Turquía, a pesar
de ser un país muy montañoso, aún permanece poco explotada como destino para
los aficionados al esquí en cualquiera de sus modalidades. Y aunque deslizarnos
por la deseada nieve polvo de la extensa Anatolia fue el motivo inicial por el
que planeamos viajar allá donde Europa termina y Asia comienza, finalmente
postergamos el objetivo a cambio de otros más apropiados a las condiciones del
momento. Objetivo que sólo queda aplazado hasta que tengamos el tiempo para
adentrarnos por todos sus macizos, con más de cien cumbres por encima de los tres
mil metros, y hasta los cinco mil del Monte Ararat.
Y así es como un
día nos despertamos en Pamukkale y dando un paseo por el pueblo entramos en la
sencilla oficina de Pamukkale Hijackers, donde enseguida congeniamos con Isa y
nos decidimos a volar en parapente por primera vez en nuestra vida. Es curioso
como las personas acabamos rodeándonos de seres semejantes dirigidos por una
fuerza oculta que aúna en un espacio una misma forma de entender la vida por
individuos pertenecientes a culturas, solo en apariencia, tan distantes.
No hay montaña a
la que trepemos, aguja que escalemos o cerro al que subamos en el que la idea
de volar no ocupe al menos un momento nuestros pensamientos. Además, los
continuos avances en la técnica de volar y la popularidad que disciplinas como
el salto base han alcanzado gracias a la habilidad y determinación de unos
pocos pioneros, nos hacen ver el futuro de la escalada con una mochilita en la
espalda con la que poder descender de cualquier parte con seguridad y
experimentando sensaciones alucinantes… Quizá sólo sea una ilusión y es seguro
que nunca saltaremos desde la
Visera de Riglos pero el deseo de añadir un nuevo deporte en
nuestras vidas se encendió en el mismo momento en que con Alí y Hassan
despegamos los pies del suelo impulsados por el viento para sobrevolar ruinas
de civilizaciones antiguas.
Efectivamente,
hoy en día si se desea y se tiene una forma física normal, cualquier mortal
puede volar colgado de un parapente tras un curso de aprendizaje en el que
adquirir los conocimientos oportunos. Para probarlo en un ambiente excepcional
y sin hacer un agujero en el bolsillo siempre recomendaremos contar con la
habilidad de Hassan y sus colegas (hasandokmetepe@yahoo.com.tr).
En una primera
visita a Turquía no podemos pasar por alto los espléndidos paisajes de
Cappadocia, con multitud de profundos valles escoltados por abrigos excavados
en las rocas y ciudades subterráneas de civilizaciones pasadas, ni tratar de
desentrañar los secretos de Bizancio, Constantinopla, Estambul o como quiera
que los humanos o los extraterrestres decidan identificar la que siempre será
la puerta europea al continente asiático.
La última noche
de nuestro periplo, en un café de Estambul conocemos casualmente a Orhan (www.viajesturquiamonteararat.es),
quien resulta estar casado con una española y dedicarse a guiar y organizar
expediciones al Monte Ararat y otras montañas turcas. Es agradable hablar con
él en español tras un día de vorágine turística en la ciudad, y comprobar
además que compartimos conocidos comunes en España. No dudaremos en contar con él
para nuestra futura visita a las montañas de este hermoso país.
31 de diciembre de 2013. Beatriz Peña, Hassan, Alí y Pablo Parrón.
Datos prácticos:
Acceso: se puede
volar directamente a Estambul aunque para conseguir mejores precios normalmente
habrá que hacer alguna escala. Lufthansa tiene buenas ofertas y el servicio en
los aviones incluye comida o comida ligera, según el horario del vuelo. También
se puede probar con Turkish Airlines o consultar directamente en www.vuelosbaratos.es. Desde
Estambul hay vuelos internos a precios asequibles a todas las ciudades
principales de Turquía y a algunas zonas turísticas. Hay un buen puñado de
compañías que hacen vuelos internos (Pegasus Airlines, Onur Air, Atlasjet,
Bulucak, Turkish Airlines). Para llegar a Pamukkale el aeropuerto más cercano
está en Denizli, desde donde un dolmus (furgonetas utilizadas a modo de
taxi-minibus por todo Turquía), nos llevará al hotel elegido en la ciudad. También
se puede viajar desde Estambul en autobús (unas 11 horas). Los autobuses turcos
son excelentes, muchos con wifi, asientos tipo avión, café o té y pantalla
individual con múltiples opciones para amenizar el trayecto, y además baratos.
Alojamiento: por nuestra experiencia
recomendamos el Hotel Yildiz, muy bien situado enfrente de la entrada sur a las
travertinas de calcio y Hierápolis, donde además el personal es de lo más
atento. Hay muchas opciones de alojamiento para todos los gustos y presupuestos
(www.booking.com).
Precios de referencia: para hacerse una
idea ahí va una pequeña lista de precios en enero de 2014.
- Vuelo interno Estambul-Nevsehir
(Capadocia): 49 €.
- Viaje en autobús Göreme-Pamukkale:
55 Tl (19,5 €).
- Viaje en autobús Pamukkale-Estambul:
55 Tl (19,5 €).
- Dolmus desde Pamukkale a Denizli:
3,5 Tl (1,30 €).
- Kebap: entre 3 Tl y 18 Tl, según
elijamos un establecimiento más o menos turístico.
- Un litro de gasolina 95: 5 Tl
(1,80 €).
- Entrada al Göreme Open Air
Museum: 15 Tl (5,30 €).
- Entrada a la ciudad subterránea
de Derinkuyu: 15 Tl.
- Entrada al Valle de Ihlara: 8 Tl.
- Entrada a las Travertinas de
Calcio de Pamukkale y a la
Hiérapolis: 20 Tl.
- Entrada al Palacio Topkapi en
Estambul: 25 Tl (9 €).
- Entrada a las Cisternas de la Basílica en Estambul: 10
Tl.
- Entrada a la Mezquita Azul en
Estambul: gratis.
- Entrada a Santa Sofía en
Estambul: 20 Tl.
- Metro de Estambul: 3 Tl.
Tl = Lira Turca 1 € = 2,83 Tl (diciembre 2013)
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