A pesar de la predicción
meteorológica algo incierta y poco habitual, tormentas sin gran probabilidad de
precipitaciones, las ganas de hacer alguna escalada larga después del
paréntesis invernal, nos llevan en volandas al pie de una de las mejores
paredes de granito de la península, el Torozo, en la Sierra de Gredos.
Algo más tarde de las diez
llegamos al Puerto del Pico y tras repartirnos el material empezamos a andar
por el camino que sube hasta refugio libre del Tío Manteca con una fuente ideal
para llenar la cantimplora y echar un trago antes de continuar hacia la base la
pared. Desde este punto cambiamos de dirección ya enfilando hacia la Albujea y el Torozo. Un
caminito baja hasta un riachuelo que atravesamos y, tras una corta pendiente
nos acerca a la
Albujea. Siguiendo los hitos, por camino poco marcado pero
siempre evidente a media ladera, dejamos atrás las imponentes placas de granito
de la Albujea
y enseguida estamos ante las aún más imponentes paredes del Torozo. Aquí
conviene dejar las mochilas para luego recogerlas a la bajada porque el
descenso se realiza por la canal que tenemos a nuestra izquierda y nos lleva
aproximadamente hacia esta zona. La
Pan con Membrillo, abierta en junio de 1980 por Anastasio
Viejo y José Manuel Vilches, es de las primeras vías que encontramos al llegar
a las paredes, que en realidad corresponden al falso Torozo, por el que
transcurren la inmensa mayoría de las escaladas.
Primer largo (IV+): no resulta
difícil localizar el principio de la vía si tomamos dos puntos de referencia
claros. Por una parte, la grieta más evidente que divide la pared de arriba
abajo. A su pie, unos metros a la derecha, un techo que desciende de izquierda
a derecha según nos aproximamos, casi en el suelo, es la referencia más clara.
Por otra parte, una vez al pie de este techo, dos parabolts protegen la placa
en dirección a la fisura que lo rompe por su lado izquierdo. Son los
primeros metros de la Pan
con Membrillo. La profusión de croquis, algunos editados en publicaciones de
gran tirada, con el trazado mal marcado, dificultan entrar a la vía
correctamente, aunque el error tampoco sea para tirarse de los pelos. De hecho,
si se quiere evitar subir por la grieta que divide el techo, un 6a, que aunque
puede protegerse bien, también puede pillarnos algo fríos nada más empezar a
trepar, es posible dar unos pasos a la izquierda para chapar un seguro de la
vía Cada Vez que Ladras Cobras (escrito en la chapa), un IV+ serrano. Tanto si
subimos directos por el techo, como si remontamos por su izquierda, por encima
encontraremos placas de adherencia muy buena protegidas con parabolts bien
distanciados hasta la reunión (dos cáncamos).
Segundo largo (IV+): optamos por
no parar en la primera reunión, pues la distancia de cuerda que llevamos
desplegada no se acerca a los 50
metros que hemos leído en alguna reseña, y continuamos
por placas de adherencia hasta agotar cuerda (60 metros) sin que mi
compañero sea capaz de llegar a los dos cáncamos de la segunda reunión,
viéndose obligado a montarla unos metros antes a pesar de haber comenzado yo
los primeros metros de la vía en ensamble, una jarana que aconsejaría evitar…
La segunda reunión está montada con cáncamos en una pequeña praderita en la que
podríamos dormir cómodamente, pero la escasa altura y considerable velocidad de
las nubes que pasan sobre nuestras cabezas aconsejan no demorarnos demasiado y
tras pasarme el compañero los cacharros, empiezo mi turno de primero.
Tercer largo (IV+): los
parabolts nos marcan el camino por la placa que tenemos por encima, aunque un
tentador canalizo por la izquierda ofrece una ayuda considerable tanto física
como psicológica para superar el largo hasta la reunión, montada con dos
cáncamos bajo un techito triangular que marca el comienzo de la parte más
inclinada de la pared.
Cuarto largo (V+): sin duda el
más bonito de la vía. De la reunión hay que salir por la inclinada canal de la
derecha, evitando la que sale del techito hacia la izquierda pues no
corresponde con el trazado que llevamos en mente. Los seguros fijos desaparecen
a partir de aquí, con lo que el carácter de la escalada deviene totalmente
clásico. Cuando termina la canal, desde la reunión deja de verse al compañero,
que ha de remontar con tendencia hacia la derecha por varios pasos de esos en
los que hay que pensar con calma para seguir avanzando. Lo más difícil está
protegido con un clavo que además da la alegría de confirmar el buen camino. La
reunión hay que montarla con cuidado en un pequeño caos de bloques sueltos por
un desprendimiento que al parecer se produjo en la pared en 2012.
El quinto largo (V), puede
hacerse por la vistosa fisura que sale por la izquierda, que corresponde con el
trazado original y que la mayoría gradúa como un 6a peleón, con lo que esto
implica en escalada clásica, o por la derecha en busca de una bonita chimenea,
como parece ser moneda común en los últimos tiempos. Aunque alguna destacada
reseña gradúa este largo por la chimenea como un sexto, dicha dificultad luego
no aparece por ningún lado con lo que de tomarse esta opción podemos completar
una ruta bastante larga con una dificultad asequible a una gran mayoría. La
salida de la reunión conviene hacerla decididamente hacia la derecha para
evitar las zarzas que normalmente brotan al principio de la fisura, para luego
remontar un par de metros hacia arriba y volver a tirar hacia la derecha para
meterse en la chimenea, donde el compañero que asegura dejará de vernos. La
chimenea es muy bonita, de típico ambiente galayero, y ofrece su mayor
resistencia nada más empezar, con un bloque empotrado que hay que superar, y
justo a la salida, con otro bloque empotrado. Ambos pueden protegerse muy bien
rodeándolos con una cinta larga, lo que permite darse los pasos con
tranquilidad. Por encima del segundo bloque llegaremos a la reunión, dos
cáncamos muy distanciados, por lo que deberemos tener una cinta muy larga o
hacer la reunión con la propia cuerda.
El sexto largo (V+), nos prepara
la sorpresa a la salida, una placa peleona con agarres romos que hay que darse con calma tanto por la
cercanía de la reunión como por los seguros que podremos poner, algún friend
pequeño de esos que no quedan mal pero tampoco te dejan muy convencido. Lo
bueno es que son sólo unos pocos metros y por encima ya sólo quedan pasos
aislados hasta el tope de cuerda, donde habrá que montar reunión (en algún
momento la hubo pero estamos en tierra castigada por los justicieros de
seguros…).
Quedan unos cien metros de
trepada que eligiendo bien el camino no deben superar el II-III, y que pueden
hacerse ya desencordados con las debidas precauciones. Al llegar a la cumbre
vemos por detrás la cima del auténtico Torozo, nos tiramos alguna foto, y sin
quitarnos los pies de gato buscamos el siempre delicado zigzag que nos permite
llegar a la canal de bajada. Si el descenso hasta la canal no nos convence
podemos buscar las anillas del rapel de unos 30 metros que hay
instaladas, imperativo si la roca está mojada. Para encontrarlas podemos
guiarnos aproximadamente hacia las diez, en el sentido de llegada a la cima.
Actividad realizada por Luis
Martínez y Pablo Parrón, el 27 de mayo de 2017.
Datos prácticos:
¿Cómo llegar al Torozo?
Desde Madrid hay
que coger la Nacional V
hasta el desvío a la N502,
hacia Arenas de San Pedro. Hay que llegar al pueblo de San Esteban del Valle y
el Puerto del Pico. Desde aquí necesitaremos aproximadamente una hora para
llegar a pie de vía.
Dificultad: IV+, IV+, IV+, V+, V, V+.
Longitud: Unos 280 metros, más los 100 metros de trepada
finales.
Material: Un juego de friends, y quince
cintas (mejor largas). En los tres primeros largos hay bastantes parabolts,
aunque alejan. En el cuarto largo únicamente encontraremos un clavo. Para el
quinto largo es recomendable llevar dos cintas largas para lazear los bloques
de la chimenea, y otra muy larga para montar la reunión. En principio salvo las
reuniones cuarta y sexta las demás están montadas con cáncamos aunque
lamentablemente no puede controlarse que a alguien le de por “dejarlo a su
gusto”. Casco.
Más información:
- Revista Altitud nº 29, reseña de
Tiño Núñez, editada por la Federación
Madrileña de Montaña, págs. 36-38.
- Escaladas en el Sistema Central,
de Tino Núñez, editado por Desnivel, págs. 212-213.
- Escaladas en el sureste de la Sierra de Gredos. Riscos de Villarejo, Galayos y Torozo, de Gabriel Martín, editado por Desnivel, págs. 170-171.
- Albujea y Torozo. Vías de escalada en roca en la Sierra de Gredos, de Chema Mancebo y Gabriel Martín,
autoedición. La mejor que existe al día de la fecha.
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