Aparte de los agradables
recuerdos de niño, en que pasé algunos veranos de campamento en el Valle de
Gistaín, esta zona de los Pirineos me resulta muy atractiva por su relativa
soledad en comparación con los valles infinitamente más visitados de Añisclo,
Pineta o Benasque. A pesar de acudir en pleno mes de agosto, no encontramos
muchedumbres, y más aún si nuestro objetivo es cualquier otro que el
omnipresente Posets.
Nos proponemos ascender el Gran Bachimala
(3174 m.),
también conocido como Pico Schrader, dándole un puntito de alegría a la trepada
coronándolo por la cresta que lo une con la Punta del Sabre (3136 m.) a través de alguna
cumbre secundaria que no tiene entidad suficiente para formar parte del
catálogo de los tresmiles pirenaicos.
La ruta comienza en el Refugio de
Viadós, al que se llega tras atravesar unos 10 kilómetros de
pista apta para cualquier tipo de vehículos. Optamos por no seguir con el coche
el último kilómetro y paramos en el Campamento de Virgen Blanca, lo que a la
vuelta nos permitirá dar una pequeña vuelta por el Valle de Tabernés sin tener
que subir a por el coche de nuevo hasta el refugio. Un tranquilo camping de
alta montaña con servicios básicos, el Camping El Forcallo,
situado nada más salir del Campamento de Virgen Blanca desde hace unos años, es
la opción perfecta para tener un campamento base si estamos unos días en la
zona. Un poco más arriba, a 20 minutos caminando por la pista, llegamos al
Refugio de Viadós, donde también se ofrece buen servicio a todo el que se
acerque.
Justo por encima del refugio
encontraremos una señal que indica el camino al Bachimala y un tiempo estimado
de 4 horas por la ruta normal. Enseguida nos adentramos en un espeso bosque de
pinos (Pinus uncinata), cuya sombra agradecemos mientras superamos el empinado
camino hasta la salida del bosque. Otra señal indica la dirección al Refugio de
Tabernés, pero nuestro camino sigue recto, con una vista soberbia a la derecha
de los Picos Espadas y Posets, que no nos abandonará el resto del camino. Poco
después el camino cruza una pista y pasa al lado de una cabaña en buen estado
(cabaña del Sarrau) pero muy sucia por dentro, sólo apta para emergencias. La
senda sigue clara por sucesivas lomas en dirección a nuestra cresta del día,
perfectamente visible al frente.
El camino llega finalmente al
paso de la Señal
de Viadós, en unas dos horas largas desde el comienzo, por el que accedemos
flanqueando a la izquierda a las pedreras en las que comienza la cresta. El
camino normal hace un rodeo por la izquierda pero nosotros ascendemos la
pedrera por la derecha como mejor nos parezca o, si podemos, a partir de un
hito en el se aprecia levemente el caminito de subida. A pesar de la vista,
ciertamente imponente si no estamos habituados, la cresta es en todo momento
sencilla, sin que sea necesario en ningún caso superar pasos de III grado,
aunque desde aquí se nos antoje increíble. Eso sí, hay que seguir el camino,
marcado con hitos, y en caso de perderlos, ir por lo más lógico, sabiendo que
algo de patio encontraremos y recordando que las crestas normalmente engañan y
casi siempre se tarda en recorrerlas más de lo que aparentan.
La pared blanquecina que vemos de frente se supera con más facilidad de la que parece, usando las manos en algún tramo, en una trepada realmente divertida. Como hacemos siempre que podemos hemos venido con Naira, nuestra perrita todo terreno, pero tenemos que reconocer que para ella esto va a ser demasiado y la echamos a la mochila para que disfrute del resto del trayecto hasta la cumbre sin sufrir demasiado, que nosotros elegimos y ella, la pobre, viene detrás de nosotros como la más fiel compañera sin poner reparos a los extraños gustos de sus dueños…
Al llegar a lo alto, la cresta se
perfila, sin dejar de ser sencilla para hacerla andando, y ya vemos cerca la
cumbre de la Punta
del Sabre, que aunque también parece difícil de alcanzar se deja hacer sin
muchos problemas con echar las manos acá y allá en algún momento. En la cima,
un pequeño vivac con banderitas nepalíes, marca el giro a la izquierda de la
cresta para afrontar la parte más vistosa antes de alcanzar la cima del
Bachimala.
Este tramo, que también impone un
poco, vuelve a ser sencillo, si bien hay algo más de ambiente y exige buscar el
camino con mayor detenimiento, unas veces por un lado, otras veces por el otro,
y las demás por el mismo filo. En general, es fácil encontrar los mejores pasos
y no deberíamos tardar mucho en llegar a la cima del Gran Bachimala (3174 m.), en la que echar un rato contemplando las
vistas que tenemos hacia los cuatro puntos cardinales, con los macizos más
importantes de Pirineos al alcance de la vista, preciosos ibones de atractivas
aguas, y los primeros pueblos franceses en la lejanía.
Entre el calor, el buen desnivel
que hemos salvado y los problemillas que hemos tenido para que Nairita llegue
con nosotros hasta la cumbre, hemos tardado algo más de lo normal y emprendemos
rápido el camino de bajada para que la noche no nos sorprenda en el último
momento. Los hitos en dirección suroeste marcan el camino, por duras pedreras
de alta montaña para luego ir girando hacia el sureste por el Barranco de
Bachimala hasta retomar el camino de subida por la Señal de Viadós y continuar
el largo descenso hasta el Refugio de Viadós. Una buena opción es tomar la
pista que cruzamos a la subida cerca de la Cabaña del Sarrau y seguirla a la derecha para
llegar al refugio libre de Tabernés, y continuar por la misma hasta el
Campamento de Virgen Blanca, nuestro punto de partida.
Actividad realizada por Beatriz
Peña y Pablo Parrón, el 23 agosto de 2016.
Datos prácticos:
Acceso: para llegar a Viadós, desde Huesca debemos continuar en
dirección a Barbastro, luego hacia Ainsa y finalmente hasta el pequeño pueblo
de San Juan de Plan, conocido años atrás por las famosas “caravanas de mujeres”
con las que los paisanos trataron de revitalizar sus poblaciones.
Desde San Juan de Plan seguimos
por la carretera que sube a Gistaín (también llamado Chistén) hasta una curva
de casi 180º hacia la izquierda desde la que parte la pista que nos acerca al
Campamento de Virgen Blanca y el Refugio de Viadós.
Dificultad: PD-. Ruta larga, con más de 1500 metros de desnivel
acumulado. La cresta se hace sin necesidad de cuerda ni ningún otro material.
Es más fácil de lo que aparenta siempre que estemos acostumbrados a este tipo
de terreno. Siguiendo los hitos y con un mínimo de intuición bastará con echar
las manos en algunos pasos de II grado. Algún tramo es aéreo lo que la
convierte en una actividad idónea para disfrutar o dar el paso del senderismo
al montañismo.
Horarios: del Campamento de Virgen Blanca al Refugio de Viadós: 20
minutos; del Refugio al Paso de la
Señal de Viadós: 2 horas; el resto de la subida, que incluye
la cresta: 3 horas; desde la cumbre del Bachimala hasta el Refugio de Viadós:
2,30 horas; si optamos por la vuelta sin pasar por Viadós haciendo un círculo
por el Valle de Tabernés añadir 1 hora más. En total unas 9 horas, sin contar
descansos.
Desnivel: 1500
metros.
Material: unas buenas botas, gorra y algo de abrigo. Incluso en verano las cumbres de Pirineos pueden ser muy fresquitas... Es muy importante llevar agua suficiente. Por encima del Refugio de Viadós no encontraremos y el cambio climático hace que cada vez sea más difícil contar con neveros accesibles en las zonas altas.
Material: unas buenas botas, gorra y algo de abrigo. Incluso en verano las cumbres de Pirineos pueden ser muy fresquitas... Es muy importante llevar agua suficiente. Por encima del Refugio de Viadós no encontraremos y el cambio climático hace que cada vez sea más difícil contar con neveros accesibles en las zonas altas.
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