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TRAVESÍA OBERLAND BERNÉS

La Travesía del Oberland Bernés se desarrolla a una altura media de unos tres mil metros, lo que la hace idónea para unas vacaciones de abril bastante tardías. Cumbres míticas rodeadas de los glaciares más grandes de los Alpes y refugios enclavados en lugares alucinantes nos esperan para sumergirnos en un mundo de hielo del que no querremos regresar… Sí, la Travesía del Oberland no nos decepcionó.

La sola idea de contemplar el temible Eiger, el Monje y la Doncella (Monch y Jungfrau) o el Finsteraarhorn, foqueando por lenguas de hielo de más de treinta kilómetros nos ha hecho soñar en las buenas jornadas de travesía y multitud de carreras que nos han ocupado todo el invierno y por fin llegó el momento.

Al final acudimos a la cita Nuria García-Valcárcel, Miriam López, Jesús Corrales, Nacho Fermín, Raúl Montes, Luis Martínez y Pablo Parrón, todos amigos de la SEA Peñalara y salimos a las cuatro de la mañana del 16 de abril de 2011 de Madrid con dirección Blatten, Suiza. Tenemos por delante unos mil seiscientos kilómetros de carretera, así que el madrugón nos garantiza llegar al destino entre las cinco y las ocho de la tarde. La idea es conducir del tirón mientras nos turnamos al volante de la Renaut Traffic Passenger de Jesús, que nos permite ir juntos y holgados de espacio con el consiguiente ahorro y la mayor diversión que siempre proporciona el grupo. No podemos empezar mejor.
 
La previsión del tiempo para toda la semana es inmejorable y no fallará. Después de unas quince horas de carretera llegamos al acogedor Hotel Breithorn, que se deja encontrar fácilmente al llegar a Blatten, donde tenemos reservada habitación para descansar del viaje y comenzar la esperada travesía, que hemos dividido en cinco jornadas.

Primera jornada (17 de abril de 2011). Aunque la forma más habitual para situarse en el corazón del Oberland es a través del tren que desde Grindenwald atraviesa la Cara Norte del Eiger hasta la Jungfraujoch, a 3500 metros y a tan sólo 45 minutos por una pista trazada con máquina hasta el Monchhütte, optamos por una alternativa que permite evitar los medios mecánicos (que además suponen unos cien euros que añadir al presupuesto) y ascender con más esfuerzo recompensado con una mejor aclimatación a la altura y la satisfacción incomparable de hacerlo por uno mismo.

La ruta parte de Blatten, desde donde a veces es necesario salir con los esquís. Si la carretera hasta Flaferalp (1800 m.), una decena de kilómetros más arriba, está abierta es posible llegar hasta un gran aparcamiento desde el que ya habrá que echarse la mochila a la espalda. Desde el final del aparcamiento sale una pista que en pocos minutos lleva a un puente que tenemos que cruzar a la derecha para seguir por un bosquecillo poco denso en el que encontramos las primeras manchas de nieve. Enseguida vemos continuidad para ponernos los esquís, con lo que sólo ha habido que portearlos unos veinte minutos. El camino que sigue recto antes de cruzar el puente lleva al Refugio de Anen (Anenhütte), que permitiría dividir la jornada en dos si no nos vemos con ganas de hacer 1500 metros de desnivel del tirón, pero preferimos subir directamente hasta Hollandiahütte (3173 m.) (también llamado Lochtenhütte). Anenhütte es realmente una construcción moderna y más que un refugio es un hotel de montaña con precios y servicios en consonancia. Desde Hollandia se puede apreciar ya buena parte del Oberland y sus dimensiones. Lo mejor de esta primera etapa es que a poco más de una hora desde el aparcamiento nos metemos de lleno en terreno glaciar y en un ambiente alpino extraordinario. La subida hasta Hollandia nos llevó cinco horas, incluida una breve parada para reponer fuerzas.


Segunda jornada (18 de abril de 2011).  1430 metros y unas 9 horas (de las cuales unas 2 horas para la subida al Monch y 1 hora para el descenso). Nos levantamos sobre las seis para nuestro turno del desayuno y comprobamos asombrados que somos los últimos. Debe ser que los equipos superpesados que llevan la mayoría de los suizos aconseja tomárselo con calma en las subidas porque no vemos otra explicación para tales madrugones. El tiempo es perfecto y a las siete de la mañana estamos enfilando el primer descenso de la travesía. Una corta bajada desde el refugio hacia el este nos deposita sobre el glaciar Grosser Aletschfirn, al final del cual se encuentra Konkordiaplatz, punto en el que convergen varios glaciares. Por el lado izquierdo del glaciar, en sentido de bajada, nos dejamos deslizar suavemente, y remando en algún tramo, por la nieve endurecida por el frío amanecer (no perderse a la derecha la imponente Cara Norte del Aletschorn) hasta llegar a Konkordiaplatz. Enfrente destacan las escaleras de subida al Konkordiahütte, enclavado como una isla de roca elevada en medio de los glaciares. Sin atravesar hacia Konkordia, tomamos rumbo Norte por el Jungfraufirn, ya con las pieles puestas. En cuanto el sol se fija en el cielo azul el calor, pese a estar rodeados de hielo, es excesivo y entorpece nuestra marcha. El sudor va provocando los primeros avisos de ampollas en los pies y tenemos que subir con calma, disfrutando de las vistas que tenemos de la Jungfrau, la Sur del Monch y, entre las dos, la cúpula de cristal que remata las instalaciones turísticas del tren que sube de Grindenwald atravesando las tripas del Ogro.


Cuando por fin llegamos al túnel que da entrada a la estación nos damos cuenta de que vamos más cansados de lo que pensábamos y se imponen un pequeño almuerzo rodeados de turistas y un ligero aseo aprovechando las instalaciones del tren. También recargamos las botellas de agua porque el mayor problema de abastecimiento en toda la travesía es el líquido elemento. A pesar de estar siempre rodeados de nieve la única fuente de agua que encontraremos son las botellas de los refugios, al módico precio de 13 francos suizos la de litro y medio (unos diez euros), o las recargas de té multifruta que podemos coger en el desayuno en todos los refugios.

Nos ponemos nuevamente en marcha para recorrer la pista que en 40 minutos nos lleva al Monchhütte, donde algunos dan por terminada la jornada y otros vamos directamente hacia las rocas que dan acceso a la arista sureste del Monch, a sólo cinco minutos del refugio. Dejamos los esquís clavados en la nieve y cogemos lo indispensable, arnés, un cordino de treinta metros y 7 milímetros, crampones, piolet, agua y un cortavientos.  Al principio progresamos por terreno sencillo, con pasos de roca poco obligados e incluso intuyendo restos de camino. Llegamos a un punto en el que se puede ir por la derecha, tramo de roca sencillo aunque ya más vertical, o por la izquierda, por una rampa de nieve de unos 45 grados que en caso de estar helada puede ser muy expuesta. En cualquier caso confluimos nuevamente en la arista, donde decidimos encordarnos, que se hace más fina e inclinada con tramos de roca, nieve y una rampa menos empinada de lo que parece mientras subimos, con algunas estacas de metal para asegurar si las circunstancias lo requieren. Tras la rampa la arista se torna progresivamente horizontal, con cornisas acongojantes hacia la vertiente norte y una respetable caída por la cara sur. El tramo que queda hasta la cima se me hace especialmente largo porque, sin ser difícil, no admite paso en falso. En la cumbre del Monch (4099 m.) no hace ni pizca de viento y el día claro nos regala una vista formidable en todas direcciones. Unas buenas fotos y, por idéntico camino al de subida, en poco más de una hora estamos todos reagrupados frente a unas cervezas en el comedor del Monchhütte (3650 m.).


Tercera jornada (19 de abril de 2011). 1000 m. 8 horas (3 h. desde el Monchhütte hasta el Fieschersattel, 2,30 h. para subir  y bajar el Gross Fiescherhorn y 2 h. para bajar hasta el Finsteraarhornhütte, 30 m. para paradas). Del refugio bajamos al collado del Monch (Mönchsjoch) y hacia el este por el glaciar Ewigsschneefäld durante varios kilómetros hasta la cota 3300 m. donde hay que girar hacia la izquierda y foquear hasta el Fieschersattel, poco evidente pero normalmente con huella. Se trata de un tramo muy transitado porque es el único paso que da acceso al glaciar Walliser Fiescherfirn, camino de nuestro próximo refugio. En la cota 3300 m. es fácil que veamos gente subiendo por el glaciar, pues la ruta por el Refugio de Konkordia también es muy utilizada. La pendiente se inclina hasta los 50 grados y en los últimos trescientos metros obliga a sacar el piolet y cargar los esquís. Un último tramo de roca con algún punto para asegurarse da paso al Fieschersattel. En caso de fuerte nevada y con riesgo de aludes este paso puede estar impracticable y entonces no quedará otra que acceder al Finsteraarhornhütte desde Konkordia y atravesando la Grünhornlücke.

 
Desde el collado se presentan dos opciones, a la derecha, el Hinter Fiescherhorn (4025 m.) normalmente accesible con esquís hasta la cima en una media hora, y a la izquierda el Gross Fiescherhorn (4049 m.), una corta arista más seria de lo que aparenta. Optamos por el más alto y vestidos de alpinistas recorremos unos trescientos metros hacia la izquierda hasta un pequeño diedro con pasos mixtos (II+) que da acceso a la arista. Una zona de placas poco inclinadas pero lisas atasca a varias cordadas. Las placas están fisuradas y tienen buenos agarres para las manos y las puntas de los crampones y pasamos a la derecha de las cordadas sin problemas. La arista sigue por tramos de roca espectaculares de poca dificultad (PD de los Alpes) hasta llegar a la cumbre, una plancha de roca en la que ajustados cabemos los siete para fundirnos en el típico abrazo de cima.


De vuelta al collado nos vestimos de esquiadores y nos preparamos para el primer descenso realmente importante desde que empezamos la travesía. Gracias a las huellas y a la buena visibilidad el descenso por el glaciar, que se inclina progresivamente es sencillo. El glaciar gira a la derecha mientras imponentes torres de hielo amenazan con desprenderse en cualquier momento e invitan a pasar lo más rápido posible sorteando los bloques que se extienden por todas partes procedentes de anteriores desprendimientos, hasta fundirse con otro glaciar, el Fieschergletscher, cada vez más ancho y menos empinado, por el que nos dejamos deslizar a buena velocidad hasta llegar al promontorio rocoso, hacia la izquierda, en el que se encuentra el Finsteraarhornhütte (3048 m.). Pueden volverse a poner las pieles para hacer zetas unos doscientos metros por una canal que lleva a las escaleras metálicas que suben al refugio o hacer este tramo con los esquís a la espalda. Al pie de las escaleras se dejan las tablas bien clavadas en la nieve para subir al refugio a disfrutar del merecido descanso. La animada terraza del Finsteaarhornhüte no tiene desperdicio y las vistas de las lenguas glaciares con sus anchas y oscuras grietas dejándose entrever al calor del deshielo son únicas en Europa.
Cuarta jornada (20 de abril de 2011). 1383 m. y unas seis horas (dos para subir al Wysnollen y entre tres y cuatro para llegar a la Grünhornlücke y bajar a Konkordiaplatz). Como todos los días, salimos del refugio casi los últimos, y eso que nos levantamos a las 5 de la mañana, y nos dirigimos a la más evidente de entre las mil posibilidades que ofrece el entorno, el Wysnollen, una cima de 3395 m. desde la que desde el mismo refugio, sin necesidad de guías, ya se intuye un descenso magnífico. 

Bajamos las escaleras metálicas del refugio hasta la canal en la que ayer dejamos clavados los esquís y atravesamos el glaciar en ligera diagonal hacia abajo para llegar a la pala este del Wysnollen, por la que con la inclinación justa y mantenida todo el rato llegamos a la cima. Soberbias vistas del Finsteraarhorn por encima del refugio. La bajada por la misma pala tiene la nieve perfecta y para nosotros solos pues no hemos visto a nadie desde que salimos. Además, como se baja por el mismo camino hemos dejado el peso en una roca al pie del glaciar y bajando sin mochila mejoramos sustancialmente nuestro maltrecho nivel de esquí, salvo honrosas excepciones que todos envidiamos sanamente…


Queda una larga subida hasta la Grünhornlücke para luego enfilar un agradecido descenso hasta Konkordiaplatz. En una roca a la izquierda veremos las curiosas escaleras metálicas que llevan al refugio. Se trata casi de una vía ferrata en la pared que cada año se eleva unos metros, los mismos que desciende el nivel del hielo del glaciar, lo que ha obligado desde su construcción a ir añadiendo tramos de escalera hasta alcanzar en la actualidad más de cien metros de desnivel. El ambiente en Konkordiahütte es tremendo, con la puesta de sol reflejada en el hielo del Grosser Alestschgletscher, el más largo de los Alpes. La sorpresa más grata, encontrar un bidón alimentado con nieve derretida en el aseo en el que lavarse los dientes y hacer un ensayo de higiene básica tras cuatro días de cuestas.


Quinta jornada (21 de abril de 2011). 1380 m. y unas nueve horas (tres para llegar a Hollandiahütte, una de descanso en Hollandia y labores de cura de las ampollas que ya nos cuecen a todos en mayor o menor medida, dos horas para subir al Abeni Flue y otra para volver a Hollandia. Dos horas más para la bajada hasta el aparcamiento de Flaferalp). Aunque en principio teníamos reservada la noche siguiente en el Refugio de Hollandia nos encontramos físicamente bien y parece que el buen tiempo, hasta ahora impecable, ya no va a durar mucho, así que decidimos anular la reserva desde Konkordia para unir en una sola las que inicialmente debían ser dos jornadas y ascender el Abeni Flue y luego bajar directamente hasta el valle para dormir en algún hotel en Blatten. Nos costará prácticamente lo mismo con la diferencia de que también podremos ducharnos, lo que después de cinco días no tiene precio


Como la jornada promete ser larga hoy sí madrugamos más y cuando empieza a amanecer ya hemos bajado las escaleras y remontamos el glaciar rumbo a Lochtenlücke y Hollandia. Desde los diez grados bajo cero a la salida del refugio, la temperatura sube rápidamente con la aparición de los primeros rayos de sol y el día vuelve a ser espléndido aunque ya se nota algo de viento, que será muy fuerte cuando lleguemos a la cima del Abeni Flue (3962 m.). La montaña es totalmente esquiable y el descenso hasta Falferalp suma 2200 metros de bajada, un broche perfecto para una travesía imprescindible.


Datos prácticos:

¿Cómo llegar a Blatten?

Desde Madrid a Blatten son 1596 kilómetros, por vías rápidas salvo los últimos cincuenta, según la ruta de Viamichelin. Al pasar de Francia a Suiza habrá que pagar el peaje para las autovías helvéticas y nos darán una pegatina válida para todo el año en curso. El precio de la gasolina es más favorable en Suiza que en Francia.

Dificultad: si prescindimos de las cimas la travesía es sencilla aunque atraviesa continuamente terreno glaciar y conviene saber moverse. No obstante, el paso del Fieschersattel es ineludible lo que obliga a hacer un paso algo difícil y que, según las condiciones, puede requerir el uso de cuerda. Los desniveles, sin ser excesivos, tampoco son pequeños y las condiciones durísimas con las que puede sorprendernos la montaña a estas alturas en cualquier momento aconsejan buena forma física. La ascensión al Monch por la arista sureste está catalogada como PD y tiene pasos de escalada en roca de II, mixto, nieve y hielo con inclinación hasta 45 grados. Ideal para soñar con grandes ascensiones alpinas sin sufrir demasiado, siempre que estemos bien aclimatados. Un leve mareo en la arista cimera no debe ser nada agradable. La llegada al Fieschersattel exige piolet y crampones y, en ocasiones, asegurar los fáciles pasos de roca finales. La ascensión al Gross Fiescherhorn también puede exigir el uso de la cuerda asegurando con lazadas en las rocas. Predominan los tramos de roca aunque también hay mixto. Máximo III.

Desniveles:

- Flaferalp-Hollandiahütte: +1492.
- Hollandiahütte-Monchhütte-Monch: +1430, -400.
- Monchhütte-Gross Fiescherhorn-Finsteraarhornhütte: +1000, -1400.
- Finsteraarhornhütte-Wysnollen-Konkordiahütte: +1383, -1268.
- Konkordiahütte-Abeni Flue-Flaferalp: +1380, -2200.
  TOTAL: +6685, -5268.

Horarios: todas las jornadas oscilan entre las 5 y las 9 horas (paradas incluidas). Salvo el último día, que nos levantamos a las 4 de la mañana, los demás días nos levantamos entre las 5 y las 6. El desayuno lo sirven en todos los refugios a la hora que pidamos la noche antes.

Material: piolet, crampones, arva, pala, sonda y casco. Un cordino de 30 metros como mínimo para cada tres. Algún tornillo de hielo. En todos los refugios hay zuecos y buenos edredones para dormir. Sólo hay que llevar saco sábana y lo mínimo para la higiene personal. 

Precios: para hacerse una idea de los precios en abril de 2011, ahí van algunas referencias:

- Botella de agua de litro y medio: 13/14 CHF (10,40 €).
- Media pensión en Hollandiahütte (cena, dormir y desayuno): 61 CHF (48,55 €).
- Media pensión en Monchhütte (cena, dormir y desayuno): 60 CHF (47,75 €).
- Media pensión en Finsteraarhornhütte (cena, dormir y desayuno): 64 CHF (50,93) €.
- Media Pensión en Konkordiahütte (cena, dormir y desayuno): 66 CHF (52,53 )€.
- Hotel en Blatten: habitación doble con ducha y desayuno: 65 CHF (51,73 €), por persona. 

Más información:

-  Desnivel nº 211, abril 2004. Pág. 52.
- Alpes en esquís, Oriol Guasch Terré. Pág. 75. Desnivel Ediciones.
- Cuatromiles de los Alpes por rutas normales, Richard Goedeke, Desnivel Ediciones (para las ascensiones).

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