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MAYAYO – EL TORRO – LA PEDRIZA

Aunque hay otros, el camino más habitual para llegar al Torro parte del aparcamiento de Cantocochino, desde el que tomaremos el camino conocido como la “Autovía de La Pedriza”, que nos lleva al Refugio Giner. Continuamos en dirección noreste, pasando por el Tolmo, y seguimos al este hasta el Collado de la Dehesilla. Desde el collado giramos al norte, siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR, por buena pendiente que va buscando los pasos más amables y rodea por la derecha el Risco de Mataelvicial, muy destacable por su característico techo. Cuando la pendiente se suaviza el PR gira hacia el oeste y en pocos minutos podemos ya distinguir la cara sur del Torro, al que llegaremos enseguida.

Se trata de una aproximación larga pero muy amena porque iremos descubriendo, sobre todo al final, las partes más bonitas de La Pedriza, que ya es decir. Una simple caminata por la zona se convierte en un recorrido mágico plagado de bellos rincones y formas infinitas que nos harán comprender rápidamente la importancia de preservar los delicados valores naturales que tanto aportan a nuestras vidas, de un valor siempre incalculable, y especialmente en los tiempos de pandemia que ahora nos toca atravesar.

El Torro sólo cuenta con una vía de ascenso por la cara norte, un par por la sur, y la Mayayo que asciende por la cara oeste. Nada más ver tan singular pitorro queda claro que ninguna ascensión es fácil, pero hacerlo además por la cara oeste, queda reservado a los amantes del vacío ajenos al vértigo. De otra forma no es posible saborear los pasos sobre los estribos por el imponente desplome con forma de proa de barco que habrá que superar para llegar hasta la cima.

Cuando llegamos a la base del Torro nos encontramos casualmente con unos amigos que también vienen a hacer la Mayayo, y como han llegado antes toca esperar a que empiecen a subir, lo que nos brinda la oportunidad de tirarnos mutuamente buenas fotografías que de otro modo no hubiéramos podido hacer.

Desde el mismo PR, donde dejamos las mochilas, hay que buscar la manera más cómoda de alcanzar el pie de vía, a través de un estrecho corredor por el que ya vamos calentando para que no nos coja demasiado fríos el apretón que exige el primer largo (6b) desde sus primeros metros. Un gran sol pintado en la roca por Mayayo (eran otros tiempos), aunque cada vez se ve menos, marca el comienzo de la vía. La entrada original sube por la izquierda del sol, para juntarse con la larga fisura que lleva hasta la reunión justo a la altura de un parabolt perfectamente colocado para darse un paso delicado (6a) en travesía a la derecha. Pero en la actualidad, es más habitual comenzar la fisura desde el principio, aunque para ello haya que superar un techito en los primeros metros de la escalada que ya nos va anunciando lo que viene después. Nada más salir chapamos un clavo, y con buen canto (V) llegamos al techito (6a+), que superamos por la izquierda y la mayoría convendremos exige unos pasos bastante raritos en los que la colocación de los pies es esencial para no sudar la gota gorda. Por encima del techito llegamos al parabolt por donde llega la entrada original, lo aprovechamos y seguimos por la fisura, que casi imperceptiblemente va aumentando su dificultad desde el V grado, pasando todos los intermedios, hasta los pasos de 6b que nos esperan al final, antes de llegar a la reunión (dos parabolts con argollas). Decir que todo el largo es espectacular, con pasos de bavaresa, en equis, empotres de mano, regletas… una joyita. Además se protege perfectamente donde queramos, desde los friends medianos-grandes que nos vendrán bien al principio, hasta los pequeños que usaremos al final, siendo perfectamente posible subir en A1 todo el largo o desde el punto en que cada cual no de más de sí. 

La visión de la hilera de parabolts que recorre el segundo largo (Ae/IV) es impresionante, más si como es nuestro caso acabamos de ver subir a los compañeros y hemos podido comprobar cómo las cintas express se alejan de la pared, signo inequívoco de que el ángulo de inclinación supera holgadamente los 90 grados. ¡La gravedad no engaña! Preparamos los estribos, la fifi, y iniciamos el largo de artificial. Los seguros están colocados para que sea un artificial al alcance de la mayoría, aunque como siempre los que no somos muy altos tenemos que esforzarnos un poquito más. Hay diez seguros hasta la arista que divide la cara oeste de la sur. Otros siete seguros por la cara sur, en la que la pared ya va tumbando, aunque no dejamos de subir en artificial hasta el último parabolt disponible. Como no queda otra, los últimos metros hasta la cumbre hay que hacerlos en libre (IV), de adherencia perfecta y aprovechando un agujero del tamaño de un puño medio metro por encima del último seguro que es la clave para decidirse a sacar los pies de los estribos.

En la cumbre hay dos rápels montados, uno hacia la cara norte y otro hacia la sur. Lo más cómodo para recoger al compañero es sentarse en la huevera de la cima, utilizando un anclaje de cada rápel para triangular nuestra reunión y orientar las cuerdas de la forma más cómoda. Así será menos tedioso el tiempo que el segundo tarde en superar el artificial y más agradable la hermosa vista de la Cuerda Larga al completo y de prácticamente toda la Pedriza que observaremos desde tan particular asiento.

Para el descenso se recomienda el rápel de la cara sur, por la menor posibilidad de que las cuerdas se enganchen al recuperarlas. Con cuerdas de 60 metros llegamos al suelo de una tirada. Si llevamos una sola cuerda, en la cara sur hay una reunión intemedia para doblar el rápel. 

Para quien guste de repetir las vías Mayayo, bien cerca quedan la Mayayo a la Pared de Santillana o la Mayayo a Mataelvicial.

Actividad realizada el 27 de febrero de 2021 por Lino, Quique, Luis Martínez y Pablo Parrón.


Datos prácticos:
 

Acceso: tardaremos un par de horas, partiendo del aparcamiento de Cantocochino cruzamos el puente de madera para coger la autopista de La Pedriza, en dirección al Refugio Giner y luego, pasando junto al Tolmo, hasta el Collado de la Dehesilla, donde giramos a la izquierda por un entretenido camino señalado con las marcas amarilla y blanca de PR que nos obligará a hacer alguna pirueta entre los bloques. Tras el tramo más empinado enseguida distinguiremos la cara sur del Torro. Es una aproximación muy bonita y recomendable también como ruta de senderismo.

Dificultad: 6b, Ae. El primer largo comienza con unos pasos de V, un 6a+ rarillo, y el resto subiendo progresivamente desde V hasta 6b, aunque todo se puede hacer en A1. El segundo largo es todo Ae, con unos pasos de IV antes de alcanzar la reunión. En caso de mucho frío, mucho calor o mucho viento es una ruta que puede hacernos sufrir más de la cuenta. Salvo que lo busquemos a propósito porque estemos preparándonos para actividades de envergadura es aconsejable elegir un día de predicción agradable.

Longitud: 50 metros, 25 aproximadamente para cada largo.

Horarios: un par de horas para la aproximación. La vía se puede hacer en un par de horas si somos rápidos pero la dificultad del primer largo y el siempre laborioso artificial, que aunque esté perfectamente equipado es largo, aconsejan calcular unas 3 horas de media. Cualquier día alguien nos sorprenderá haciendo la vía en diez minutos, y sino al tiempo… ¡alguno ya está probando a sacar en libre el artificial!

Material: un juego de friends bien surtido para el primer largo. Dos estribos y 20 cintas express para el segundo largo. En el primer largo encontraremos un clavo al comienzo y un parabolt, todo lo demás está limpio. El segundo largo es una larga hilera de parabolts a distancias razonables para el artificial.

Más información:

- Croquis de Viaclasica.com. Como siempre, excelente.
- La Pedriza
Posterior. Guía de Escaladas, de Ana Lliso (Júper) y Juan Carlos Guichot (Papila), págs. 364-365. Ediciones Desnivel. 2018.
- Guía de Escalada de La Pedriza, de J. Ignacio Luján y David A. Zapata, págs. 554-556. Editorial Barrabés. 2005.
- Escaladas en La Pedriza, de Darío Rodríguez y José Ignacio Luján, pág. 272. Ediciones Desnivel. 1992. En esta antigua guía de La Pedriza se graduaba el artificial con buriles del segundo largo como A2, lo que nos da una idea de la dificultad. Actualmente, tras el reequipamiento con parabolts, sigue siendo impresionante pero el compromiso disminuye mucho.


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