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ESPOLÓN VAMPIRO – AGUJA DE LA PIRÁMIDE – LA CABRERA


Aparte de las clásicas escaladas en el Pico de la Miel, cuya fama es bien merecida, la Sierra de La Cabrera ofrece en un espacio reducido otras escaladas clásicas de interés similar en las que la tranquilidad está casi asegurada.

Para hoy, 15 de agosto de 2015, hemos elegido un par de vías muy recomendables en las que a buen seguro obtendremos imágenes dignas de fondo de escritorio. Ambas se encuentran en el límite de lo asequible y lo difícil, con lo que para nosotros son un reto a afrontar con ilusión y el atrayente nerviosismo de lo desconocido.

En la Aguja de la Pirámide hay una de esas vías clásicas de nombre sugestivo que no defraudan a quien busca una escalada de tipo alpino cerca de casa, el Espolón Vampiro, abierto en noviembre de 1979 por Jorge García “El Vampiro”, Ricardo y Luigi. Al igual que la mayoría de las vías de las agujas, no es una vía para empezar a hacer clásica. Salvo un par de tramos la exposición no es excesiva pero requiere buena cabeza, vamos, como una pequeña ruta alpina.

La aproximación a la aguja se hace por un empinado sendero difícil de seguir en media hora intensa. Es fácil que tengamos que restregarnos entre las jaras al mínimo despiste pero sin posibilidad de pérdida pues la pared está siempre a la vista. Teniendo siempre visibles la Aguja Sin Nombre, a la izquierda, y la Aguja de la Pirámide, a la derecha, el camino se aproxima hacia ambas. Al final nos separamos a un lado u otro según nuestro destino. La distancia que separa ambas agujas son sólo cinco minutillos.


En la parte derecha de la Aguja comienza el Espolón. Si las zarzas nos dejan verlo aún quedan restos de pintura verde en la roca en los que puede intuirse que tiempo atrás se leía el nombre de la vía. Hoy no parece más que una pintada gamberra así que mejor si las zarzas lo devoran.


El primer largo (IV-) alcanza el espolón por donde la maleza nos deje acercarnos y se dirige hasta un grupo de encinas donde montamos la reunión. Mejor si lo hacemos en la más alta para que las cuerdas se enganchen menos y tengamos visión de la siguiente tirada. Es posible trepar por terreno sencillo hasta este grupo de encinas, por la vertiente este, y comenzar aquí la escalada.

Iniciando el Espolón

El segundo largo (V+) requiere temple para saborear la fisura que nos lleva hasta otra encina en la que volveremos a montar reunión. Se sale por placa hacia la izquierda para alcanzar la fisura, ciega al principio, con un paso de decisión justo al llegar, más por la imposibilidad de asegurar que por la dificultad real. Enseguida chapamos un clavo, y otro por encima. Luego la fisura se convierte en offwidth, con lo que vuelve a ser difícil asegurar, no vale ni un camalot del 6. Es más sencillo hacerla por fuera pero de primero como que hay que echarle y ya se sabe, al final muchos preferirán el consabido arrastrón. Empalmamos sin problema los dos primeros largos.

Paso tonto para cogerr la fisura
La fisura del segundo largo vista desde arriba
Off-witdh llegando a la reunión

El tercer largo (V) es corto y puede darse por una fisura a la derecha, algo más fácil, o por la más atrayente fisura que sale por la izquierda, un poco más difícil de lo que parece. Con cuidado se equipa bien. Son quince metros verticales hasta una pequeña encina que laceamos como reunión. Atención porque dos de los troncos están muertos y cualquier día se caen. El único que aún vegeta es pequeño y hay que fiarse lo justo. No verse tentados por las chapas y la reunión más arriba a la izquierda, en otro grupito de encinas, que son de otra vía y nos dejarían en mala posición para nuestro último largo.

Fisurote desde la misma reunión
Superada la fisura se llega rápido a las maltrechas encinas en las que montamos reunión

El cuarto largo (6a) es potente y afortunadamente se protege bien en lo más duro e incluso puede tirarse de algún cacharro si hace falta. La salida es obligada (V+) y expuesta ya que la placa con regletas no permite protección hasta llegar a un parabolt a unos cuatro metros que deja muy tranquilo cuando se chapa. Unos metros a la derecha enlazamos con una fisura vertical (V+ duro) que se va protegiendo con friends cada vez más grandes y un par de estrechamientos perfectos para fisureros. Voy tan concentrado que ni me entero de la zarza que hay en la fisura y que en otras condiciones no tocaría ni borracho, pero... Llegamos a una terraza con una flamante reunión rapelable hacia la cara este (derecha) que podemos aprovechar para chapar con una cinta larga y seguir hasta el final o hacer una parada intermedia. Superamos el murito de la terraza para alcanzar una fisura perfecta a nuestra izquierda que resulta ser más difícil de lo que aparenta. Son sólo tres metros en los que además de los empotramientos de manos podemos ayudarnos de los agarres de un techo a nuestra derecha. Se protege sin problemas y da paso a los bloques cimeros en los que hay una reunión con argollas.

Alivio tras chapar el parabolt de la placa
Entrando en la fisura, ojo con las plantitas,¡que pinchan!
Sudando hasta el final

El descenso se hace andando hacia el norte (recto según llegamos) bajando por bloques hasta el suelo. A la derecha (este) encontraremos el empinado caminito que nos lleva al pie de vía. En total unos 15 minutos.

Actividad realizada el 15 de agosto de 2015 por Luis Martínez, Adam Tipluica y Pablo Parrón.

Datos prácticos:

Acceso: por la A1 salimos desde Madrid hasta el kilómetro 57, salida a La Cabrera. Atravesamos el pueblo y al final, a la izquierda está la calle de los Colegios, donde normalmente dejamos el coche para subir al Pico de la Miel. Para las agujas es mejor, desde aquí, localizar la calle Encerrada y seguirla hasta que se convierte en pista y llega a una explanadita donde podemos aparcar. Las agujas están enfrente y si vamos con atención un senderito a veces poco claro llega hasta ellas en media hora larga y de cuesta empinada.

Dificultad: IV-, V+, V, 6a. Escalada muy alpina, con algunos metros expuestillos en los largos segundo y cuarto, y sin seguros fijos (sólo un par de clavos en el segundo largo, un parabolt a la salida del cuarto y la última reunión)

Longitud: 95 metros. 25 metros el primer largo, 25 metros el segundo, 15 el tercero y unos 30 metros el cuarto.

Horarios: 1,30-2,00 h. para la vía, 30-40 minutos la aproximación y 30 minutos la vuelta. En el día puede hacerse perfectamente el Diedro de la Deportiva, a sólo cinco minutos en la Aguja Sin Nombre.

Material: un juego de friends y fisureros. El sacafisureros mejor no olvidarlo, algunas piezas quedan muy bien y luego ya se sabe… Cintas largas para las reuniones. Casco.

Más información:

DIEDRO DE LA DEPORTIVA – AGUJA SIN NOMBRE – LA CABRERA

Aparte de las clásicas escaladas en el Pico de la Miel, cuya fama es bien merecida, la Sierra de La Cabrera ofrece en un espacio reducido otras escaladas clásicas de interés similar en las que la tranquilidad está casi asegurada.

Para hoy, 15 de agosto de 2015, hemos elegido un par de vías muy recomendables en las que a buen seguro obtendremos imágenes dignas de fondo de escritorio. Ambas se encuentran en el límite de lo asequible y lo difícil, con lo que para nosotros son un reto a afrontar con ilusión y el atrayente nerviosismo de lo desconocido.


En la Aguja Sin Nombre abrieron varios miembros de la Sociedad Deportiva Excursionista a principios de los 70 un estético diedro cuyos pasos más duros superaron en artificial. Desde que en 1978 Manolo Martínez “Musgaño” y los hermanos De La Puente liberaron todos los pasos hasta la actualidad, la ruta ha ido siendo afinada desde un simple quintillo hasta el atlético 6a que ya muchos aceptamos como más apropiado. Quien haya escalado el genial Espolón Manolín al Pico de la Miel, por ejemplo, enseguida apreciará que esto debe ser algo más en la siempre subjetiva escala de la dificultad.

 
La aproximación a la aguja se hace por un empinado sendero difícil de seguir en media hora intensa. Es fácil que tengamos que restregarnos entre las jaras al mínimo despiste pero sin posibilidad de pérdida pues la pared está siempre a la vista.

El diedro es inconfundible pero para quien guste de la certeza absoluta no hay más que buscar dos buriles antiguos perforados en un bloque justo al pie de vía. El primer largo (6a) supera el diedro, muy vertical desde el principio, mejor con pasos en X, y posibilidad de asegurar sin problemas con friends y fisureros. Veremos además un clavo roto, un friend empotrado y un viejo clavo con anilla. Quizá se la parte superior, antes de llegar a la reunión preparada con parabolts con argolla, la que exija mayor esfuerzo, aunque en general es bastante mantenido. La posibilidad de sacar buenas fotos a poco que nos esforcemos con la cámara es un aliciente añadido…Largo de unos 40 metros.

Iniciando el diedro
Hacia la mitad del diedro
Llegando a la reunión

Desde la repisita de la reunión la visión del segundo largo (6a) es imponente. El diedro continúa, más vertical si cabe, finalizando en un desplome con temible aspecto pero que luego se hace bastante bien y protegiendo al gusto. Los pasos en X y los empotramientos de manos y puños son una auténtica delicia en los 20 metros aproximados del largo. Por encima del desplome podemos montar la reunión laceando algún bloque, con friends, o si lo preferimos unos metros más arriba en una encina.

En el segundo largo, y debajo secuencia de pasos en equis para superarlo
 

El tercer largo (IV+) lo hacemos saliendo recto desde la encina por bloques fáciles y luego sigue con tendencia a la izquierda hasta una chimenea disfrutona de unos tres metros. Por encima sigue un paso muy bonito que atraviesa una plataforma ligeramente inclinada con un techo bajito que le da la forma de una boca (conocido como el “paso del bocadito”).  Aunque es fácil tiene su intríngulis y le da ambientillo al largo. Superado el paso llegamos a una reunión con argollas desde la que podemos rapelar hasta el suelo. Si deseamos hacer cumbre en la Aguja Sin Nombre podemos hacer un cuarto largo (V-), de unos pocos metros, ascendiendo por la derecha, donde encontraremos un parabolt para proteger y tras el cual llegamos a la punta, en la que difícilmente estará cómoda más de una persona por lo que es aconsejable hacer este tramo como si fuera una corta vía de deportiva de modo que nos aseguren desde la instalación de rápel y nos bajen hasta la misma desde la cima, en la que encontraremos una vieja chapa casera con argolla y un parabolt con argolla).

Bloques fáciles hacia la encina, en la salida del último largo
Chimenea antes del Paso del Bocadito

El descenso se hace rapelando desde la última reunión, hacia el oeste 30 metros. Llegamos a un árbol y podemos recoger las cuerdas y destrepar lo que queda o seguir rapelando hasta abajo aunque no es recomendable por el riesgo de problemas al recuperar las cuerdas

Desde el primer arbolito que se ve ya se puede destrepar

Actividad realizada el 15 de agosto de 2015 por Luis Martínez, Adam Tipluica y Pablo Parrón.

Datos prácticos:

Acceso: por la A1 salimos desde Madrid hasta el kilómetro 57, salida a La Cabrera. Atravesamos el pueblo y al final, a la izquierda está la calle de los Colegios, donde normalmente dejamos el coche para subir al Pico de la Miel. Para las agujas es mejor, desde aquí, localizar la calle Encerrada y seguirla hasta que se convierte en pista y llega a una explanadita donde podemos aparcar. Las agujas están enfrente y si vamos con atención un senderito a veces poco claro llega hasta ellas en media hora larga y de cuesta empinada.

Dificultad: 6a, 6a, IV+.

Longitud: 90 metros. 40 metros el primer largo, y unos 25 metros el segundo y tercero.

Horarios: 1,30-2,00 h. para la vía, 30-40 minutos la aproximación y 30 minutos la vuelta. Normalmente queda tiempo para hacer el recomendable Espolón Vampiro, a tan sólo cinco minutos, en la Aguja de La Pirámide.

Material: un juego de friends y fisureros. El sacafisureros mejor no olvidarlo, algunas piezas quedan muy bien y luego ya se sabe… Cintas largas para las reuniones. Casco. En toda la vía encontraremos un clavo utilizable y un friend atascado en el primer largo, y reuniones rapelables en los largos primero y tercero.

Más información:

- Clásicas de la zona centro, de Daniel Alcojor. Ediciones Desnivel, mayo 2009. Páginas 123-125. Excelente reseña.
 

SKANDAR – LA FOCA – LA PEDRIZA

Una cara norte con aproximación cortita para cualquier día caluroso es siempre una tentación apetecible. La cara norte de La Foca nos espera a tan sólo diez minutos del aparcamiento de Cantocochino con un ramillete de vías para dejar contento al más forofo.

En 1988, Juan Luis Salcedo, Carlos Salcedo y Ricardo Villalba abren la primera vía de la pared, la Skandar. En sus cincuenta metros y tres largos no le falta de nada. Un primer largo de placas divertidas, sencillo y lógico, al que sigue una fisura desplomada muy difícil y que normalmente se hace con los estribos, y un último tramo de fisura disfrutona.

El risco de la Foca está justo enfrente del chiringuito que hay en la Garganta Camorza, entre El Tranco y Cantocochino. Tras una agradecida aproximación, por terreno llano y buen camino rodeados por la vegetación de pinos y jaras típica de La Pedriza, nos plantamos al pie de la pared en un caluroso día de verano buscando la fresca sombra de la sierra.


El primer largo (V) supera las placas poco mantenidas que llevan a la base del techo partido que tenemos por encima. Es fácil seguirlo porque hay parabolts que se pueden complementar con algún friend (aconsejable). El paso más difícil (V) está en la última pancita, a la que siguen unos metros muy fáciles hasta la reunión, al pie del techo. La reunión se monta en dos parabolts con argolla, dejando un cáncamo que hay a la derecha para hacerla lo más cómoda posible.

 Principio (arriba) y final (abajo) del primer largo


El segundo largo (A1, IV+) sigue la fisura que parte el techo en dos. Es espectacular la imagen del primero colgando del granito con el vacío por debajo. Si consigue que alguien le fotografíe desde el chiringuito ya tiene foto para enmarcar y vacilar a los colegas con su viaje a Yosemite… Desde la misma reunión se sale con los estribos, primero por dos parabolts colocados para proteger lo más duro si nos atrevemos a liberar el largo (7a dicen las malas lenguas) y luego en A1 colocando friends medianos en su mayoría, aunque un poco de todos. Al llegar al filón de roca al final de la fisura la cosa mejora aunque aún habrá que hacer algún paso más en artificial hasta salir en libre (IV+) los últimos tres o cuatro metros hasta la reunión (dos parabolts con argolla).

MARI PAZ – RISCO GORDO (EL YELMITO) - VILLAREJO

El verano de 2015 está siendo especialmente caluroso y si queremos disfrutar de la escalada no queda más remedio que buscar rutas a la sombra. La pared noroeste del Risco Gordo es ideal puesto que por su orientación no recibe los rayos del sol más que unas pocas horas al día. Hasta las tres de la tarde más o menos tenemos sombra garantizada. Hay que tener presente que incluso puede que pasemos frio por lo que es aconsejable echar un cortavientos en la mochila. Si optamos por escalar en esta pared en otra época del año el frio está asegurado. En invierno es una auténtica nevera…

El Risco Gordo es claramente visible en la aproximación a la Torre de Villarejo ya que sobresale por encima con su forma característica de caperuza en la cara sur, recibiendo también la denominación de El Yelmito. Por su cara noroeste la forma es bien distinta, y también se conoce como Punta del Boquerón. La ruta que elegimos bien merece estar presente en las recopilaciones de vías clásicas de la zona centro; no le falta de nada y los últimos largos surcan un diedro de los que dejan un recuerdo difícil de olvidar. La Mari Paz (dificultad máxima 6a) es de las vías más antiguas de los riscos de Villarejo; fue abierta en abril de 1976 por Santiago Pino, Carlos y Javier Avellano, y Luis Martín.

Desde la curva cerrada en la que dejamos el coche, sale un caminito con hitos que en treinta minutos y sin apenas desnivel nos lleva a la base de la Torre de Villarejo, que debemos bordear por su cara sur, dejando a la derecha un vivac bien preparado, y luego por la cara oeste, hasta llegar a la base de la cara noroeste del Risco Gordo en unos veinte minutos más.


El inicio de la vía se sitúa unos quince metros a la derecha de la vertical del arbolito (creo que es un tilo) en el que se monta la primera reunión, claramente visible desde la base formando una pequeña cueva donde la temperatura acostumbra a ser fresquita. Si alcanzamos a ver un clavo a unos seis metros del suelo no tiene pérdida pues hay que alcanzarlo por bloques con bastante musgo, seguir unos metros palpando con cuidado los agarres, y finalmente hacer una travesía hacia la izquierda hasta el arbolito. Pasaremos por dos parabolts con argolla y la inscripción “rapel” que también sirven para montar la reunión si no hay nadie bajando. La dificultad de este primer largo (V) nos permite ir calentando para los que siguen, en que se va incrementando a la vez que mejora la roca.

Primer largo (V)

PEÑA DEL CUCO – NAVACERRADA

Inmersos estos meses en la tarea de buscar vías fresquitas para soportar el termómetro veraniego y regalar a los pulmones el aire fresco de la sierra, tan sano como ausente en el centro de la capital, elegimos una actividad relajada para cualquier día de verano. En Navacerrada el invierno es riguroso por lo que las mejores épocas para escalar en la Peña del Cuco son la primavera y el verano. Además de un ambiente fresquito, estaremos en un rincón de la sierra que sorprende por la belleza del entorno, muy cercano al parking del puerto y, sin embargo, poco frecuentado. El porte y color del bosque de pino silvestre que rodea la Peña vale por sí mismo una visita.


El Espolón Este o Camino para Excéntricos (IV+) recorre toda la cresta de la Peña del Cuco de este a oeste, en una línea de más de cien metros de características poco frecuentes en la zona centro. Eso sí, si eres de los que sólo valoran la dificultad o la exposición a la hora de disfrutar de la montaña, ajeno a los valores más sentimentales o poderes curativos de la naturaleza mejor elige otro terreno de juego.


Además, si la escalada de la cresta te deja con ganas, que es probable, puedes completar la visita con alguna de las vías abiertas en la cara norte, como el Diedro-Chimenea (V+) que figura en el croquis. Se trata de un diedro de casi cincuenta metros algo más difícil de lo que aparenta y que se protege con friends y un solo clavo en todo el recorrido en su parte superior. Ni me mires ni me toques o Gladiator son otras vías de similar dificultad (V+) abiertas en el risco.

Para llegar a la Peña del Cuco podemos subir desde La Barranca (una aproximación de esfuerzo considerable) o mejor salir desde el parking de Navaccerrada por la pista que pasa por las taquillas del remonte y el edificio de la Cruz Roja, tras el cual pasamos una valla con portilla para evitar la salida de ganado y seguimos el ancho camino que lleva al Collado de los Emburriaderos (20 minutos). Desde el collado bajar hacia la izquierda en dirección al fondo del evidente arroyo que baja por la pendiente de la Bola del Mundo, perfectamente visible. Enseguida empezamos a ver surgir, como la cresta de un dragón, la Peña del Cuco, enclavada en una especie de hoya que no la hace fácilmente visible pese a su cercanía. En la parte más baja (este) comienza la vía.



En las fotografías superiores, distintos tramos de la cresta.

El ataque al espolón puede intuirse en la zona en la que los enebros están más pisados aunque el terreno permite variantes. Lo más habitual es salir por la derecha de una agujita característica al inicio de la cresta y, en general, y esto vale para todo el recorrido, cuanto más a la derecha mejor ambiente y mayor dificultad (sin pasar del quinto grado en pasos muy puntuales). Además, por el lado sur (izquierda de la cresta) se puede destrepar en muchos puntos, y casi nada es obligado, lo que convierte la actividad en muy apta para principiantes. En el último tramo descendemos a una brecha y seguimos hasta unas agujitas que podemos lacear para montar la reunión. El descenso es muy sencillo siguiendo en la misma dirección para destrepar unos diez metros muy fáciles (II-) hasta el extremo oeste de la peña.

25 de julio de 2015, Beatriz Peña y Pablo Parrón.


Datos prácticos:

Acceso: el Puerto de Navacerrada está a una hora larga de Madrid, por la Carretera de La Coruña (A6). En el kilómetro 39 está el desvío que lleva al puerto.

Dificultad: IV+, IV+, IV+, y diez metros muy fáciles (II-) de destrepe para bajar al suelo al finalizar la cresta.

Longitud: algo más de 100 metros, que dividimos en tres largos.

Horarios: desde el parking hasta la base una media hora. La cresta no lleva mucho tiempo, depende de lo que queramos alargarla…

Material: Un manojo con unos pocos friends variados y alguna cinta para lacear bloques y reuniones. Cuerdas de 60 metros. Casco.

Más información:

 

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