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PETIT VIGNEMALE - CAUTERETS - PIRINEOS

A pesar de que cualquier motivado pirineista habrá escuchado en más de una ocasión que los valles que circundan el Vignemale son los más alpinos de toda la cordillera, no son tantos los que se deciden a adentrarse en ellos cuando la nieve los cubre por completo. La bien merecida fama de riesgos objetivos a causa de los numerosos aludes y pequeñas coladas que todos los inviernos y primaveras barren sus laderas, y la relativa lejanía en sus accesos por la vertiente francesa, que exige una buena kilometrada cuando accedemos desde España, tienen mucho que ver.

Como contamos con días suficientes para no tener que darnos un atracón de kilómetros sin tiempo suficiente para disfrutar del atractivo de estas montañas, y a pesar de que la predicción meteorológica es bastante mediocre, decidimos comprobar la autenticidad del carácter alpino del macizo del Vignemale con una ascensión con esquís al Petit Vignemale, que promete uno de los mejores descensos que podemos acometer en estas montañas, compromiso y entorno grandioso para darle al cuerpo y a la mente el mejor de los alimentos que jamás hayamos conocido.

Me llena de emoción el arrojo de mi compañera, que con unas nociones básicas no duda en acompañarme por estos parajes en los que disfruta tanto o más que yo mismo. El estado de la nieve permite licencias que en otras condiciones serían una locura a la que no la hubiera sometido.

El viernes 3 de mayo subimos al Refugio de Oulettes de Gaube después de dormir en el parking de Pont d’Espagne (1498 m.), con los esquís desde prácticamente el mismo asfalto a pesar de lo avanzado de la temporada. Estamos en la cara norte de los Pirineos y la línea de nieve acostumbra a estar unos doscientos metros más baja que en el sur. Desde el parking hay dos opciones para subir hasta el Lac de Gaube (1725 m.), o bien dejando a nuestra derecha las pasarelas montadas para contemplar las espléndidas cascadas que en esta época borbotean a raudales, o bien dejándolas a nuestra izquierda y tomando la pista que sube desde el mismo telesilla de Gaube hasta el lago salvando el desnivel de forma mucho más suave y donde hay mayores posibilidades para foquear con continuidad.


Encontramos el lago en pleno deshielo por lo que la única forma de atravesarlo es por su orilla derecha (en el sentido del ascenso). Hasta este punto nos habrán acompañado inmensos ejemplares de Abies alba que contemplamos boquiabiertos, que a esta altura empiezan a ser sustituidos por hermosos ejemplares de Pinus uncinata, especie tremendamente dura, capaz de vivir a gusto en alturas cercanas a los 2400 m. Algún ejemplar aislado de Pinus sylvestris completa el entorno ralentizando nuestra marcha para poder disfrutar en toda su plenitud de uno de los bosques más bonitos y salvajes que hasta ahora hemos visto en los Pirineos. No es posible cruzar el lago por su orilla izquierda, como informa una señal al comienzo del sendero.


Poco más allá, arribamos a la Cabane du Pinet (1780 m.), refugio sin guardar en buen estado, antes de comenzar la subida a la Cascada de Esplumouse (1980 m.), que se afronta por su vertiente izquierda (en el sentido del ascenso) y sigue deleitando los sentidos. En este tramo encontraremos unos metros con cierto patio hacia la cascada en los que la precaución debe ser máxima hasta que el valle se vuelve a abrir y deja ver el tramo que queda hasta el Refugio de Oulettes de Gaube (2150 m.), que no vemos hasta pocos metros antes de llegar. Aunque desde la cascada ya deberíamos divisar los impresionantes muros de las puntas del Vignemale, nieva y las nubes cerradas nos privarán de este placer hasta mañana.


En el refugio dan el desayuno a las seis y a las ocho estamos listos para salir. El día amanece espléndido, sin viento y con un sol de justicia que al reflejar en la nieve hace chirriar los cristales de las gafas. La jornada promete ser perfecta. El camino es evidente en dirección sur, con el Coulouir de Gaube de frente. Remonta el valle y va girando hacia la izquierda, este, remontando sucesivos resaltes cada vez más empinados hasta la Hourquette d’Ossoue (2734 m.). En todo el tramo la exposición a los aludes es una realidad compensada con las vistas impresionantes de la norte de la Pique Longue, corredores como el Gaube, Arlaud Souriac, goulotte Lechêne al Petit Vignemale, la vía de los seracs, y el paso por los glaciares des Oulettes y del Petit Vignemale, casi a semejanza de los grandes glaciares alpinos.


Desde la Horquette d’Ossoue divisamos el Refugio de Baysellance (2651 m.) pero nuestro destino remonta por las pendientes que a la derecha de la Horquette suben hasta la misma cima del Petit Vignemale (3032 m.) donde las vistas vuelven a ser inmejorables, haciendo honor al rigor alpino de toda la ascensión. Al norte la visión sobre el Valle de Gaube, por el que nos aguarda un largo y fabuloso descenso, nos llena de satisfacción por haber sido vencida a nuestros pasos, al sureste el encajonado Valle de Oulettes de Ossoue nos recuerda otra posible aproximación a partir de Gavarnie, y la imagen de los Astazous, Monte Perdido, Brecha de Rolando y la norte del Taillon nos dejan maravillados hasta que decidimos comenzar el descenso.


Tenemos por delante 1500 metros de bajada en una de las zonas de mayor acumulación de nieve de los Pirineos, blanda por las altas temperaturas pero excelente para detener una caída en sus tramos más empinados, que no son pocos. Las posibilidades de dirigir los giros hacia zonas más o menos pendientes, a voluntad, nos llevan a hacer un bonito flanqueo bajo las paredes del Petit Vignemale y sentir el frescor de sus hielos perpetuos. Después de una parada para almorzar en el refugio, preparar el mochilón y unas cuantas caídas llegamos a Pont d’Espagne con una visión nueva e imborrable de los Pirineos.


Actividad realizada por Beatriz Peña y Pablo Parrón (03-04may13).

Datos prácticos:

Acceso: desde España, se puede acceder desde Huesca por Sabiñánigo, Biescas, Sallent de Gállego, cruzar el col del Portalet, bajar hasta Laruns y desviarnos hasta Argeles Gazost y, desde aquí, a Cauterets. Y desde Irún por la autopista A64, hasta la salida de Tarbes. En el parking de Pont d’Espagne, normalmente hay que pagar 5,50 euros por aparcar hasta 12 horas y 8 euros si es más tiempo. A cambio hay baños autolimpiables muy aceptables y útiles si dormimos en el coche. No se aconseja intentar llegar atravesando el Col d’Aubisque pues está cortado por la nieve casi siempre para la actividad que nos proponemos. El acceso por el Refugio de Baysellance a través del Valle des Oulettes d’Ossoue que parte de la Barrage d’Ossoue, desde Gavarnie, también es frecuente que esté cerrado por aludes en la carretera hasta bien entrada la primavera.

Dificultad: según el libro del refugio AD/S3 en una jornada y AD en dos jornadas. Varios tramos pendientes de 30º.

Desnivel: 1556 metros de desnivel para una distancia de unos 25 kilómetros ida y vuelta, dividido en dos etapas, del parking de Pont d’Espagne al Refugio de Oulettes de Gaube (685 m.) y del refugio a la cima del Petit Vignemale (871 m.). Las pendientes son fuertes y el riesgo de aludes en gran parte del itinerario debe ser valorado en función de los partes meteorológicos y consultando a los guardas del refugio, muy atentos y que además hablan castellano.

Horarios: la subida hasta el refugio 2,45 h. (como indica una señal al comienzo), aunque nosotros contemplando el panorama tardamos bastante más. Desde el refugio hasta el Petit Vignemale entre 2 y 3 horas. Nosotros, seguimos contemplando y tardamos casi cinco. El descenso se puede hacer en un par de horas hasta el parking, yendo rápido, o disfrutar tranquilamente y llegar de noche.

Material: arva, pala y sonda. Un piolet, aunque en buenas condiciones se sube con esquís hasta la misma cima. Aunque prácticamente nadie se encorda al pasar por los glaciares, a la vista de los bloques como que tampoco estaría de más. Es indispensable llevar crampones y/o cuchillas si la nieve está dura, y si no también, por si acaso.

Más información:

- Desnivel nº 172, abril 2001. Vignemale con esquís. Pags. 58 y ss.
- Desnivel nº 181, enero 2002. Pirineos con esquís, de Panticosa a Vignemale. Pags. 44 y ss.

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