Más cerca de lo
que pensamos estamos del vecino Portugal,
con paisajes naturales de gran belleza, gente amable, buenos precios y calidad
de servicios, motivos más que suficientes para hacer una visita de vez en cuando.
Además, la normativa reguladora de los espacios naturales no alcanza los
niveles de intrusismo a los que estamos llegando en España en los que la prohibición parece ser la única respuesta del
legislador para la protección de la naturaleza. Por increíble que parezca el
estado salvaje de la Sierra
de la Estrella
desmiente la teoría que considera la prohibición como sinónimo de protección,
privando a las personas del pleno disfrute de la naturaleza, relegando a un
segundo plano el binomio correcto, protección-educación, como resultado directo
de la torpeza de nuestros gobernantes.
Aunque nuestra
intención primigenia fuera escalar el Cántaro
Magro por la vía Luso-Galaica,
tras un intento frustrado por problemas en la aproximación, dificilísima debido
a la espesura de matorral que rodea esta mole de granito y errores de logística
sólo imputables a nosotros mismos, la subida a tan característica cumbre
portuguesa por su vía normal nos
parece de entidad suficiente para hacer esta reseña. Como alternativa optamos
por escalar en la Parede dos Fantasmas, que cuenta con una
decena de vías equipadas de varios largos.
Para alcanzar la
cumbre del Cántaro Magro por su vía
normal partimos de la encantadora población de Manteigas, por la carretera que asciende el valle glacial del Zezere hasta la cumbre más alta del Portugal continental, el Pico Torre (1993 m.), que aunque de
pico tiene poco ofrece buenas panorámicas de la sierra y en invierno cuenta con
una pequeña estación de esquí interesante sólo para principiantes. A pocos
kilómetros de Manteigas encontramos a
la izquierda un desvío señalizado hacia el Poço
do Inferno, una pintoresca cascada desde la que parte un camino para los
amantes del descenso de barrancos, con un croquis detallado del descenso del Ribeira de Leandres.
En una curva
marcada hacia la izquierda, a poco más de un kilómetro del fin de la carretera
en el Pico Torre dejamos el coche en
un apartadero-mirador desde el que se contempla el agreste Cántaro Magro sin alcanzar a comprender muy bien cómo puede
alcanzarse su cima sin ayuda de la cuerda. Desde el mismo apartadero se salta
la valla y un pequeño descenso de un par de minutos nos lleva a un colladito en
el que una señal advierte de la necesidad de llevar la indumentaria adecuada si
se pretende subir la montaña, así como de la conveniencia de no hacerlo si el
viento es excesivo. Desde este punto hay que bordear la montaña hacia la
derecha siguiendo un caminito poco marcado hacia unos escalones que dan acceso
a una canal orientada al sur por la que trepamos sin mayores dificultades hasta
la cima. Las vistas son espléndidas, tanto como la cara de los turistas que nos
observan desde el aparcamiento. En total tardamos unos 20 minutos, la
dificultad es baja para quien esté acostumbrado a moverse entre rocas y la
recompensa de la cumbre muy grata, indispensable en una visita a la Serra da Estrela. En temporada invernal es
zona de corredores de nieve y escalada en hielo con lo que conviene no
infravalorar la subida lo más mínimo. El descenso se hace por el mismo camino
de subida.
En nuestro
intento fallido de escalar la vía
Luso-Galaica cometimos el error de intentar subir directamente desde el Covao d’Ametade, zona de acampada libre
que encontramos subiendo por la carretera del Valle del Zezere, desde la que además tenemos la mejor panorámica
de las paredes del Cántaro Magro. La
espesura de los matorrales nos hizo perder toda la mañana jabalineando y acabar
con todo el cuerpo marcado de arañazos pero no nos quitó las ganas de escalar y
optamos por acercarnos a la Parede dos Fantasmas, a la que se accede
desde el mismo Covao d’Ametade. Ante
la falta de croquis decidimos bajar por la carretera aproximadamente un
kilómetro, hasta tener la pared justo enfrente y tratar de llegar en línea
recta bajando para atravesar el río Zezere
y alcanzar su base. Se ve a tiro de piedra pero la espesura del matorral vuelve
a ser seria y lo que parecía un paseo se convierte en una pequeña proeza. A la
vuelta decidimos rodear la pared para subir a su parte más alta y desde allí
vemos unas marcas rojas y amarillas por las que transcurre un buen camino que
lleva directo en menos de media hora a la barrera de hormigón por la que se
cruza el río, en agosto sin agua en este punto, justo a la entrada de la zona de acampada del Covao d’Ametade. Esta es sin duda la mejor
manera de alcanzar esta zona de escalada, sobre todo apta para principiantes o
quien no quiera complicarse en exceso.
La Parede dos Fantasmas cuenta con una decena de
vías equipadas, casi todas con químicos, de entre dos y tres largos, y todas de
una dificultad similar. Los primeros largos son de IV grado, los segundos
largos de IV grado facilito y los terceros largos de III, aunque en un par de
largos se pueden hacer todas. Las reuniones están equipadas con maillones para
rapelar y la longitud total de las vías más largas es de unos 70 metros. Son vías de
adherencia y las más aconsejables son los primeros largos de las dos que hay
más a la derecha, un pelín más difíciles (V-) y con algo de agarre. Como
material nos bastará con un puñado de cintas express.
Actividad
realizada por Beatriz Peña, y Pablo Parrón en agosto de 2017.
Datos prácticos:
Para visitar la Sierra de la Estrella desde España
puede entrarse en Portugal pasando por la Sierra de Gata en la provincia de Cáceres, o por
Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca. Desde Madrid son poco más de 400 kilómetros,
menos que para ir a Pirineos o Picos de Europa y con el aliciente de disfrutar
de la montaña en un entorno cultural diferente, con todo lo que conlleva en
cuanto a costumbres, gastronomía, etc.
En Portugal casi
todo es más barato que en España, salvo la gasolina por lo que es mejor llenar
el depósito antes de entrar. Hay muchos campings con buenos servicios. Por
ejemplo, unos kilómetros antes de llegar a Manteigas, en el corazón de Sierra
de la Estrella,
hay una pista de esquí de verano (¡de plástico blanco!) bien visible desde la
carretera en la que hay un camping sombreado al lado de una magnífica zona de
baño natural. El precio por noche para dos personas, perro y camping-car: ¡9
euros!, en agosto de 2017. Además hay dos zonas sombreadas, con barbacoas, en
las que montar la tienda de campaña, baños y, según la época, agua, ¡gratuitas!
Son el Covao d’Ametade y el Covao da Ponte. Justo es corresponder a los
residentes consumiendo algo en los establecimientos de cualquier pueblecito.
Hay varios lagos, en los que está permitido el baño y el uso de canoas y barcas
sin motor.
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