El pico Tobazo (2049 m.), de fácil acceso y
agradecida escalada en pleno ambiente pirenaico, se ha convertido en claro
exponente de lo que empieza a conocerse como “love climbing”, escalada de largos
con equipamiento abundante y de calidad, con frecuencia mejor incluso que el de
la mayoría de escuelas de escalada deportiva. A pesar de ello, la escalada de
paredes largas en terreno de alta montaña, no tiene nada que ver con la
escalada deportiva, pues cuando todo va bien sí puede concebirse con una
sucesión de vías deportivas superpuestas, pero en cuanto algo se tuerce las
situaciones que pueden plantearse son completamente diferentes y bastante más
delicadas; y ese algo que se tuerce, en terreno de montaña, pueden ser mil
cosas, los cambios del tiempo, la aparición de la niebla en el descenso o,
peor, en medio de la pared, la pérdida del itinerario, que en ciertas
circunstancias puede suceder incluso a pesar de un equipamiento generoso, los
desprendimientos de rocas, y un largo etcétera.
Dentro de este
concepto de “love climbing” se han abierto tres largas rutas en la cara sur del
Tobazo, en los límites de la estación de esquí de Candanchú. La primera en el
tiempo fue la vía Tobazogan, posteriormente la vía Valle de Canfranc, con el
sello de la conocida cordada Sendero Límite, y finalmente la vía Torrijo. Esta
última es la que elegimos escalar una mañana de finales de agosto, tres años
después de que fuera abierta en julio de 2015 por Carmelo Torrijo, Maite Ortiz,
Adolfo Asensio y Jesús Yarza.
La abundancia de
reseñas que podemos encontrar en la
Web de las tres vías sirve para hacerse una idea de la buena
acogida que todas han tenido en la comunidad escaladora.
La aproximación
a la vía se hace en escasa media hora desde la curva cerrada del campamento
militar de Rioseta, situado en la carretera que asciende a las estaciones de
Astún y Candanchú. Atravesamos los edificios del campamento rodeando la valla para ascender por
la pendiente herbosa que queda entre dos bosques de pinos. Por la pendiente hay
una línea de alta tensión con los postes numerados. Tenemos que subir hasta la
altura del séptimo poste, más o menos cuando la pendiente empieza a suavizarse,
y enseguida veremos los hitos que marcan el camino hacia la derecha que nos
lleva al comienzo de la
Torrijo. Otra
referencia para saber cuando hay que salir hacia la derecha es el marcado
corredor del Pico del Aguila, que queda justo enfrente de la vía.
El primer largo
(III) se puede hacer sin encordar, y a pesar de que se puede subir por
cualquier lado es fácil seguirlo observando los parabolts, aunque en alguno
falta la chapa. Lo mismo es aplicable al segundo largo (IV), pues sólo tiene
algún paso puntual de IV, concretamente en un corto diedro tumbado, que es
buena referencia para localizar la vía desde abajo. Son dos largos de 60 metros cada uno, con
lo que podemos ganar bastante tiempo si sacamos la cuerda en la segunda
reunión, siempre que la roca no esté mojada, aunque cada cual debe valorar si
compensa la pérdida de seguridad que supone.
En el tercer
largo (V+) la pared ya es más vertical. Empieza por placa con muchos agarres y,
como toda la vía, magníficamente asegurada, con algún pasito puntual de V, hasta
llegar al pie de un diedro de unos ocho metros, en el que encontramos la reunión,
la única de la vía que no tiene argollas (dos parabolts unidos con un cordino, 35 metros). Si llevamos
cuerda de 60 metros
normalmente se empalma con el cuarto largo (V+), que supera el diedro, con
algún pasito de V, y continua hacia la derecha por placa tumbada y un resaltito
final hasta la reunión (25
metros).
El quinto largo
(IV+) es facilito, placa con agarres abundantes sin más misterio que seguir los
seguros hasta la reunión, en la base del compacto muro donde comienza lo más
interesante de la vía (40 metros).
El sexto largo
(6b o V+/A0) ya si que es apretón de verdad, con la tranquilidad de poder dar
los pasos siempre con la cuerda por arriba gracias a la cercanía y número de
seguros disponibles, y sino sale en libre puede acerarse sin problema ni
demasiado esfuerzo. Lo sacamos bien aunque apretando los dientes por lo que,
conociendo nuestro nivel habitual, diríamos que es un sexto amable.
Probablemente el efecto psicológico de estar bien asegurado tenga mucho que
ver. Saliendo de la reunión por la derecha es algo más sencillo pero si lo
hacemos de frente hay que apretar para subirse al muro (6a), luego vienen
varios metros de quinto superior sostenido y al final lo más duro (6b). La
segunda mitad del largo, tras superar el muro, es sencilla y a tramos se hace
casi andando, aunque hay que extremar la precaución para no resbalar con la
hierba ni tirar piedras hacia abajo (50 metros).
Los largos
séptimo (6a) y octavo (IV+) son de 30 metros cada uno, con lo que podemos
empalmarlos con cuerda de 60
metros. El séptimo evita el techo que tenemos encima
saliendo hacia la derecha por un muro vertical (V) que da paso a una genial
placa de adherencia (6a) en la que encontramos apoyos para los pies y nada para
las manos, en la que la dificultad es obligada ya que, aunque muy bien
asegurada, no se llega de chapa a chapa. Para el segundo sí es posible acerar
al reducirse la distancia entre chapas con la cinta puesta. Se dice que es
hasta la fecha el mejor largo de todas las vías de la pared. Tras la placa de
adherencia comienza el octavo largo, sencillo y más discontinuo, con pasos
puntuales hasta la reunión.
Finalmente los
dos últimos largos también podemos hacerlos del tirón, pues son 30 metros cada uno. El
largo noveno (IV+) algo más mantenido que el décimo (IV+), que comienza muy
sencillo (III) para terminar con unos pasitos interesantes y muy disfrutones en
la salida.
Si
queremos hacer la cima del Tobazo (2049 m.) sólo hay que andar unos minutos hacia
la derecha por la mullida pendiente herbosa que nos separa de la misma. Buenas
vistas del Pico del Aguila justo enfrente, del Aspe al fondo, el Pico de los Monjes
en Astún, y la Collarada
y más cimas conocidas algo más lejanas.
El
descenso más recomendable consiste en dirigirse en dirección contraria a la cima
hacia la pista evidente que desciende hasta la base del remonte que lamentablemente
tiene por nombre el de un antiguo rey de España cuyo nombre prefiero ni citar.
En quince minutos llegamos al remonte, que tiene enfrente el edificio de una de
las cafeterías de la estación de Candanchú, y justo en este punto tenemos que
girar a la izquierda, para alcanzar un caminito poco marcado al principio que
nos lleva a las marcas blancas y rojas del GR que baja al campamento de
Rioseta, donde dejamos el coche, al que llegamos en una hora escasa.
Actividad
realizada por Luis Martínez y Pablo
Parrón, el 30 de agosto de 2018.
Datos prácticos:
Acceso: desde Jaca seguir dirección
Canfranc Estación, dejar a la derecha el Túnel de Somport que entra en Francia,
y seguir hacia las estaciones de Candanchú y Astún. En una amplia curva cerrada
hacia la derecha está el campamento militar de Rioseta, con espacio suficiente
para varios coches.
Dificultad:
La dificultad
obligada máxima es 6a en el séptimo largo. El sexto largo es 6b pero puede
acerarse sin esfuerzo. El resto no supera el V+, aunque son pasitos puntuales y
la media es IV. En varios puntos son evidentes escapes de la vía, sobre todo en
la mitad superior.
Longitud: casi 400 metros. Los dos
primeros largos pueden hacerse sin encordar. Pueden empalmarse los largos 3 y
4, 7 y 8, y 9 y10, con lo que haríamos 120 metros rápido, sin
encordar, y 5 largos, la mayoría casi a tope de cuerda.
Horarios: desde el Campamento de
Rioseta hasta el inicio de la vía media hora escasa. Para la vía calcular entre
3 y 4 horas. El descenso se hace en algo menos de una hora.
Material: vía totalmente equipada con
parabolts. Reuniones cómodas y equipadas, casi todas con dos parabolts unidos
con cadena y argolla, y un tercer parabolt adicional. Sólo hacen falta 12
cintas, 20 si empalmamos largos. Si hacemos A0 en el sexto largo, la distancia
entre seguros es tan corta que no es necesario en absoluto estribo o pedaleta
de ningún tipo. Cuerda o cuerdas de 60 metros. El casco es imprescindible. La escalada
atraviesa muchas zonas de terrazas con rocas sueltas y por el simple roce de
las cuerdas es fácil que caigan, siendo este casi el único peligro de la vía.
Como no podemos controlarlo lo mejor es empezar a escalar sólo si no hay nadie
por arriba. Las otras dos vías que hay en la pared están a tiro de piedra y son
alternativa de características muy parecidas.
Más
información: el mejor croquis que se ha publicado de la vía en kuestas.blogspot.com.
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