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TRAVESÍA FERMÍN - ALTA RUTA ALPES 2022. Segunda etapa: Salvagny-Sixt Fer à Cheval – Chamonix-Les Houches

Segunda etapa: Salvagny-Sixt Fer à Cheval – Chamonix-Les Houches (desnivel positivo: 2340 m., desnivel negativo: 2308 m.). Travesía.

Se trata de una jornada dura por el desnivel acumulado y larga por la distancia a recorrer, 25 kilómetros sobre las tablas en los que no nos podemos entretener ni un minuto. Calcular un mínimo de 10 horas, que fácilmente pueden ser más. Salvo para los muy entrenados es fácil que lleguemos a Chamonix bien entrada la noche por lo que conviene madrugar y manejar con soltura el GPS, además de llevar la linterna con las pilas bien cargadas. El esfuerzo compensa con paisajes espléndidos perdidos en reservas naturales con alto grado de protección y la llegada a Chamonix, capital alpina por excelencia.

Desde Sixt Fer à Cheval (764 m.), vemos en lo alto, al sur, una torre de alta tensión a la que tenemos que llegar. La vista intimida porque se aprecia una faja que parece muy expuesta y que tendremos que atravesar, aunque luego veremos que es bastante más ancha de lo que parecía. Aunque la vista engaña, la exposición vendrá dada por el alto riesgo de aludes en esa zona, por lo que en caso de aviso superior a 2 debemos valorar seriamente el trayecto. En nuestro caso lleva muchos días sin nevar y lo vemos perfectamente factible. Desde Sixt podemos subir en coche por la carretera D429 hacia el Aparcamiento de Lignon, donde termina. Se trata de una carretera de montaña que en invierno está cerrada por lo que allí donde la nieve lo impida tendremos que calzarnos los esquís, hoy a la altura de 1000 m, con lo que el coche nos ha ahorrado 250 metros de desnivel. Contar con que normalmente algún nevero grande impedirá el paso enseguida y habrá que portear algunos kilómetros las tablas a la espalda hasta encontrar continuidad. Entramos en la Reserva Natural de Sixt-Passy, entre grandes abetos, y llegamos al aparcamiento de Lignon donde hay un buen refugio cerrado. Dejamos a la derecha la hermosa Cascada de La Sauffaz y vamos girando a la izquierda por la que desde abajo aparentaba ser una expuesta faja, aún protegidos por los árboles, que van desapareciendo y nos obligan a atravesar una zona incómoda por los aludes que ya han caído días atrás, abandonando rápido la zona de mayor exposición, hasta que llegamos a la torre de alta tensión, en el Collet d’Anterne (1724 m., no confundir con el Col d’Anterne). El valle se abre, con una gran muralla a nuestra derecha a la que no debemos acercarnos pues los aludes son constantes. Aunque es opcional, decidimos no quitar pieles pues el descenso es corto. Hay que ir separándose de la muralla de roca hacia la izquierda en busca de un puente de madera que cruza el Ruisseau d’Anterne y seguir llaneando hacia el fondo del valle hasta hasta alcanzar los Chalets d’Anterne, junto al Refugio Alfred Wills, un pequeño poblado en medio de la montaña (1810 m.).


 

El valle es precioso y ofrece muchas posibilidades para el esquí de travesía pero la jornada es larga y seguimos sin descanso. Desde el Refugio Alfred Wills ascedemos una loma hacia la izquierda siguiendo el camino de verano que tenemos marcado en el GPS, aunque en invierno probablemente se puede seguir recto ahorrándonos esta pequeña subida, hasta llegar al Lac d’Anterne. Desde lo alto de la loma avanzamos un poco, sin llegar hasta la cima y enseguida podemos ver debajo el Lac d’Anterne. Nuevamente es opcional quitar pieles porque hay un pequeño descenso hasta el lago pero optamos por flanquear por su izquierda para perder la menor altura posible y comenzamos nuevamente a subir ya directos hasta el Col d’Anterne (2257 m.). Las vistas son espectaculares, con el Mont Blanc al fondo, las Aiguilles Rouges, Aiguille Verte, todo envuelto en una maraña de nubes que nos preocupa un poco aunque al final sólo caerán unos copos de nieve y el buen tiempo aguantará todo el día. Abajo podemos ver el Refugio Moëde Anterne (2000 m.) y empezamos el primer descenso importante de la jornada, con muy buena nieve. Desde el refugio, y aunque la orografía invite a descender el valle a nuestra derecha hay que evitar la tentación y no cruzar el Torrent de Moëde porque luego será muy difícil volver al camino correcto (bendito GPS). Hay que descender el valle recto, en caso de duda con tendencia hacia la izquierda, hasta cerca del Torrent d’Arlevé donde tendremos que girar bruscamente a la izquierda para ascender una loma muy cortita desde la que ya podremos ver, unos quinientos metros más abajo el Pont d’Arlevé (1597 m.), paso importante que nos permitirá cruzar el torrente y que es indispensable localizar.


Tras cruzar el puente giramos a la derecha, para hacer un ascenso en diagonal, sin dejar de ganar metros de altura, pues aunque parezca que basta con flanquear la ladera, tenemos que llegar a su parte superior. El ascenso se hace penoso porque está barrido por los aludes y la nieve es muy desigual, además de que el cansancio ya empieza a hacer mella. Al llegar arriba, vemos huellas de esquí, pues este tramo, cerca ya de Chamonix debe ser más concurrido. El camino va girando ligeramente hacia la izquierda y ya podemos ver al fondo el Col du Brevent, que da paso al valle de Chamonix, del que aún nos separan casi tres kilómetros. Afortunadamente el terreno es mucho más sencillo y sin darnos cuenta ya estamos en los Chalets d’Arlevé, que tenemos justo bajo nuestros pies, completamente cubiertos por la nieve, de los que sólo podemos ver una parte de muro y gracias al GPS confirmar que están ahí. Habíamos valorado, en caso de hacerse de noche usarlos como cobijo pero está claro que no es posible, y eso que esta temporada no es especialmente prolija en nieves. Podemos ascender bien hasta el Col du Brevent (2368 m.), con las últimas luces del día, algunos con cuchillas y otros con crampones, hasta que finalmente llegamos y podemos contemplar las luces de Chamonix mil metros más abajo.

El descenso hasta alcanzar las pistas de esquí es delicado porque es empinado, la nieve ya está dura y es una zona muy machacada por su cercanía con la estación. Además ya es noche cerrada y a la luz de los frontales bajamos como buenamente podemos hasta llegar a zona tratada por las máquinas. Por las pistas podemos bajar hasta la estación del Telecabina Plan Praz (1900 m.) donde acaba la nieve y tenemos que emprender un largo descenso andando por las pistas que nos facilitan el camino hasta llegar, con la noche bien entrada, hasta nuestro hotel en la Avenida de Courmayeur, en el centro de Chamonix, muy cansados pero tremendamente satisfechos de la jornada vivida.

 

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