Última etapa: Boneval Sur Arc – Refuge des Evettes – Boneval Sur Arc (desnivel positivo: 791 m., desnivel negativo: 816 m.). Travesía.
Nota: Esta etapa admite muchas variantes, desde el esquí alpino en la pequeña estación de Boneval, hasta la mítica subida al Albarón, que transcurre por parte del recorrido de la clásica Alta Ruta Haute Maurienne.
Como somos un grupo relativamente grande y llevamos ya muchos metros de trote acumulados en los días pasados, cada uno elige libremente su actividad. La mayoría optamos por subir al Refugio des Evettes, una ruta corta y relativamente sencilla que nos permite contemplar uno de los circos más bonitos de los Alpes en un entorno de alta montaña sin paliativos. Para los más fuertes es posible seguir desde el refugio para completar la ascensión al Albaron (3637 m.), por una larga arista que puede exigir un pequeño rappel desde la cima para luego hacer un vertiginoso descenso hasta Boneval (ver ruta en Travesía Haute-Maurienne). Como tenemos que coger un autobús por la tarde para volver a Madrid al día siguiente nos valdrá con la subida al refugio.
Desde Boneval (1806 m.) salimos por la estación de esquí alpino, tan solo unos metros, y cogemos una pista en dirección este por la que foqueamos un par de kilómetros bastante suaves en los que ascendemos unos doscientos metros de desnivel. Enseguida veremos las señales que indican el camino hacia el refugio por el camino de la Alta Ruta Haute-Maurienne, giraremos hacia la derecha y empezaremos a hacer algunas zetas por terreno más empinado en el que ganamos altura rápidamente. Atravesaremos el Ruisseau du Picherse (2330 m.) y llegaremos a otra indicación que señala dos posibles caminos hasta nuestro destino, o bien por el camino de la alta ruta, o bien por el Plan de Roches, algo más largo pero preferible si encontramos nieve dura. Si giramos la vista hacia Boneval veremos claramente la bajada que hicimos ayer desde el Col de L’Iseran.
No queda más que seguir el trayecto, por una canal amplia que suele conservar la nieve en condiciones ideales para el descenso. Las vistas empiezan a ser impresionantes y ya podremos ver al fondo el Albarón, detrás de la Ouille du Midi y el Pic Regaud, todos muy estéticos y tentadores. Finalmente llegaremos a una elevación desde la que las vistas no pueden ser mejores, el Roc des Pareis (2641 m.), desde la que ya percibimos el olor de la leña ardiendo en la chimenea del refugio y tras unas zancadas veremos el edificio (2590 m), del que sólo nos separa una breve bajada en la que apenas podremos hacer un par de giros. Vale la pena sentarse un rato en la terraza y disfrutar del panorama, antes de emprender el descenso, que hacemos por el Col des Evettes (el que evitamos a la subida por ser más pendiente), y luego, sin bajar hasta la pista del comienzo, flanqueando la ladera por su parte superior, atravesando varios barrancos que le dan emoción al asunto, hasta enlazar con la parte inferior de las pistas de la estación, por las que bajamos hasta Boneval y damos por terminada la travesía con una buena jarra de cerveza y unos abrazos, además de permitirnos bautizarla como Travesía Fermín, en honor al compañero que con tanto esmero la ha preparado para que todo saliera al milímetro, ¡como así ha sido!
Llegamos a tiempo de recoger nuestras cosas en el Chalet del CAF y coger el autobús de línea que nos llevará hasta Modane, donde dormimos en un hotel al lado de la estación para al día siguiente coger el tren hasta el Aeropuerto de Ginebra y volver a casa.
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