Si hay una ascensión en los Alpes de Lyngen que no podemos dejar de hacer es la del Storgalten, cuya cima tiene fama de ostentar una de las mejores vistas de los Alpes de Lyngen. Además, sus pendientes son perfectas para descenderlas esquiando y suelen estar cubiertas con la mejor nieve polvo que podamos imaginar.
El Storgalten se encuentra al norte de la península de Lyngen, rodeado de fiordos y montañas por doquier, un auténtico espectáculo de la naturaleza que la suerte nos va a permitir disfrutar plenamente gracias a la llegada de buen tiempo tras varios días poco agradables para salir al monte.
A pesar de ser una montaña muy frecuentada el aparcamiento no es excesivamente amplio. De todas formas, tampoco tenemos mucho problema para aparcar y una vez puestas las pieles iniciamos la subida dejando el río a nuestra izquierda. Como ya hemos visto que es habitual en estas latitudes, atravesamos una zona arbolada y enseguida salimos a zona descubierta, bordeando por la falda norte de una montañita que queda a nuestra derecha (el Lassofjellet, de 414 m.). Desde aquí ya divisamos la cima del Storgalten y la subida normal es bastante evidente, en general por la zona izquierda de las pendientes.
Hay que subir hacia el collado que separa el Litlegalten (833 m.) de nuestro objetivo, pero sin llegar a alcanzarlo ya que no es necesario. Antes podemos desviarnos hacia la derecha, para afrontar un resalte más inclinado y con frecuencia en condiciones de nieve dura que puede requerir el uso de cuchillas o subir con crampones y los esquís a la espalda. Superado el resalte (situado entre las cotas 800-860 metros) sólo queda una larga pendiente, suave y amplia, hasta la cima. Aunque no hay que dejarse engañar y es mejor tomarse con calma los casi 400 metros de desnivel restantes mientras vamos fichando con el rabillo del ojo las pendientes que quedan a nuestra derecha, por las que en breve podremos disfrutar de un descenso excepcional.
La llegada a la cumbre con tiempo despejado y poco viento es una alegría que aprovechamos para volvernos locos con la cámara. El paisaje no tiene desperdicio y es con seguridad de los más bonitos que ninguno hayamos visto antes.
El descenso del Storgalten, a pesar de ser lo previsto y que ya habíamos leído y escuchado, no deja de sorprendernos. Sus laderas tienen la pendiente perfecta, cubierta por nieve perfecta, sin prácticamente piedras que puedan complicar una caída, lo que no excluye problemas si la nieve está dura. Comenzamos a bajar en dirección norte, dejando a nuestra derecha las huellas de subida progresivamente cada vez más alejadas, hasta que encontramos el punto que nos parece perfecto para tirar directos hacia el oeste por las mejores palas de nieve virgen que la mayoría recordamos en los últimos años. Bastante mantenidas al principio, y con tramos hasta 35 grados, la calidad de la nieve lo hace todo por nosotros, que sólo tenemos que dejarnos deslizar y girar a nuestro antojo. Giros cortos, largos, rápidos, lentos, de lado a lado por la inmensa anchura de la pendiente, cada cual como prefiere porque el terreno lo admite todo, un regalo para nuestro último día en Noruega que no olvidaremos…
Datos prácticos:
Acceso: desde Svensby, por la Fv312, en media hora (28 kilómetros), hasta Sandneset. Desde Lyngseidet justo el doble de tiempo y de kilómetros. Para llegar al punto de partida es útil la localización de los Lyngen Experience Apartments, a sólo 300 metros del aparcamiento.
Dificultad: se trata de una cima muy concurrida en la que raro será no encontrarnos con huellas o más gente con lo que no suele plantear problemas de orientación. La única zona delicada es el resalte empinado que hay que superar entre las cotas 800-860 metros, ya que suele presentar nieve dura que puede requerir el uso de cuchillas o crampones. En cuanto a la bajada, la nieve suele ser muy buena y todo dependerá del trazado que elijamos. Si bajamos dejando la huella de subida a nuestra derecha encontraremos zonas muy empinadas pero de esquiabilidad excelente.
Desnivel: 1210 metros de ascenso y los
mismos de bajada. Partimos prácticamente del nivel del mar.
Horarios: tres horas de subida y una
hora de bajada.
Material: el habitual para el esquí de
travesía. Crampones o cuchillas por si hicieran falta en el resalte.
Más información:
- Ski Touring in Troms, 116 artic summits, de Espen Nordahl, editado por Fri Flyt AS, págs. 232-233 y 308.
Actividad realizada el 12 de abril de 2024 por Ignacio Fermín, Edesio Vidal, Francisco Briones, Rafa Doménech, Angel Santamaría, Juan Carlos Fernández, Raúl Montes, Manuel López y Pablo Parrón.
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