Cinque Torri.
- Vía Ferrata delle Trincee: ferrata más exigente que la anterior, tanto por su longitud como por su mayor dificultad y una aproximación más larga, nos adentra en túneles utilizados en la Gran Guerra y brinda una panorámica casi constante del hermoso Lago di Fedaia y la cara norte de La Marmolada.
- Vía Ferrata Giovanni Lipella a la Tofana di Rozes: ruta larga,
con buena aproximación, ligeramente más difícil que la anterior, y con gran
carga histórica, una de las imprescindibles en Dolomitas. Además, atlética, con
pasos muy variados y tramos realmente espectaculares; muy aconsejable.
VIA FERRATA AVERAU – AVERAU (2648 m.)
El Averau (2648 m.) es una montaña de presencia imponente cuando la contemplamos desde el Passo Falzarego o desde el Passo Giau. Sin embargo, subir a su cima por la vía ferrata equipada al efecto resulta de lo más agradable gracias a su escasa aproximación, su más que asequible dificultad, y la magnífica vista que nos brinda desde su punto más alto. Quizás el único “pero” de esta excursión sea la masificación que puede llegar a producirse en el corto tramo inicial, la vía ferrata propiamente dicha.
La aproximación al comienzo de la ferrata puede hacerse de diferentes formas. Lo primero será decidir si la hacemos toda andando o utilizando alguno de los remontes que la acortan considerablemente. La opción más corta parte del Refugio Fedare, en la SS638, a un par de kilómetros del Passo Giau, desde donde podemos utilizar el Telesilla Fedare para llegar cómodamente hasta el Refugio Averau (23 euros ida y vuelta), que también podemos alcanzar caminando en aproximadamente una hora. Unos 50 metros al norte del Refugio Averau veremos una señal que indica el camino hacia la vía ferrata, cuyo inicio alcanzaremos en poco más de 15 minutos rodeando la base de la pared.
La vía ferrata en sí, es sencilla pero hay que tener cuidado en los cruces con otras personas ya que se usa tanto para subir como para bajar. Nada más coger el cable tenemos unos primeros metros verticales para enseguida llegar a una bifurcación que más arriba vuelve a unirse. Si cogemos la de la izquierda, unas grapas metálicas ayudan a remontar una chimenea, y si optamos por la de la derecha un tramo vertical da paso a varias repisas que nos permiten continuar hacia la derecha para retomar el cable y subir los últimos metros hasta un hombro en el que termina la protección y comienza un caminito marcado con hitos que en unos quince minutos nos lleva a la cima, desde la que las vistas son francamente magníficas gracias a su centrada ubicación en las Dolomitas.
El descenso se hace por el mismo camino, hasta el hombro, donde volvemos a coger el cable para bajar la parte final hasta el suelo y regresar hasta el Refugio Averau. Si nos hemos quedado con ganas, algo más que probable si hemos usado el remonte para aproximar hasta el refugio, podemos cansar un poco las piernas aprovechando para subir al Nuvolau, en cuya cima hay un buen refugio con una amplia panorámica de las Dolomitas.
Otra opción para esta salida, es partir desde el mismo Passo Giau, en vez de hacerlo desde el Refugio Fedare, para subir andando hasta el Nuvolau por la corta Vía Ferrata Ra Gusela (camino 443), para luego descender hasta el Refugio Averau (perfectamente visible desde el Refugio Nuvolau), y continuar hacia el norte para subir por la Vía Ferrata Averau.
Actividad realizada por Beatriz Peña y Pablo Parrón el 16 de agosto de 2024.
VIA FERRATA DELLE TRINCEE/LA MESOLA
La Vía Ferrata delle Trincee/La Mesola nos parece interesante por varios motivos, fundamentalmente su carácter histórico y recorrido por escenarios de la Primera Guerra Mundial, pero también su componente deportivo, ya que es atlética y larga si la hacemos en su totalidad, así como el magnífico decorado de fondo que disfrutamos en todo su recorrido, la cara norte de la Marmolada con el Lago di Fedaia en su base. Además, a pesar de su longitud, está dividida en tres tramos claramente diferenciados que permiten acortar la actividad al final de cada uno si las fuerzas, la climatología o las ganas así lo aconsejan.
Se trata de una ferrata con algunos tramos verticales pero en la que predominan tramos horizontales y otros de descenso, que recorre la conocida como Arista Padón, divisoria entre el valle de Arabba y la zona de la Marmolada. La aproximación al comienzo del cable puede hacerse desde la población de Arabba utilizando el remonte Portavescovo (la opción más corta), o desde el mismo Lago di Fedaia al pie de la cara norte de la Marmolada. Otra opción es aproximar partiendo desde el Passo Pordoi por el sendero 601 (unas dos horas y media de caminata). Nosotros optamos por salir desde el Lago di Fedaia, donde dormimos en la furgoneta a 13 grados en pleno agosto, un auténtico refugio climático en medio de una ola de calor, para lo que seguimos el sendero 698, que sale desde el muro de la presa ubicada en el extremo oeste del lago, empinada subida que en una hora nos lleva al Refugio Luigi Gorza. No es necesario llegar hasta el refugio y nos desviamos a la derecha (este) unos cientos de metros antes para en aproximadamente quince minutos llegar al comienzo del primer tramo de la Vía Ferrata delle Trincee, claramente identificada con una placa al comienzo de la pared.
El primer tramo comienza bastante vertical para luego ir suavizándose, atravesar un puente en el que podremos hacer alguna buena foto, y comenzar un breve descenso hasta un collado que marca el final de esta primera parte. Toca andar un rato para alcanzar la segunda sección de la vía, que asciende a una pequeña torre y va rodeando la arista Padón por su cara norte hasta llegar a otro collado en el que finaliza la segunda parte. Tanto desde el final de la primera sección como desde el final de la segunda podemos abandonar la ferrata y volver hasta el Refugio Luigi Gorza por el Sendero Geológico Arabba, que transcurre por la falda sur de la arista Padón uniendo los Refugios Luigi Gorza y el Refugio Padón.
Es aconsejable hacer la tercera sección de la ruta, ya que transcurre por algunas ruinas y túneles de la Primera Guerra Mundial de interesante visita, además de sorprendernos aún con algún tramo interesante de trepada. A mitad del trayecto veremos una señal del Vivac Bontadini, refugio no guardado al que llegaremos tras travesar el último túnel (linterna indispensable), el más largo, con flechas pintadas en color rojo para llegar a su salida. Sólo queda seguir el camino que desciende al Passo Padón, donde veremos el Refugio Padón y un antiguo cañón de la Gran Guerra. Por el sendero número 698 volvemos al punto de partida en el Lago di Fedaia en aproximadamente una hora y media.
Actividad realizada por Beatriz Peña y Pablo Parrón el 14 de agosto de 2024.
- Excelente croquis en la web climbing7.com.
VÍA FERRATA GIOVANNI LIPELLA – TOFANA DI ROZES (3225 m.)
Sin duda alguna la Vía Ferrata Giovanni Lipella puede considerarse como una de las indispensables para los entusiastas de este tipo de actividad. Se trata de un recorrido largo que nos tendrá entretenidos una jornada completa, en el que recorremos escenarios históricos de la Primera Guerra Mundial y en el que no falta de nada, desde una interesante aproximación, hasta una cima de más de tres mil metros que alcanzaremos tras atravesar una larga galería excavada en la roca y una prolongada trepada asegurada por el cable que recorre las paredes de la Tofana di Rozes, enlazada por tramos andando sobre un estrecho camino con patio considerable y paisajes que quitan el hipo.
Iniciamos la aproximación desde el Refugio Dibona, que alcanzamos en coche por una estrecha pista asfaltada que comienza en el tramo de la carretera SS48 que une Cortina d’Ampezzo con el Passo Falzarego. Viniendo desde Cortina hay que ir atentos a un pórtico de madera a la derecha de la carretera en el que se indica la entrada al “Parco delle Dolomiti d’Ampezzo”, y que da comienzo a la pista asfaltada que nos lleva al Refugio Dibona. Cuando la pista llega a un cruce el asfalto termina y tomamos el desvío hacia la izquierda (el de la derecha lleva al Refugio Pomedes). Quedan un par de kilómetros por pista sin asfaltar apta para todo tipo de vehículos, hasta el aparcamiento del Refugio Dibona.
Desde el refugio comenzamos a caminar por una pista ancha (la 403) que se dirige hacia el Refugio Giussani durante unos minutos, hasta ver un desvío hacia la izquierda (oeste) por el camino 404, que bordea hacia el oeste la impresionante pared sur de la Tofana di Rozes señalando los desvíos necesarios para llegar al comienzo de la ferrata Giovanni Lipella y la Galleria del Castelleto. Calcular aproximadamente una hora hasta el comienzo de la ruta.
Varias placas conmemorativas y un tramo largo de escaleras metálicas dan comienzo a la ferrata, que por las escaleras nos adentra directamente en la Galleria del Castelleto, con restos de las posiciones utilizadas por el ejército italiano en la Primera Guerra Mundial. Imprescindible llevar linterna para subir sin problemas los escalones que ascienden por el túnel. A la salida seguimos por un caminito muy marcado que desciende ligeramente hasta el comienzo de la ferrata propiamente dicha. Hasta este punto se puede acceder también andando desde el Passo Falzarego y la Forcella Col dei Bos, evitando así los túneles.
Una vez asegurados al cable no hay más que seguirlo, con los pasos más atléticos facilitados por alguna grapa metálica, y tramos largos andando por repisas con patio que van bordeando la Tofana por su cara oeste en un entorno continuo de gran belleza. A tener en cuenta la orientación y la altura del recorrido, que favorecen la presencia de neveros gran parte del año y pueden complicar el avance fuera de la temporada veraniega. El cable nos lleva hasta el punto conocido como Tre Dita, a 2700 metros de altitud, donde una señal indica la posibilidad de escapar de la vía siguiendo el camino hacia el antiguo Refugio Cantore (hoy en ruinas), muy cerca del moderno Refugio Giussani (a una media hora de distancia desde el escape de la ferrata), o continuar hacia la “Cima”.
Aún quedan muchos metros de cable y el tramo más emocionante de la vía, por un bonito anfiteatro hasta el final de las dificultades, marcado con una placa en honor al condecorado soldado italiano en cuyo recuerdo se equipó este itinerario. Desde la placa nos unimos con la vía normal de ascenso a la Tofana di Rozes, de cuya cima nos separan aún unos 15 minutos. Si las habituales tormentas vespertinas no nos lo impiden las vistas desde la cima son soberbias y bien vale la pena llevar un mapa para identificar las cimas que nos rodean, en uno de los paisajes de montaña más bonitos que podamos recordar.
El descenso desde la cumbre se hace por el mismo camino de subida hasta el fin de la vía ferrata, desde donde seguimos la bajada hacia el lado opuesto de la montaña como buenamente podamos enlazando múltiples tramos pisados marcados con señales de pintura rojas y azules. Sin ser difícil, el descenso de esta gran pedrera requiere cierta atención y buen calzado hasta alcanzar el Refugio Giussani, visible en todo momento, donde podemos tomar algún refrigerio antes de continuar la bajada, ya por un buen camino, hasta las ruinas cercanas del antiguo Refugio Cantore, que dejamos ligeramente a nuestra derecha. Lo que queda es evidente hasta llegar a nuestro punto de partida en el aparcamiento del Refugio Dibona.
Actividad realizada por Beatriz Peña y Pablo Parrón el 22 de agosto de 2024.
- Una reseña estupenda de la Vía Ferrata Giovanni Lipella con datos interesantes de su pasado histórico en la página de Utopía Vertikal.
Datos prácticos:
Acceso: desde España, la forma más rápida de llegar a Dolomitas es volar a Milán y desde allí alquilar un coche para recorrer los aproximadamente 300 kilómetros de distancia hasta nuestro destino. Contar con unas 5 horas de viaje. También es posible volar a Venecia, desde donde la distancia es casi la mitad. Sin embargo, el ahorro de distancia y tiempo puede no serlo tanto si encontramos las carreteras nevadas, por lo que es una opción a valorar en función de las circunstancias de cada momento.
Dificultad y horarios: las vías ferratas se clasifican en función de su dificultad técnica y de su exposición con un número del 1 al 6 (dificultad) y una letra de la A a la D (exposición por el entorno, aproximación y lejanía de la ruta). Las tres vías reseñadas en este artículo tienen un orden de dificultad creciente. Los tiempos son aproximados y sin tener en cuenta descansos, aunque en las ferratas pueden variar mucho en función de la cantidad de gente que encontremos:
- Vía Ferrata del Averau: 2A. Aproximación: 1 hora (20 minutos utilizando el remonte). Recorrido: una 1 hora. Retorno: 1 hora.
- Vía Ferrata delle Trincee/La Mesola: 4B. Aproximación: 1 hora (20 minutos utilizando el remonte). Recorrido: unas 4 horas. Retorno: 1,30 horas.
- Vía Ferrata Giovanni Lipella: 4C. Aproximación: 1 hora. Recorrido: unas 4-5 horas. Retorno: 1,30 horas.
Material: para todas las vías ferratas hay que llevar un equipo disipador específico para esta actividad. Una caída sin el kit de ferratas producirá en la mayoría de los casos un factor dos o superior, con el consiguiente riesgo de rotura de cualquier otro sistema de aseguramiento que se nos ocurra utilizar. Calzado cómodo y resistente, casco y linterna (para las vías con túneles). Llevar unos guantes resistentes es más que aconsejable.
Más información:
- The Dolomites. Rock Climbs and Via Ferrata, de James Rushforth, editado por Alan James y publicado por ROCKFAX en agosto de 2014. Revisado en noviembre de 2019. Es una guía muy completa de escaladas y vías ferratas en Dolomitas, en inglés. Un trabajo cuidadoso y con multitud de fotografías, croquis, descripciones y reseñas históricas. La única pega es el tamaño de la letra, demasiado pequeño para verlo bien. Como contrapartida una cantidad de información impresionante en un espacio reducido.
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