Una vez más,
llegados los calores veraniegos, escapamos a Peña Blanca, en la poco
frecuentada sierra madrileña occidental, en el paraje de Pinares Llanos, donde
siempre nos esperan las increíbles vías que surcan todas sus vertientes. Aunque
realmente se encuentra en territorio abulense y el neófito de la zona pudiera
pensar que estamos hablando de una gran cumbre, la Peña Blanca no deja de
ser un pequeño risco, en el que sin embargo, la escalada clásica adquiere su
máximo rigor debido a la calidad, a la variedad y al compromiso que exigen la
mayoría de las líneas que nos llevan a su cima.
La vía que hoy
traemos en mente asciende por la cara norte y es destacable porque su fisura
superior fue probablemente la primera dificultad de sexto grado que resolvió un
escalador español, en el lejano 1933, en plena Segunda República Española,
convulsa etapa de nuestra historia en la que los avances sociales no encuentran
parangón hasta nuestros días. Este escalador no era otro que el inigualable
Teógenes Díaz, acompañado por Angel Tresaco y Carlos Rubio en cuyo honor la
ruta se conoce hoy como Norte o Teógenes. Durante la Guerra Civil,
Teógenes luchó en el frente de Guadarrama como Capitán del Batallón Alpino del
bando republicano, y aunque su esfuerzo no pudo impedir la posterior dictadura
y subsiguiente monarquía que aún hoy padecemos, las escaladas que nos legó
siguen permitiéndonos en la actualidad el disfrute de la libertad pura que nos
brindan las montañas.
Dejamos nuestro
vehículo ya bien entrada la mañana en Canto Herradero, desde donde se divisa
perfectamente la Peña
Blanca, de la que nos separan unos veinte minutos por el
caminito que nos lleva directos a la base de la cara norte, a la sombra de los
magníficos ejemplares de pino albar que pueblan la zona. La tranquilidad es la
norma habitual y hoy no es excepción con lo que tenemos la Peña para nosotros solitos.
A unos tres
metros del suelo vemos un espit con la tuerca sicada para evitar expolios
señalando el comienzo de la vía. Ya sabemos que Teógenes y compañía no lo
pusieron ahí pero es que tampoco hubieran podido hacerlo pues no existía este
invento en sus tiempos, como tampoco era frecuente acercarse en coche particular
ni evitar la aproximación, por otra parte bellísima, que en unas dos horas
puede hacerse desde el apeadero de San Rafael, en la línea de tren que une
Madrid con Segovia…
El primer largo
(V+) tiene el paso más duro al comienzo, justo donde está colocado el espit,
para dar paso a un diedrillo poco inclinado hacia la derecha por el que
seguimos unos metros hasta que se endereza en un pasito protegido por un clavo
(IV), que da acceso a la reunión, equipada con argollas.
El segundo largo
(6a+ o V+/A1+) comienza por un muro
vertical con buenas fisuras horizontales y verticales en las que el
aseguramiento con friends es sencillo hasta llegar a un paso desplomado
protegido con dos vetustos clavos que no dan mucha seguridad a quien quiera
escalarlo en libre pero sirven para pasar en artificial completando con algún
friend o fisurero. Pasamos con los estribos pensando cómo demonios pudo ya
alguien en 1933 pasar por aquí prácticamente sin material, y en libre… Por
encima del segundo clavo podemos asegurar tanto a la derecha como a la
izquierda, para superar un pequeño diedro, ya más tumbado, que nos acerca a un
agujero por el que un poco arrastrados salimos a la reunión, que veremos a
nuestra izquierda (espits con cadenas y argollas) desde la que se puede
rapelar. Vale la pena subir los metros finales (ya sin necesidad de cuerda, II)
hasta la cima desde donde disfrutar de muy buenas vistas en este tranquilo
valle, hasta el rapel de 25
metros que hay instalado para bajar por la vertiente
oeste.
Como la escalada
no es muy larga, vale la pena completar la jornada haciendo alguna de las vías
de corte deportivo que encontramos en los alrededores, en el conocido como
callejón de Peña Blanca (al que llegamos en un minuto siguiendo andando en
dirección oeste), en el callejón que encontramos andando dos minutos en dirección
norte (algunas equipadas hace ya una década por mi compañero Luis Martínez), y
en los mismos bloques que están pegados a Peña Blanca (reseñas en la guía de
Tino Nuñez “Escaladas en el Sistema Central”, de la editorial Desnivel).
14 de junio de
2014, Luis Martínez y Pablo Parrón.
Datos prácticos:
Acceso: desde Madrid lo mejor es
dirigirse por la N-VI
al Puerto de Guadarrama o Alto del León y justo en el puerto tomar la pista que
sale a la izquierda dejando a la derecha unas antenas y puesto militar. En unos
7 kilómetros
hay un cartel que indica “Canto Herradero”. A la izquierda hay una explanadita
para dejar el coche. Esta pista es todavía factible para cualquier coche pero
cada vez está en peor estado. Otra opción es ir hasta El Escorial, seguir hasta
el Puerto de la Cruz Verde,
Santa María de la Alameda,
Peguerinos y continuar hasta la explanadita citada, que tendremos a nuestra
derecha. Desde aquí sale el camino, una cuesta que en 20 minutos nos lleva al
pie de Peña Blanca.
Dificultad: V+, V+/A1+ (o 6a+).
Longitud: 30 metros.
Horarios: 20 minutos para llegar a pie
de vía, y una hora larga para la vía. Si sacamos todos los pasos en libre la
vía se hace muy rápido.
Material: reuniones rapelables. Un espit
y un clavo en el primer largo y dos clavos muy viejos en el segundo. Llevar un
juego de friends, sobre todo medianos y grandes. También entran bien los
fisureros. Estribos para el segundo largo si no vamos sobrados en el sexto
grado. Casco.
Más información:
- Escaladas en la Comunidad de Madrid y alrededores, Tino Núñez, editado por Desnivel Ediciones, págs. 192-193.
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