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OESTE – AGUJA NEGRA – GALAYOS

Tras un invierno excelente, en lo que a precipitaciones de nieve se refiere, en el que no hemos parado de esquiar, llega el buen tiempo y toca cambiar las tablas por los pies de gato. Es 20 de junio de 2009 y hace poco más de dos semanas estábamos deslizándonos por la ingente masa de nieve que todavía cubría el glaciar del Aneto, poniendo punto final a la mejor temporada que se recuerda desde hace bastantes años.

Por contra, el piolet este invierno prácticamente no ha salido del armario y hemos llegado a estar más de tres meses seguidos sin tocar la roca por lo que plantearse para empezar la Oeste clásica de la Aguja Negra me produce un cierto cosquilleo en el estómago. Precisamente por haberla hecho ya un par de años atrás con Fernando Blas, el recuerdo de esta vía me pone en alerta. Recuerdo con total nitidez el reto que entonces me supuso esta escalada, la más larga de Los Galayos, unos trescientos metrazos que se reparten en al menos siete largos, con la famosa placa del tercero, el Jardín de los Botánicos en la parte superior, diedros, placas, y todo ello en el incomparable marco del Galayar, donde se practica la escalada más pura que se pueda desear. Llevamos todos los cacharros que teníamos y escalamos en doble con una cuerda de 9 mm. y otra de 10,5 mm; mal hecho pero así fue, coincidió que no había nadie más en la Aguja Negra y no tuvimos ninguna referencia visual de alguien que nos precediese, lo que siempre facilita las cosas y da un punto de tranquilidad. En definitiva, que no me parece una vía adecuada para volver a trepar después de varios meses sin oler la roca pero el caso es que a Luis García viene a verle una amiga de Alemania, Kora, y hay que aprovechar para que vea lo mejor de lo mejor de la península.

Bajo el paredón de la cara oeste de la Aguja Negra

Formamos dos cordadas, Kora Parey, Luis García y José Antonio Sancho, y Miriam López, Luis Martínez y yo mismo, Pablo Parrón. Salimos tempranito desde Madrid y a las 8,30 h. salimos de la Plataforma del Nogal del Barranco por el camino que lleva al Refugio Victory. La ya conocida subida se las trae, sobre todo cuando toca afrontar la apretura, dejando a la izquierda las zetas que, en camino algo más cómodo pero también más largo igualmente llegan al refugio. En las dos fuentecillas que encontraremos en el trayecto cae agua suficiente para reponer si el sol pega fuerte y en aproximadamente 1 h, 30 m. llegaremos a la canal en la que empieza la Oeste de la Aguja Negra. Sin tener que llegar al refugio, a la altura de la estética Punta María Luisa y justo a su derecha comienza la escalada.

Al pie de la Punta María Luisa nos preparamos y dejamos las mochilas, salvo una por cordada para echar las zapatillas para el descenso y algo de agua. Los dos primeros largos de la vía admiten múltiples variantes. Los que hice hace dos años con Fernando eran bastantes más difíciles que los que ahora tomamos. Nada más empezar la canal de la Aguja Negra sale a la derecha un primer largo (III+/IV) sencillo que hacemos aún sin encordar. En unos bloques en terreno muy sencillo montamos reunión.

Primer largo (III+/IV)

Nos encordamos y comenzamos el segundo largo (IV+), que transcurre por terreno no muy mantenido con algún paso de pararse a pensar y siempre con tendencia hacia la izquierda hasta la base de la famosa placa del tercer largo. Salvo estos dos primeros largos, que muchas veces no tendremos claro ni por donde hemos hecho, el resto resultan bastante más evidentes.

En la segunda reunión, con la Punta María Luisa de fondo

La vista ya es realmente bonita, con el Refugio Victory al fondo, un buen patio a nuestros pies, la multitud de agujas que nos rodean, y cuanto más subes no hace sino ir mejorando, aunque desde este punto cueste creer que todavía puede ir a mejor. Además el día acompaña, un sol magnífico sin que llegue a derretirnos y una ligera brisa son más que suficientes para que, viendo a Luis G. subir la placa me entren ganas de pegar un salto detrás de él, pero hay que esperar y aprovechamos para pegarnos una buena sesión de fotografía. Que si mira a aquellos en la Sur de Torreón, o esos otros en la María Luisa

En cuanto despega José Antonio, empiezo el tercer largo (V). Se trata de una bonita placa en la que cuando ves a los escaladores desde el suelo te parecen una panda de chalados desafiando al vacio con motivaciones inconfesables que nunca podrás entender por más que llegaras a ser su amigo íntimo. Pese a no ofrecer especial dificultad resulta difícil proteger los primeros metros hasta que se llega a un pequeño resalte que forma un arco en el que habrá que colocar un friend pequeño-mediano. También se puede asegurar en una fisura que tenemos a mano derecha y que se alcanza antes que el resalte con algún friend pequeño. Asegurado el paso se supera el resalte y se continua por placa fisurada en la que encontraremos algún clavo y completaremos con algún empotrador, todo recto hasta una cómoda plataforma en la que se monta la reunión (clavos).

La placa del tercer largo vista desde arriba

El cuarto largo (V+) presenta el paso más difícil de la vía, que tiene algún clavo y se puede proteger a placer pero es un quinto de esos “de Galayos”. Le toca el turno a Luis M. que supera el diedro que tenemos enfrente hasta un techito que se sortea hacia la izquierda (este es el paso) con una colocación impecable de los seguros, como acostumbra, cualidad que ya me gustaría tener para mí. Tras superar este paso, encontramos un diedro fácil (IV+) que se sigue hasta la reunión. En cuanto Luis llega arriba nos da el pistoletazo de salida y Miriam y yo disfrutamos como enanos del largo y hasta tiramos algo de video con la total seguridad de que colgamos de una reunión impecable.

En el paso más complicado de la vía, V de Galayos

En este instante siento que acabamos de cogerle el punto a la roca y que el prolongado tiempo transcurrido desde la última escalada en terreno parecido, creo recordar que en el Pico de la Miel, en la Cabrera, no ha existido. La realidad es que la Oeste de la Aguja Negra es una gozada. Allí donde echas la mano encuentras buenas presas y a pesar de la verticalidad y la incertidumbre propia de la calidad de los seguros de autoprotección propios de la escalada clásica, la sensación de seguridad es muy reconfortante. Comparada la sensación que ahora me invade con la que sentí hace dos años en esta misma escalada no puedo negar que la seguridad de conocer la vía y estar escalando con seis amigos en vez de un solo compañero y con muchos más metros de trepadas a las espaldas elimina una parte muy considerable del carácter de aventura pero, curiosamente, nada en lo que al disfrute se refiere, al placer, que en definitiva es lo que aquí buscamos. Espero que no sea un signo de madurez porque eso podría ser el principio del fin… bueno quien piensa igual sé que me entiende.

El quinto largo (V) nos lleva directos al Jardín de los Botánicos. El nombre lo entendemos en cuanto llegamos. Se trata de una amplia horcada en la que se separan ya claramente la Aguja Negra y la Torre Amezúa en la que una especie de helechos (lo siento pero mis conocimientos de botánica me impiden afinar más) desprenden un fuerte ¡olor a pies! No hace falta ni decirlo, el largo, como todos, espléndido.


Hacia la izquierda, por una sucesión de pequeños diedros continua el sexto largo (V) hasta un bloque que forma un pequeño techo en el que Luis monta la penúltima reunión.

El último largo (V) es especialmente vertical, sobre todo al principio. Se sale con tendencia hacia la derecha hasta que un paso aéreo da acceso a una serie de fisuras y placas muy disfrutonas que desembocan en la cima de la Aguja Negra.

Saliendo de la reunión para afrontar el último largo (izquierda) y llegando a la cima (derecha)

Unas cuantas fotos, abrazos, intercambiamos impresiones con una cordada que ha subido por una vía más a la izquierda, y montamos el rapel que está de cara al Espaldar, unos metros a la derecha según llegamos a cima. Recuerdo como la primera vez una cordada desde el Torreón nos tuvo que gritar para ayudarnos a localizar el rapel porque no nos habíamos preocupado mucho por el tema del descenso. Luego he sabido que también se puede destrepar, sin necesidad de montar el rapel, pero de común acuerdo decidimos usar la cuerda, ¡que para eso la cargamos leñe! Hay que tener cuidado de no irnos hacia el precipicio que parece el descenso evidente a nuestra derecha, según rapelamos. Un poco a la izquierda, tras unos 8 metros de rapel localizamos una nueva instalación para rapelar definitivamente hasta el Espaldar. Andando hacia la izquierda y luego de frente, con la impresionante vista de la Sur del Torreón de decorado, destrepamos con precaución la canal hasta una instalación de rapel que encontramos cuando ya no se puede destrepar más. Unos cincuenta metros y ya estamos en la canal de la Aguja Negra por la que descendemos, no sin complicaciones, pues es algo delicada y más si la encontramos mojada, como fue el caso, hasta las mochilas.


Recogemos con calma, tomamos un tentempié y en hora y media estamos de vuelta en el coche. Son casi las 20,00 h. con lo que hemos echado una jornada bien completita.

Datos prácticos:

¿Cómo llegar a Los Galayos?

Desde Madrid tomamos la A5, carretera de Extremadura, hasta el kilómetro 91, donde cogemos el desvío hacia Arenas de San Pedro. En Arenas de San Pedro una señal indica hacia Guisando y El Hornillo. Tenemos que ir a Guisando, unos tres kilómetros, y desde aquí hasta la plataforma del Nogal del Barranco (otros tres o cuatro kilómetros), donde dejamos el coche. En total, casi 180 kilómetros que se hacen en unas dos horas o dos horas y media.

Desde la plataforma del Nogal del Barranco (1.240 m.) parte un camino empedrado ("El Carril") por el que en aproximadamente dos horas llegamos al Refugio Victory.

Dificultad: III+, IV, V, V+, V, V, V. A pesar de que en alguna guía se gradúa muy moderadamente la dificultad de la vía, la longitud, el carácter alpino y la espartana política de colocación de seguros fijos propia de Los Galayos, no la hacen ideal para aprendices aunque con un nivel de V en deportiva, algo de cabeza, y cierta práctica en la colocación de fisureros cualquiera disfrutará porque tampoco es difícil.

Longitud: 300 metros.

Horarios: para la vía calcular entre 3 y 5 horas, más tirando a cinco. Desde la Plataforma del Nogal del Barranco al pie de vía, 1 h. 30 m. y el descenso poco menos. A poco que nos entretengamos y comamos algo la actividad se nos pone tranquilamente en 9 o 10 horas.

Material: cintas largas, un juego de friends y otro de fisureros. Como siempre, y aquí más que nunca, casco. Todos los largos rondan los 45 metros. Lo normal será llevar cuerdas de 60 metros.

Más información:

- Escaladas en el sureste de la Sierra de Gredos, riscos de Villarejo, Galayos y Torozo, de Gabriel Martín, editada por Desnivel Ediciones, pág. 46.
- Las 100 mejores escaladas de la zona centro, de Pablo Aguado y David Gómez, editada por Barrabés Editorial, pág. 200.
- Clásicas de la Zona Centro, de Daniel Alcojor. Publicado por Desnivel Ediciones, págs. 149-151.
- 100 Clásicas de España, de Alfredo Merino y José Luis Rubayo. Publicado por Desnivel Ediciones, págs. 313-316.

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