La Sección de Montaña del
club Peñalara organiza una salida orientada a un amplio grupo de entusiastas,
pues gracias a la flexibilidad del programa, cada cual podrá adaptar la
actividad al grado de compromiso que quiera adquirir y así disfrutar al máximo,
que es en definitiva a lo que aquí venimos. Cuando además tenemos la ocasión de
salir en buena compañía, llueva o truene, sabemos que nuestra estancia en los
Pirineos nos recompensará con placeres que para nadie debieran quedar en el
tintero de la vida.
Gracias al
esfuerzo desinteresado de Bea, Alvaro y Alberto podemos organizar tres grupos,
uno subirá al Vértice del Anayet, otros al Anayet o a los dos por sus vías
normales, y un tercero escalará una vía de creación reciente pero que avanza
como una locomotora hacia la categoría de las vías clásicas, de esas que gustan
a los amantes del alpinismo y extrañan al escalador puramente deportivo, Los
Balcones del Anayet, abierta en 2010 por Luis Royo y Julio Benedé.
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Croquis de Jorge, de La Meteo que Viene |
Nos levantamos temprano en Piedrafita de Jaca y a las 9,00 h. estamos en el parking (conocido como Corral de las Mulas) que hay a la entrada de la carretera que lleva al Parking de Anayet, en la estación de esquí de Formigal, cerrada al paso de vehículos fuera de la temporada de invierno, lo que nos obliga a hacer unos dos kilómetros a pie. Desde el Parking de Anayet sale un camino que asciende hasta los Ibones de Anayet, cruzando multitud de arroyos que en octubre obligan a saltar como una rana haciendo la subida muy entretenida. Desde los ibones ya contemplamos una estupenda visión de la cara este del Anayet, por la que transcurre la vía. Abandonamos la ruta normal hacia la derecha para alcanzar la pedrera y en media hora estamos a pie de vía.
Como referencia
para llegar hay que recordar que la escalada comienza una centena de metros a
la izquierda de la destacada cueva y el bien visible corredor de los franceses,
justo en la línea en que la roca cambia del color negro-grisáceo al rojo
oscuro.
Formamos dos
cordadas, Javi, Pili y Alfredo, y Bea, Luismi y Pablo, y a las 12,00 h.
empezamos el primer largo (V-). A pesar del cielo encapotado confiamos en la
predicción de AEMET, que sólo alerta de una ligera posibilidad de lluvia débil,
y ¡comienza la aventura! El primer parabolt no se ve desde el suelo y lo
encontramos a unos 15
metros, por terreno de IV, pero le falta la chapa y sólo
queda el espárrago, lo que nos obliga a meter algún empotrador. Unos metros más
arriba aparece el segundo seguro, también sin chapa aunque este conserva la
tuerca, lo que nos permite usar una chapa recuperable. A partir de aquí los
seguros están perfectamente hasta el final, aunque no está de más llevar algún
cacharro. Dejamos atrás la primera reunión para empalmar con el segundo largo
(IV+), muy cortito, como comprobamos al encontrar enseguida la segunda reunión
(parabolt con chapa y parabolt con eslabones rojos). En total hacemos una sola
tirada de unos 50 metros.
Desde el primer
momento la roca deja claro que estamos en alta montaña y sin ser mala requiere
comprobar los agarres y evitar desprender piedras. El tercer largo (IV) sale
hacia la derecha en dirección a un evidente diedro en cuya base encontramos la
tercera reunión. Hay que tener precaución para no seguir por lo más evidente,
en este caso la zona izquierda, la norma en este tipo de vías, pues es más
fácil pero nos desvía totalmente de nuestra línea hacia el centro de la pared.
Habiendo llovido
toda la semana no nos extraña que la roca esté mojada pero al llegar al diedro
está empapado y llegamos a plantearnos si no habremos elegido el mejor día. Al
final Javi decide evitarlo abandonando la comodidad de los seguros fijos y
afrontando el muro por su parte derecha, por lo más evidente, con lo que traza
una variante más sencilla (IV+) pero muy expuesta pues la morfología de la roca
ni permite colocar buenos seguros ni da mucha seguridad, menos con los pies de
gato mojados y el frio otoñal que a estas alturas ya es considerable.
La segunda
cordada preferimos bregar con el diedro aunque ello nos suponga hacer el cuarto
largo (V+) acerando todos los seguros e incluso colgándonos de un estribo
improvisado y algún fisurero, las cosas de ser bajito, para alcanzar la
siguiente chapa, además de darnos una pequeña ducha que va dando carácter a la
escalada. ¡Si queríamos montaña pues aquí la tenemos en dosis moderada! Estando
seco, el diedro tiene que ser muy atractivo, con ambiente, buenos agarres y
bien asegurado.
Bea encabeza el
quinto largo (III+ y un paso de IV al comienzo), con piedras sueltas y que nos
lleva a la mitad de la escalada, donde la roca mejora y empezamos a
espabilarnos porque llevamos un horario, digamos que abultadillo.
Luismi inicia el
sexto largo (V-) hacia la izquierda de la reunión, con un paso raro en los primeros
metros, que da el grado a la tirada, para luego pasar a una placa tumbada con
huecos, muy buenas presas y roca disfrutona. El séptimo largo (IV) es
continuación del último tramo del anterior y va todo recto hasta la reunión.
En el octavo
largo (IV+) se incrementa un pelín la dificultad y el noveno (V-) quizá sea el
más bonito de la vía, de escalada atlética y hasta algo extraplomada con
estupendas presas, supera algunos resaltes para dejarnos en la arista que
empalmando los dos últimos largos (IV+) en 60 metros nos lleva
directos a la cima (reunión en un bloque laceado unos metros antes de llegar).
En este último tramo es posible escapar de la vía hacia la izquierda en caso de
necesidad.
Ya se nota que
los días menguan y llegamos a la cima con tiempo justo para hacer unas fotos,
descender (caminito empinado hacia el noroeste) y pasar las cadenas que
protegen las placas de acceso de la ruta normal, antes de tener que sacar los
frontales. Alcanzado el collado con el Vértice del Anayet lo abandonamos hacia
los Ibones de Anayet (este) y enlazamos con el camino de subida.
La lluvia que
arrecia poco antes de llegar al parking nos recuerda la suerte que hemos tenido
y cuando cansados y mojados arrancamos el motor comprendemos mejor el sentido
de nuestra pequeña gesta.
26 de octubre
de 2013, Javier Galego, Pilar González y Alfredo Rodríguez, y Beatriz Peña, Luis
Miguel Villamediana y Pablo Parrón.
Datos prácticos:
Acceso: desde Huesca seguir hasta
Sabiñánigo, Biescas, Sallent de Gállego y Formigal. En la misma carretera está
el Corral de las Mulas, punto en el que comienza la carretera que lleva al
Parking de Anayet, cerrada fuera de la temporada de esquí.
Dificultad: V-, IV+, IV, V+, IV, V-,
IV, IV+, V-, IV+, IV+. En general la roca no es mala pero tampoco excelente,
está muy agrietada y suelta en algunas zonas, como es habitual en las paredes
que soportan inviernos rigurosos. Aunque asegurada no deja de ser escalada
clásica en alta montaña.
Horarios: Unas dos horas para la
aproximación, entre 4 y 6 para la vía y otras dos para el descenso.
Longitud: Unos 350 metros de escalada.
Material: equipada con parabolts M8, y
M10 en las reuniones. Los dos primeros seguros de la vía estaban sin chapa y
sólo el segundo con la tuerca. Diez cintas express. Recomendable un manojo de
friends y fisureros. Casco sin dudarlo.
Enlaces de interés:
- Croquis.
- Sendero límite
(los aperturistas).
- Buena reseña en el blog de La Meteo que Viene.
- El mejor croquis
de la vía, en el blog de Kuestas.
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