El cuarto fin de
semana de septiembre de 2017 nos juntamos más de 40 escaladores convocados por
los incombustibles Angel Santamaría (El Niño) y Rafa Doménech, la mayoría
madrileños acompañados de un puñado de amigos vascos, zaragozanos y otras
procedencias, para celebrar la tradicional Galayada, en la que compartimos un
par de días de intensas escaladas, risas y viandas. En esta ocasión formo
cordada con Beatriz Peña y Cristina Cuesta para escalar la Benavides Serna
a la punta Tonino Re, una de las vías más agradecidas que conozco en este
paraíso de la escalada clásica, y la vía Lucas
al Torreón, que aún no conozco y por poco repetida se presenta idónea
ante la saturación que hoy presentan todas las agujas.
El mejor croquis de la Lucas, en la página de los hermanos Cano |
La Lucas fue abierta el 26 de
julio de 1947 por Ignacio Lucas, Angel Pisonero y Salvador Vecino y es una
opción magnífica para alcanzar la cumbre más representativa de este rincón
mágico de la escalada en la zona centro. De hecho, sino fuera por el delicado
rápel que exige hacer el recorrido, sería con seguridad la vía más lógica para
subir al Torreón, de dificultad asequible y vertiginosa verticalidad
característica de todas las rutas que ascienden esta aguja.
Desde el Refugio
Victory atravesamos la pedrera en dirección al Torreón y trepamos pegados a la
base de la aguja Tonino Re para alcanzar la canal que la separa del Torreón
hasta llegar a al pie de la espectacular cara norte por la que habitualmente se
rapela desde la cima, paseo que nos llevará unos 15 minutos.
El primer largo
(IV+) sale por una fisura vertical que arranca unos cinco metros a la izquierda
de la vía Norte Directa, aunque por error partimos desde la misma base de la Norte Directa en diagonal
ascedente hacia la izquierda, por escalones evidentes, algo más difícil de
asegurar que la fisura original pero de similar dificultad y de aspecto, desde
luego, menos temeroso. Cuando ya vemos la otra cara del Torreón, subimos unos
bloques hacia la derecha y alcanzamos la instalación que sirve de reunión y
está equipada con argollas para hacer el rápel del segundo largo. Es
impresionante mirar hacia arriba y ver la vertical fisura plagada de ferralla
de la arista noroeste, A1 o libre durísimo.
El segundo largo
consiste en un rápel de unos 20
metros para el que es aconsejable hacer nudos al final
de la cuerda. Como no hay absolutamente nada que nos indique hasta donde
debemos bajar y la dirección del descenso nos empuja a la derecha hay que ir
atentos a un nicho que queda a nuestra izquierda en el que montamos la reunión
y aseguramos las cuerdas para guiar el rápel de los compañeros y evitar que por
algún descuido el último pueda soltarlas y queden fuera de nuestro alcance. Es
un poco impresionante porque la altura que tenemos con respecto al suelo desde
esta cara del Torreón es considerable. Si tenemos la suerte de que haya gente
subiendo la Sur Clásica
apreciaremos con facilidad que nos separan escasos tres metros de la segunda
reunión de dicha vía.
Nos queda un
último largo de 50 metros,
que antaño se dividía en dos. La primera mitad es sencilla (IV+) y va superando
bloques muy disfrutones, con algún clavo para marcar el camino (cuando dudemos,
mejor por la derecha). La segunda mitad se pone algo más recia, y está dominada
por una chimenea, con lo más duro (V/V+) y estrecho al principio (se colocan
cacharros sin problema), para luego irse abriendo a la vez que baja la
dificultad y se hace más difícil asegurar. Si los últimos metros los hacemos
por la pared de la derecha llegamos directos a la estrecha cumbre del Torreón,
donde encontramos la cadena para asegurar y descender en rápel por la cara
norte.
El descenso del
Torreón se hace en un rápel alucinante de 50 metros por la cara
norte, que nos deja a pie de vía. Queda un delicado destrepe por el mismo camino
de subida aunque ya se sabe que bajar siempre cuesta más que subir, paradojas
de la escalada… Para casos de aglomeración en la cumbre, cabe la posibilidad de
rapelar por la reunión con argollas de la chimenea Teógenes, hacia la cara
oeste, con un rapel cortito de unos 15 metros pero necesario para luego poder
recuperar las cuerdas, y luego otro más largo que nos deposita en la Plataforma de las
Flores, desde donde ya se puede destrepar por el mismo camino de subida.
Actividad realizada
por Cristina Cuesta, Beatriz Peña y Pablo Parrón, el 23 de septiembre de 2017.
Datos prácticos:
Acceso: desde
Madrid tomamos la A5,
carretera de Extremadura, hasta el kilómetro 91, donde cogemos el desvío hacia
Arenas de San Pedro. En Arenas de San Pedro una señal indica hacia Guisando y
El Hornillo. Tenemos que ir a Guisando, unos tres kilómetros, y desde aquí
hasta la plataforma del Nogal del Barranco (otros tres o cuatro kilómetros),
donde dejamos el coche. En total, casi 180 kilómetros que
se hacen en unas dos horas o dos horas y media.
Desde la plataforma del Nogal del Barranco (1.240 m.) parte un camino
empedrado (“El Carril”) por el que en aproximadamente dos horas llegamos al
Refugio Victory.
Dificultad: IV+, rápel, IV+, V/V+.
Longitud: unos 80 metros.
Horarios: la escalada se hace en un par
de horas y el descenso hasta el refugio en unos veinte minutos. Con la subida
desde el aparcamiento y la bajada tenemos, como siempre en Galayos, una buena
jornada (unas 8 horas de actividad).
Material: un juego de friends y fisureros.
Cordinos para lacear rocas y montar reuniones. Casco, siempre indispensable, en
Galayos no llevarlo es una temeridad imperdonable. Incluso en verano es
aconsejable llevar algo de abrigo.
Más información:
- Escaladas en el sureste de la Sierra de Gredos. Riscos de Villarejo, Galayos y Torozo, de Gabriel Martín. Ediciones
Desnivel, 1994. Pág. 37.
No hay comentarios :
Publicar un comentario