Para despedir el año 2018 y dar la bienvenida al 2019 a lo grande nada mejor
que una de las grandes clásicas abiertas por la magnífica cordada formada por
Daniel Guirles y Luis Campos allá por la década de los 70 del siglo pasado,
cuando nosotros aún íbamos en pañales. Como es habitual en las rutas abiertas
por esta pareja, ni uno sólo de sus largos defrauda y nos permitirá, si
conseguimos superarlos, descorchar una botella de sidra en la cima del Pico de La Miel con la satisfacción de
habernos esforzado al máximo. En el paño izquierdo de la pared, en pocos
metros, un apretado ramillete de rutas nos da la bienvenida a la vez que
dificulta no mezclarlas. Efectivamente, en poco más de veinte metros de anchura
comparten salida un puñado de líneas, cada cual más recomendable. De hecho, en
la práctica existen varias combinaciones que van cogiendo lo mejor de cada una
y en sí mismas han devenido en clásicas. Julio,
Harakiri, Casera Atómica, Rivas-Acuña, Guirles-Campos o Thanatos son algunas de estas vías.
En la actualidad, el primer largo (V+) prácticamente todo el
mundo lo ataca por la entrada de la vía Casera-Atómica, fácilmente
identificable por el único parabolt, visible desde el suelo, que encontramos en
los primeros metros de este sector izquierdo del Pico de La
Miel. La razón es obvia cuando llegamos al
pie de vía y no es otra que la abundancia de musgo en el resto de
la placa, obviamente debida a las pocas repeticiones que en la actualidad se
hacen por la misma. Una pena, pero en los tiempos que corren prima la seguridad
y son pocos los que arriesgan como antaño. Para llegar a este parabolt
superamos unos metros, en los que puede protegerse con algún friend pequeño
para evitar una mala caída que irremediablemente nos lleve al duro suelo. Una
vez chapado hay que hacer un paso fino a la derecha, tanto más fino cuanto más
corto tengamos el brazo porque es cuestión de pocos centímetros alcanzar una
estupenda laja por la que ya progresamos con facilidad, aunque en los primeros
metros es muy vertical. Afortunadamente puede protegerse muy bien y da paso a
la segunda mitad del largo, ya menos empinada hasta que llegamos a la reunión.
El segundo largo (Ae/V) sale recto desde la reunión para
alcanzar una bavaresa roma (IV+) que sin ser difícil hay que afrontar con
cuidado y proteger con algún friend mediano-grande, hasta llegar a la placa
tumbada pero completamente lisa en la que empiezan los parabolts del artificial
equipado que permite superar el deplome característico de la vía. Por si acaso,
conviene aclarar que no debemos equivocarnos con los parabolts oxidados que
vemos desde la reunión inmediatamente a nuestra derecha y que pertenecen al
segundo largo de la vía Thanatos; también superan el techo y a juzgar por la
apariencia del tramo hoy día no parece que lo haga mucha gente. Los dos
primeros parabolts del artificial se alcanzan sin problema e incluso haciendo
A0 podemos ahorrar algo de tiempo. El tercer seguro se encuentra ya en el
techo. También se alcanza con facilidad y una vez colgados de los estribos
bailando un poquito se llega con cierta dificultad, aunque asumible, al primer
seguro de la placa por encima del techo. Para alcanzar el siguiente seguro
normalmente encontraremos un cordino que cuelga del mismo y reduce la distancia
pero aún así hay que ser muy alto y moverse de maravilla con los estribos para
alcanzarlo. Los bajitos no llegamos ni saltando..., así que mejor preverlo y
llevar un alargue para no tener que bajarnos con el rabo entre las piernas.
Subiéndonos a los escalones superiores de los estribos alcanzaremos sin
dificultad una fisura horizontal en la que colocar uno o dos friends medianos
para seguir en artificial (A1) y alcanzar una regleta muy buena, casi un buzón
si fuera un poquito más profunda, desde la que tirando de brazos (V) nos
montamos sin problema en la repisa, que recorremos hacia la derecha un par de
metros hasta la reunión. Si no hacemos en artificial este último paso la salida
está graduada como 6a.
El tercer largo (IV) sale por la derecha de la reunión, para
alcanzar una fisura sencilla poblada por varios pequeños enebros y encinas que podemos ir
laceando para asegurar. Cuando acaba la vegetación seguimos progresando por la fisura, para acabar en travesía
ascendente hacia la izquierda, difícil de asegurar en los últimos metros pero
muy asequible, hasta llegar a la reunión.
El cuarto largo (V+/A1 o 6b) es probablemente el más bonito, y
ya es decir porque de los anteriores ninguno tiene desperdicio. Desde la
reunión salimos hacia la izquierda superando un par de resaltes fáciles (IV+)
por granito curioso muy blanquecino, hasta un gran nicho en el que comienza la
marcha. Una fisura con forma de media luna permite asegurar bastante bien y
encontrar empotres para las manos pero sin obcecarse porque por la derecha de la
misma, buscando con calma, encontraremos buenos apoyos para pies y manos, hasta
llegar cerca del techo que da cobijo al nicho. En la fisura hay un viejo friend permanente difícil de enhebrar, por eso de que es imposible sacarlo más que otra cosa, que también
sirve para asegurar. Justo bajo el techo puede colocarse un friend mediano que
entra a cañón y darse el paso con los estribos (A1), o forzarlo en libre si nos
da el nivel (un 6b de esos “asequibles” si ya se conocen). Por encima del techo
ya es fácil, aunque hay que ir con mucho cuidado porque abunda la vegetación, y
con tendencia hacia la izquierda hasta encontrar una buena reunión de tres
parabolts con argolla.
El último largo (III+/IV) es de trámite hasta la cima y puede
hacerse desencordados si ya lo conocemos de otras vías. Basta con seguir por lo
más evidente hasta el fin de las dificultades, muy cerca de la cumbre del Pico
de la Miel, que
queda unos metros a la derecha.
Traemos una botella de sidra para celebrar el fin de año y
brindamos contentos tras la que ha sido nuestra última escalada del año, pero
si hubiera sido otra fecha también hubiéramos brindado satisfechos con esta
magnífica ruta. ¡Salud para todos y buenas escaladas para el próximo año!
El descenso se hace
por los bloques del lado izquierdo (oeste) del Pico de la Miel
hasta dar con el caminito que en no más de 15 minutos nos lleva al inicio
de la vía. Dada la gran afluencia de escaladores a esta escuela es casi
imperativo evitar el descenso rapelando, con lo que evitaremos molestar a
nadie, minimizaremos el riesgo de accidentes y además haremos una bajada mucho
más rápida y segura.
Actividad realizada por Luis Martínez y Pablo Parrón, el 31 de diciembre
de 2018.
Datos prácticos:
Acceso: Desde Madrid hay que coger la Carretera de Burgos (A1) hasta la salida 57 en la que veremos la señal del
pueblo de La Cabrera. En total
unos 60 kilómetros.
Enseguida entramos en la Calle de los Colegios, que seguiremos varios
metros, hasta un callejón sin asfaltar a mano derecha (Calle de la Sierra),
en la que dejamos el vehículo. También es posible seguir por la A1 hasta la salida 60 y aparcar en el bar-restaurante del Cancho del Aguila, opción cada vez más habitual.
Desde aquí sube un camino que debemos seguir con tendencia hacia
la derecha hasta un rellano desde el que sale un camino entre las jaras a la
izquierda (hay que ir atentos porque es fácil pasárselo). Este camino enfila ya
directo a la base del Pico de la Miel.
Antes de llegar a la
base el camino se bifurca en dos. El de la derecha se dirige hacia el callejón
Soyermo y debe tomarse para acercarse a la base de las vías Ezequiel, Espolón Manolín, etc. El de la izquierda nos lleva a
la base de la vía. Si hemos aparcado en el Cancho
del Aguila subiremos por el caminito que pasa al lado de una valla alambre
y en escasos cinco minutos nos lleva al citado rellano.
Dificultad: V+, Ae/V (y un paso de A1
al final, o 6a), IV+, V+/A1, III+. El primer largo tiene el paso más difícil
protegido con un parabolt, al comienzo de la vía. El artificial del segundo
largo está equipado aunque al final aleja tanto que un alargue facilita mucho
las cosas. Suele haber un cordino colgando del último seguro que reduce el
aleje pero si por lo que sea no está la antenita es casi obligada. El tercer
largo es sencillo pero difícil de proteger en los últimos metros. El cuarto
largo, excelente, sale en libre con un grado de 6b.
Longitud: 130 metros aprox.
Horarios: Unos 30 minutos desde el
coche al comienzo de la escalada, entre 3 y 4 horas para la escalada (siempre
que no tengamos a nadie por delante y no se nos atraganten los tramos de
artificial) y 15 minutos para descender desde la cima del Pico de la Miel
hasta las mochilas.
Material: un juego de friends y
fisureros. Estribos y casco. Las cuerdas dobles facilitan mucho la progresión
en artificial si sabemos usarlas correctamente. La línea de vida con una placa
para regular la longitud es fundamental para no petar las fuerzas en el tramo
de artificial del segundo largo y poder permanecer colgados de los seguros.
Cualquiera que sea nuestra altura, un alargue para alcanzar los seguros desde
los estribos ahorra tiempo y esfuerzo. Si somos bajitos resulta imprescindible
porque en algún punto el aleje es más que considerable para tratarse de un
artificial equipado. Dos o tres cintas para lacear arbolitos nos serán útiles
en el tercer largo. Todas las reuniones están montadas con parabolts con
argollas.
Más información:
- Una buena reseña
y croquis en la web de Utopía Vertikal.
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